Los jóvenes españoles son estudiosos, trabajadores, marchosos, consumistas y hogareños. Así por lo menos los define el estudio «Jóvenes y estilos de vida. Valores y riesgos en los jóvenes urbanos», elaborado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en colaboración con el Instituto de la Juventud (Injuve) y la Obra Social de Caja Madrid, que fue presentado ayer. Este trabajo rastrea entre las conductas de los jóvenes urbanos españoles para concluir que es, precisamente, el ocio y el grupo de amigos lo que más condiciona su vida durante la pubertad y adolescencia.
«El tiempo de ocio ha pasado a ser tan amplio y tan importante como el tiempo de trabajo y estudio», aseguró Domingo Comas, coordinador del informe. Al margen de cuál sea su actividad principal -estudio o trabajo-, la semana de los jóvenes españoles se parte nítidamente en dos, la semana «laboral» y el fin de semana. Y se produce, además, una «ruptura del ciclo nocturno» inédita hasta ahora «en cualquier sociedad en la historia española», afirmó Comas en la presentación.
La consulta, realizada en la primavera de 2002 entre jóvenes de poblaciones de más de 20.000 habitantes, distingue cinco estilos de vida predominantes entre los adolescentes y los jóvenes. Pese a la pujanza del ocio en la vida juvenil, los «estudiosos» constituyen el grupo más numeroso, el 42% de los chavales. Este estilo de vida abunda entre los de menor edad, de 15 a 16 años, para luego ir disminuyendo a medida que se cumplen años y se relaja el control familiar.
Están también los «trabajadores», un 23% de media, cuyos hábitos giran alrededor de la ocupación laboral. El porcentaje crece notablemente a partir de los 23 años.
El 17% encaja en la categoría de «marchosos», mayoritaria entre los de 18 a 22 años. Son básicamente estudiantes (70%), la mayoría universitarios, y los que más invierten, radicalmente, el ritmo horario; la noche y el día se hace un todo continuo. También son los más «cultos, ilustrados y solidarios».
Luego están los «consumistas», un 12% distribuidos en todas las edades, aunque el tipo más frecuente parece ser, según el estudio, el adolescente varón, estudiante, que vive con sus padres, preocupado por su imagen y con mala trayectoria escolar.
Y por último, están los «hogareños», un 6% formado sobre todo por mujeres, repartidas entre todas las franjas de edad, aunque con mayor presencia de adultas.
En todo caso, aclaran los expertos, se trata de categorías permeables, con muchos matices secundarios, por las cuales pasan los jóvenes a medida que cumplen años. Un joven puede ser hogareño-estudioso primero, luego pasarse al bando de los marchosos y acabar en el de los trabajadores, en una evolución lógica.
El informe resalta también dos elementos de inquietud en los comportamientos, tendencias y hábitos de los jóvenes españoles. El alto porcentaje de fracaso escolar es uno de ellos. Incluso entre el grupo de los más estudiosos, sólo el 35% no ha suspendido nunca. El otro es la progresiva extensión de las conductas de riesgo, alcohol, tabaco, drogas, sexo sin protección… Cada día son más los jóvenes que se inician en estas prácticas, aunque el estudio precisa que casi siempre se trata de experimentos que no consideran necesario repetir.