Desde la semana pasada está prohibida la venta de mecheros que puedan ser prendidos por menores de cuatro años. Esta medida tiene como finalidad proteger a los niños de un riesgo que nunca debería estar a su alcance. Sin embargo, muchas veces este riesgo llega a sus manos en productos que, a diferencia de los encendedores, van dirigidos a ellos.
Sólo el año pasado, las autoridades de Consumo retiraron del mercado y destruyeron alrededor de 175.000 unidades de distintos productos infantiles ante el potencial peligro que suponían para los más pequeños de la casa. De ellas, cerca de 100.000 eran juguetes.
El último balance del Ministerio de Sanidad y Consumo indica que el 40% de las 2.225 categorías de productos retirados el año pasado del mercado estaban relacionadas con artículos destinados al consumo infantil. El decomiso de estos productos es posible gracias a la Red de Alerta Rapex, un sistema de vigilancia europeo, coordinado en España por el Instituto Nacional del Consumo (INC), que se vale de Internet para intercambiar información sobre productos inseguros.
Riesgos graves
A lo largo del último año se ha constatado un incremento importante en el volumen de artículos incluidos en la Red de Alerta. En concreto, el número de productos intervenidos aumentó un 49% respecto a 2006. El 85% de los avisos obedecía a riesgos considerados graves, como asfixia por ingestión de piezas pequeñas, intoxicaciones o descargas eléctricas. En cualquier caso, tan sólo el 6,5% de los artículos notificados (144) estuvieron implicados directamente en algún incidente. En este apartado, los juguetes ocuparon la primera posición (26).
En cuanto al lugar de procedencia, al menos siete de cada diez productos destruidos en 2007 fueron importados de mercados asiáticos y la mayoría de ellos fueron decomisados en estanterías de bazares chinos o tiendas multiprecio.
Las organizaciones de consumidores creen que se deberían endurecer los controles, tanto en las fronteras como en las empresas fabricantes, para evitar la entrada de estos productos inseguros en la Unión Europea (UE). Consideran asimismo que habría que dotar de más personal a las brigadas de inspectores dedicados a localizar estos peligros ocultos en el mercado, ante la dificultad que entraña visitar todos los comercios del país.