La economía española experimentó una ligera aceleración en los primeros meses del año, lo que se tradujo en un aumento del producto interior bruto (PIB) del 2,8% entre enero y marzo, según la estimación avanzada por el Banco de España. El sector exterior restó nada menos que 1,9 puntos al crecimiento, mientras la demanda interna aportó 4,4 puntos. Otro rasgo significativo de esta evolución fue el sostenido tirón de la inversión en tasas superiores al 10%.
El patrón de crecimiento de la economía española -basado en el consumo y la construcción- no ha cambiado significativamente de rumbo y empieza a mostrar algunas grietas preocupantes. Por eso, el Banco de España aboga una vez más por las reformas que permitan recuperar las ganancias de productividad y acoten las pérdidas de competitividad que están aflorando. El Plan de Dinamización -admite en su informe- es un paso importante, pero debe ser aplicado con firmeza y tener continuidad en el tiempo.
El instituto emisor recuerda que su estimación se ha calculado, todavía, sobre las bases de 1995 y que Estadística tiene previsto dar a conocer, el próximo día 25, la evolución de la economía española tomando en cuenta la aportación que el colectivo inmigrante ha hecho al trabajo y a la producción a partir del año 2000. Ni el Banco de España ni analistas privados han querido precisar el aumento que registrará el avance del PIB, que oscilará entre tres y seis décimas de punto.
La confianza de los hogares y su buena disposición al gasto de consumo y la inversión se asientan en un precio del dinero históricamente bajo, las facilidades de crédito que proporcionan las entidades, la elevada capacidad de generación de empleo del sistema, la mejora de la riqueza financiera derivada de la recuperación de las bolsas y, por paradoja, en el valor de los inmuebles que ya son propiedad de las familias.
Avance de la inversión
Estas ganancias han incentivado el gasto y desalentado el ahorro. Y explican, en gran parte, el auge de la inversión residencial que, tras haberse fortalecido el pasado año, ha iniciado el presente año sin dar muestras de fatiga. Lo prueba el avance de los créditos para la compra de viviendas, que han crecido el 24% en el primer trimestre. En estos niveles, la sensibilidad de las economías domésticas y del sector inmobiliario a cualquier perturbación -subida de tipos, retroceso del empleo- se ha agudizado. La nota positiva del análisis adelantado del Banco de España la marca el sostenido avance de la inversión, que ya se ha extendido desde la construcción -donde también se ha recuperado un poco la obra pública- hasta los bienes de equipo. También las empresas se ven favorecidas por las condiciones ventajosas de la financiación y están presentando una rentabilidad elevada en sus negocios.
Pero el instituto emisor advierte de que las dificultades existentes en el terreno de la competitividad también podrían condicionar las decisiones empresariales, al presionar sobre los resultados de las empresas más abiertas a los intercambios con el exterior.
El análisis incide además en las causas de la contribución negativa del sector exterior al crecimiento económico. Las exportaciones no se recuperan y las importaciones, cada vez más competitivas, ganan cuota en el mercado interior.