El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, considera que la droga que «más golpea a nuestros jóvenes se llama alcohol» y que urge buscar soluciones para acabar con la cultura del ‘botellón’ entre los chicos de 14 a 18 años. Si no se consigue controlar, Urra advierte que, en un futuro, al menos un 25% de estos adolescentes serán alcohólicos. Esta Institución ha dedicado gran parte de su tiempo a los problemas que acechan al mundo juvenil, como la prostitución o la violencia.
El alcohol, indicó Urra, es «la droga que más golpea a nuestros jóvenes», por lo menos en la Comunidad de Madrid, y si no se consigue controlar «nos vamos a encontrar con que al menos un 25 % de estos chicos serán alcohólicos en un futuro». Junto al alcohol, y partir de los 16 años, los jóvenes consumen también pastillas y un reducidísimo grupo, cocaína.
También hay otro grupo, especialmente compuesto por menores procedentes del norte de Africa, que consumen pegamento, pero «lo que golpea a todos», insistió, es el alcohol. A su juicio, hay una gran presión de consumo, de publicidad, y «hay también muchos padres que los viernes no se irían a casa hasta pasadas las doce de la noche por seguir bebiendo en un bar con sus amigos».
En su opinión, falta educar en el control, en el saber beber, y también falta que toda la sociedad se implique y que cuando se habla de imponer medidas como multas a los padres de aquellos chicos que reinciden en el abuso, que «esta medida no se entienda como una sanción a los progenitores, sino como una medida más para intentar atajar el problema, y hasta como una ayuda».
Respecto a la violencia, convencido de que los jóvenes españoles no son en su inmensa mayoría violentos, Urra percibe, sin embargo, que la sociedad española cree lo contrario debido en gran parte al impacto que tienen las noticias de los casos de jóvenes asesinos. Pero, de hecho y según el Defensor, de los 27.000 sucesos con menores que se registraron el pasado año, solo unos 10 fueron casos graves y según Urra, si se coge la memoria fiscal del año pasado y se va, por ejemplo, al grupo de personas de entre 54 y 58 años, «se comprobará que ese grupo de edad ha cometido muchos mas asesinatos».
El Defensor del Menor manifestó también su preocupación por los casos registrados de menores que ejercen la prostitución y los problemas que rodean en general a esta actividad. En todas las actuaciones llevadas a cabo por esta Institución, el Defensor «no busca perseguir a la que se prostituye, sino que busca que se tire del hilo para poder llegar a las redes de proxenetas, porque el asunto está adquiriendo unas magnitudes vergonzosas».