El Banco de España ha afirmado en unas declaraciones que la situación actual de las familias españolas que se han endeudado rápidamente en los últimos años es «preocupante». Este organismo ha añadido además que ello puede suponer una «rémora» para la sostenibilidad del gasto interno y, por tanto, del crecimiento de la economía española, ya que por ahora esta realidad «no da signos de flexión».
Los hogares españoles han incrementado «muy rápidamente» sus niveles de endeudamiento, lo que según el director general del Banco de España, José Luis Malo de Molina, puede suponer un «riesgo» para el futuro.
Malo de Molina también señaló que gran parte de este endeudamiento está vinculado a la adquisición de viviendas. Desde 1997 el precio de éstas ha subido un 77 por ciento. Sólo en el primer semestre de 2003 los precios crecieron, según el Banco de España, a una tasa nominal del 17 por ciento.
El experto ha explicado que cuando se da una fuerte revalorización existen cambios en las variables fundamentales que determinan una tendencia alcista en el «precio de equilibrio» de las viviendas, entre las que destaca el aumento de la renta disponible de las familias por la continuada creación de empleo, el abaratamiento de los costes financieros de las hipotecas, el crecimiento del número de hogares y el incremento de la demanda de segundas viviendas por residentes y no residentes.
Asimismo el director del ente emisor ha destacado que ha habido un «importante elemento de resistencia» en la capacidad de respuesta de la oferta a corto plazo, determinada por la aparición de procesos de «sobrevaloración» cuando se acumula una fuerte presión de demanda.
A pesar de que ha señalado que estos procesos son compatibles con una corrección «no brusca» de los mismos, también advierte de que la persistencia de tasas elevadas tiende a aumentar los riesgos, ya que la evolución de este mercado resulta «decisivo» para que las familias sigan manteniendo niveles elevados de consumo y para que la construcción siga ejerciendo una contribución al crecimiento. Por ello declaró que algunos de los efectos que han sostenido la expansión de la economía española en los últimos años tienen un carácter «transitorio» y tenderán «a extinguirse», poniendo «a prueba» la capacidad de la economía de mantener su ventaja respecto a la UE a partir exclusivamente de su capacidad de adaptación.