El lanzamiento de productos de inversión para los niños ha sido uno de los recursos que han potenciado bancos y cajas en los últimos años para captar capital, aunque no siempre con buenos rendimientos. La actual coyuntura económica requiere una reflexión sobre la mejor manera de rentabilizar los ahorros de los más pequeños, y el largo plazo ser perfila como la opción más apetecible.
Planes y cuentas bebé
Los productos de ahorro pensados para los niños están a la orden del día desde hace años, y los planes bebé y cuentas de ahorro diseñados especialmente para ellos -con tarjetas propias para operar y regalos atractivos para los más pequeños- son los más desarrollados. En España, al menos una decena de entidades los comercializa. Estas cuentas ofrecen la ventaja de requerir bajas aportaciones para su apertura -entre 10 y 100 euros aproximadamente-, y estar exentas de gastos y comisiones. En algunos casos, producen un tipo de interés superior al de las cuentas a la vista, con el fin de transformarse en un fondo de ahorro a largo plazo, y -además del «merchandaising» del entretenimiento- pueden incluir seguros que garantizan la disposición del capital a la mayoría de edad del niño en caso de fallecimiento del representante legal, por citar algún ejemplo. Además, pueden realizarse aportaciones extraordinarias más allá de las cuotas mensuales, y ofrecen obsequios por imposiciones o alcanzar determinados saldos.
Pero si lo que se evalúa es una inversión de mayor cuantía y previsión en el tiempo, se pueden encontrar alternativas de más envergadura aprovechando el amplio horizonte futuro de que dispone un menor a la hora de invertir.
Acciones para menores
Aunque «crisis» es la palabra más asociada al mundo financiero en los últimos tiempos, hay afirmaciones que resisten cualquier tormenta: no necesitar liquidez y un horizonte de tiempo más amplio para la inversión son factores que juegan del lado de la rentabilidad del inversor, cualquiera que sea la magnitud de sus negocios. Los ahorros de los niños cuentan, casi por defecto, con esta doble bendición: la previsión de lograr rentabilidad se fija en función de la mayoría de edad, y la necesidad de liquidez de este diminuto inversor está garantizada por un «banco» que puede tambalear en sus cuentas, pero difícilmente estafar a sus clientes: los padres.
En este sentido, las entidades bancarias contemplan entre sus ofertas la figura del niño como accionista y ponen a disposición sus propias acciones como opción inversora para los niños, con algunas ventajas. Si bien el sector bancario y financiero no es precisamente el más saneado tras la crisis, se trata de un producto de ahorro e inversión infantil pensado y destinado para los niños.
El Banco Sabadell, por ejemplo, ofrece la posibilidad de comprar acciones para los hijos bajo la tutela de un mayor. El producto se denomina «BS Junior Accionista», y posibilita la compra de acciones del banco a todos los menores de 14 años, tutelados por un adulto. Así se pueden adquirir entre 30 y 500 acciones de Sabadell exentas del abono de comisiones, corretaje, depósito ni custodia. Sólo se pagan los cánones que impone la Bolsa: hasta 300 euros, aplican una tarifa de 1,10 euros, y desde 300 a 3.000 euros se cobran 2,45 euros más 2,4 puntos básicos.
Quienes invirtieron en el largo plazo en 2002 han obtenido una rentabilidad del 50%
Aunque la oferta ha estado vigente desde octubre hasta el 15 de enero último, la entidad prevé presentarla, como lo ha hecho en 2008, en dos etapas anuales (la primera del año pasado fue del 18 de abril al 30 de junio), aprovechando el fin de las clases y la llegada de las Navidades como un momento óptimo para realizar regalos a los hijos. Las acciones deben quedar depositadas en alguna de las sucursales del banco, y el trámite de adquisición incluye la dación del «Título de accionista infantil». Actualmente, la rentabilidad por dividendo ronda el 6,05%, lo que quiere decir que por cada 1.000 euros, se pueden obtener unas ganancias fijas de 60,5 euros
Otra entidad que ofrece un producto asociado a la cotización de sus acciones es el grupo Santander. La «Cuenta Joven Accionista» está disponible para los accionistas adheridos al «Plan Joven Accionistas», pensado para reinvertir las plusvalías de los dividendos que proporciona la inversión, y destinado a accionistas desde cero años de edad. También está exenta de comisiones, y los dividendos generados por las acciones del banco y la liquidación de los intereses se pagan de manera trimestral en la Cuenta Joven. Con el saldo existente en la cuenta, en la que además pueden realizarse aportaciones adicionales para incrementar la inversión, se compran de manera trimestral las acciones, que se depositan en la misma cuenta.
El largo plazo: una opción para los tutores
En cualquier caso, y más allá de los productos especialmente diseñados para los menores, a la hora de administrar sus ahorros la estrategia de inversión de sus tutores puede regirse por el largo plazo (a no menos de tres años vista) como criterio de ahorro. De hecho, quienes invirtieron con este criterio en 2002 han obtenido una rentabilidad del 50%. Como es sabido, el fin de los inversores a largo plazo no es lograr un buen golpe inmediato de rentabilidad, sino sacar fruto a los ahorros con un perfil más defensivo que se aleje de los avatares diarios de las cotizaciones y los movimientos bursátiles. Además, estos valores pasan automáticamente a los herederos.
Con esta perspectiva, las opciones son:
- La compra de acciones: para este tipo de operaciones, es recomendable elegir compañías saneadas con una alta rentabilidad por dividendo, como las de los sectores de seguros, autopistas, eléctricas o bancos.
- Participación en fondos de inversión: hay más de 6.000 fondos de inversión en manos de seis millones de inversores y con un capital de alrededor de 160.000 euros. Si bien este sector ha sido el más castigado por la crisis, hay perfiles señalados como seguros y rentables por los expertos. Se trata de los fondos de renta fija a largo plazo, en particular los que invierten en la zona euro. En plena crisis en 2008, han obtenido rentabilidades del 2,45%, algo más del doble de los de corto plazo de su tipo.