A comienzos de mayo, el Banco de España alertó del crecimiento del crédito al consumo a familias. De acuerdo con las estadísticas del supervisor, este tipo de préstamos ha subido más de un 15 % durante el año pasado. Este aumento en la financiación a las familias preocupa por el riesgo de sobreendeudamiento. Tener un préstamo vigente y no poder pagarlo puede acarrear una gran cantidad de sobrecostes, por lo que si se está ante este dilema, existen varias soluciones para evitarlo según la situación personal.
Para evitar caer en un impago con un préstamo existen distintas soluciones. Cada una de estas alternativas está pensada para una situación distintita.
1. Solicitar una carencia para tener un tiempo de respiro
La primera es solicitar una carencia, es decir, no abonar una parte o la totalidad de la cuota mensual durante uno o más meses, según lo pactado con la entidad. Esta opción es idónea para cuando se pasa por un bache económico puntual como imprevistos o meses donde el gasto aumenta. Así, se puede contar con uno o varios meses de no pagar la cuota del crédito o abonar una más baja hasta equilibrar de nuevo la economía personal. Para poder acceder a ella se debe planear con antelación y solicitarlo a la entidad.
Los inconvenientes de esta alternativa es que los intereses del crédito seguirán generándose durante el tiempo de carencia, por lo que se debe usar solo en momentos de necesidad real para así evitar pagar de más.
2. Prorrogar el crédito para tener una cuota más baja
La prórroga es otra solución para evitar el impago, pero, al contrario que la carencia, pedir una ampliación del plazo es una medida para personas cuyos problemas para abonar las cuotas del préstamo son continuos y no puntuales. Al prorrogar un préstamo, ampliar el plazo, se pueden pagar unas mensualidades más bajas. Mientras más largo sea el plazo, más bajas serás las cuotas. De esta manera, se puede hacer frente al préstamo sin problemas y sin desequilibrar la economía.
No obstante, se debe tener en cuenta que mientras más largo sea el plazo, se generarán intereses durante más tiempo, por lo que el coste total será más elevado. Además, se trata de una alternativa mucho más barata que no pagar.
3. Reunificar varios créditos en uno solo
Por último, está la opción de reunificar deudas. Esta alternativa está pensada para personas que tienen varios préstamos o tarjetas de crédito, es decir, que abonan distintas mensualidades por cada uno de los préstamos que tienen vigentes. Esto hace que la suma de todas las cuotas haga peligrar su estabilidad financiera.
La reunificación consiste en unir todas estas deudas en un único préstamo con una única cuota. En general, al reunificar créditos se elige un plazo más largo, por lo que la mensualidad resultante es más baja que la suma de todas juntas, permitiendo a las personas abonar una cuota más adaptada a su nivel financiero.
Para solicitar una reunificación existen varias opciones, a las que es posible acceder según la situación en la que se encuentre la persona. La más común es acudir a la entidad donde se tenga el préstamo de mayor cuantía para pedir que amplíen el capital para pagar el resto de deudas, cancelarlas y quedarse con un único crédito. La otra alternativa, a la que recurrir cuando todos los créditos que se tienen son de grandes cantidades, es un préstamo con finalidad específica de reunificar, aunque hay que tener presente que esta opción puede ser más cara que la del banco.
Como se ve, si se está ante una situación peliaguda sobre poder seguir con los abonos del préstamo, hay varias opciones. Casi todas las entidades estás abiertas a negociar un nuevo plan de pagos para evitar el impago. Es importante hacerlo antes de incurrir en él; así el poder de negociación de la persona será mayor y se evitarán intereses de demora y multas.