¿En qué quieres trabajar cuando seas mayor? Ésta es una de las preguntas típicas y recurrentes que los adultos formulan a los niños. Con frecuencia, las respuestas son de lo más variado, divertido y sorprendente. Pero un estudio realizado por Adecco entre 2.000 niños de toda España sostiene que las profesiones soñadas por los pequeños son la de futbolista, en el caso de los niños, y la de maestra, en el de las niñas. Ambos aspiran al reconocimiento social.
Ser valorados y admirados
Uno de los valores más relevantes para los niños es el reconocimiento. La mayoría de los pequeños quieren ser futbolistas, una actividad que implica la admiración por parte de la sociedad. En el caso de las niñas, la profesión más deseada es la enseñanza, relacionada con la benevolencia y con la ayuda a los demás. Ésta sigue un modelo significativo en su vida cotidiana, que les aporta bienestar.
La mayoría de las personas se inclinan durante la infancia hacia las actividades que son muy valoradas por los demás, como señala Laura Palomares, psicóloga y sexóloga del centro Avance Psicólogos de Madrid. En su búsqueda de referentes para el desarrollo progresivo de la personalidad, los niños se interesan por profesiones destacadas, que les inspiran modelos sobre cómo ser o cómo es bueno ser. Las niñas tienen más interés por profesiones dedicadas al cuidado de los demás -ya sea la sanidad o la enseñanza. El mensaje de entrega y dedicación al otro es todavía hoy un papel relevante de la mujer en la sociedad, captado desde la infancia.
Los niños se interesan por profesiones que les inspiran modelos sobre cómo ser o cómo es bueno ser
La elección de una actividad u otra está influida también de manera directa por los medios de comunicación. La labor socializadora que desempeñan tiene mucho que ver con el hecho de que un elevado porcentaje de los niños deseen ser deportistas, mientras que muchas niñas centran su atención en profesiones como cantante o actriz. Los deportistas (sobre todo futbolistas) o los profesionales encargados de la seguridad del ciudadano (policías y bomberos) son la representación del héroe. Ésta es una figura seguida y anhelada durante la infancia, sobre todo por los niños, a quienes se les imprime un modelo más activo. En las niñas, la influencia cultural las dirige a la admiración por la belleza o la fama.
Se cambia con la edad
¿Cambian las preferencias a medida que los niños crecen? La respuesta es un rotundo «sí». Aunque los deportes, la sanidad, la enseñanza y las profesiones relacionadas con los animales se sitúan durante todas las edades entre los primeros puestos, los niños más pequeños se decantan por los trabajos relacionados con el deporte y los animales, mientras que los mayores centran sus aspiraciones en la enseñanza y la sanidad. Los menores se encuentran en un proceso de maduración en el que construyen su realidad a partir de los referentes que les rodean: su familia, el colegio y los medios de comunicación, que se basan en dibujos y en fantasía.
A medida que crecen, los menores pierden la atención dirigida a profesiones estereotipadas, al poder reconocer los matices de las demás
En la edad adolescente, sin embargo, el pensamiento no se apoya en observaciones reales, sino en las propias conclusiones sobre el significado de la realidad, incluso a partir de hipótesis o propuestas que se han escuchado o reinterpretado. En esta etapa se crea un mundo propio, una realidad particular. A medida que las personas crecen y se define su personalidad, la atención dirigida a profesiones más estereotipadas se pierde, al poder reconocer los matices de las demás actividades, que pueden ser más acordes a sus intereses.
No quieren ser como sus papás
Los niños ya no están interesados en las profesiones de sus padres. No querer seguir estos pasos es una reacción a la educación en un entorno de libertad. Hoy en día, los más pequeños eligen y toman decisiones con independencia, a diferencia de generaciones pasadas que, en muchos casos, obligaban o inducían a los chicos hacia una determinada profesión.
En opinión de la psicóloga Beatriz Becerro de Bengoa, esta forma de pensar está muy ligada a la edad, ya que a medida que el niño crece, se modifica el modelo que imita, «pasa de querer ser como papá o mamá, a seguir modelos sociales, como los deportistas más televisivos del momento». Este fenómeno está también relacionado con la falta de conciliación familiar y laboral, que impide a los padres pasar tiempo en casa con sus hijos. Esta situación puede provocar, en algunos casos, una reacción inmediata de los niños, que descartan la profesión que les «roba a sus papás». A pesar de todo, a algunos pequeños no les importaría seguir los pasos de sus padres -más la profesión del padre que de la madre-. Los datos del informe demuestran que un 8,3% de los niños y un 5,6% de las niñas se dedicarían a lo mismo que sus progenitores.
El estudio señala las preferencias laborales por sexos. En el caso de los niños, quieren desempeñar trabajos afines con el deporte. El ranking de profesiones más deseadas son, por orden de preferencia:
- Futbolista
- Policía
- Veterinario
- Médico y profesor
En cuanto a las niñas, la mayoría apuesta por trabajos relacionados con la enseñanza, el mundo de los artistas, la sanidad y carreras vinculadas con el cuidado de los animales.
- Profesora
- Actriz
- Veterinaria
- Médico
- Peluquera
Un nutrido grupo de niños no se decide entre ser explorador, cómico, caballero o astronauta. Muy pocos han nacido con vena política: tan sólo uno de los encuestados -de Castilla y León- aseguró querer ser presidente de Gobierno, y otro, alcalde de Albacete. Sólo una niña declaró querer ser ama de casa.