El precio del barril de referencia de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) descendió en el mes de mayo 10,11 dólares, hasta los 108,07 dólares, lo que supone un descenso del 9,4% respecto al mes anterior, según recoge la edición de junio del informe mensual de la institución, que destaca que este es el mayor descenso intermensual registrado desde diciembre de 2008.
La OPEP achaca esta caída de los precios a «numerosos factores», incluida la liquidación masiva de posiciones especulativas netas a largo plazo, una mayor preocupación por la situación de la eurozona, un debilitamiento de las perspectivas económicas y un aumento constante de las existencias globales de crudo. En esta línea, añade que la primera semana de junio los precios de los futuros del crudo cayeron «con fuerza» debido a los débiles datos de empleo en Estados Unidos, a la ralentización de la actividad manufacturera en China y a una profundización de la crisis de la eurozona.
La organización destaca que la previsión de crecimiento de la economía mundial en 2012 se ha mantenido estable en el 3,3%, pese a que ha revisado en una décima a la baja la de Estados Unidos, hasta el 2,2%. En cambio, espera que la eurozona se contraiga cuatro décimas este año y que China crezca un 8,2%, mientras que ha elevado en dos décimas su estimación para Japón, hasta el 2%, debido al buen primer trimestre.
Prevé además que la demanda mundial de crudo aumente en 2012 en 900.000 de barriles diarios, cifra idéntica a la estimada en su informe de mayo, lo que sitúa la demanda para 2012 en 88,7 millones de barriles diarios. A este respecto, apunta que durante la primera mitad del año tuvieron lugar varios acontecimientos económicos en todo el mundo que trasladaron una «gran cantidad de incertidumbre» a la demanda de crudo. Sin embargo, esperan que en la segunda mitad el grado de incertidumbre sea «aún mayor».
La OPEP cree que la nueva temporada en el Hemisferio Norte podría verse afectada por los precios minoristas de la gasolina y la evolución económica, lo que «llevará a un mayor descenso de la demanda mundial de crudo». Además, si Japón decide volver a poner en marcha algunas de sus plantas nucleares, también podría verse impactada la demanda de crudo.