El consumo energético en España durante el año pasado retrocedió hasta cifras similares a las registradas durante 2004, una tendencia que se acentúa en 2009. Así lo confirman los últimos datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). Esta reducción en el consumo es superior a la registrada por los ajustes de producción, lo que implica un incremento de la eficiencia energética de la economía española. Como consecuencia, disminuye la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de PIB y se mejora la competitividad de la industria.
De manera global, en el pasado ejercicio se consumieron 142,1 millones de toneladas equivalentes de petróleo, frente a los 146,9 millones que se demandaron en 2007. El sector del carbón es el más perjudicado, con una caída del 33,5% respecto a los datos del pasado quinquenio. Le siguen las fuentes de generación hidráulica, con un descenso del consumo del 26%. La energía nuclear, con un retroceso del 7,2%, y el petróleo, con un 4% menos, tampoco se salvan de este desplome.
Sin embargo, el consumo de gas natural se ha incrementado en un 40%, de 24,6 millones de toneladas hasta los 34,7 millones de 2008. Las energías renovables también han aumentado su expansión en un 43% y han alcanzado los 8,8 millones de toneladas equivalentes de petróleo.
Pese a estos incrementos, el balance total no compensa las caídas producidas en el sector del carbón, el petróleo y la energía nuclear. Del mismo modo, el autoabastecimiento está todavía lejano en el mercado energético de nuestro país, ya que en los últimos cinco años ha retrocedido del 23,1% de 2004 al 21,6% del pasado año. Este empeoramiento está motivado tanto por la reducción en el consumo de carbón nacional como por el incremento de la demanda de gas natural de origen extranjero. Pese a ello, el desarrollo experimentado por las energías renovables en los últimos cinco años ha contribuido de forma importante a que esta tendencia no se agravara.