Carecer de un empleo estable, tener contratadas otras líneas de crédito o ser un “cliente no deseado” son algunos de los motivos para que un banco no conceda financiación. Pero aún hay otras razones para que las entidades no den un crédito. Incluso la edad puede ser un impedimento. En este artículo se repasan seis motivos para que los bancos denieguen dinero, así como consejos para no caer en los peligros de los créditos rápidos.
1. ¿Está en una lista de morosos? Olvídese del crédito
Si el solicitante de un crédito está en una lista de morosos, será mejor que desista del intento de pedirlo al banco porque la respuesta será clara y concluyente: no. Las entidades disponen de la información sobre morosidad con facilidad, ya que comparten entre ellas datos acerca de las faltas de pago.
Además, antes de dar dinero, comprobarán que la persona no está en una lista de morosos. Puede que no tenga impagos con los bancos, pero cualquier deuda con las operadoras de servicios domésticos (luz, gas o agua) será suficiente para calificarle de moroso.
2. ¿No tiene ingresos regulares?
No aportar un sueldo regular todos los meses será más que suficiente como para que no aprueben una petición sobre la línea de crédito. Puede que valgan los ingresos que el solicitante recibe todos los años como trabajador por cuenta propia, pero deberá reflejarse con cierta regularidad al menos durante los últimos tres años. Si no cumple esta característica, será mejor que no se pase por la sucursal bancaria para demandar este producto.3. ¿Es un cliente no deseado?
Este es otro de los segmentos sociales que tienen mayores complicaciones para satisfacer esta exigencia. Por tanto, si el solicitante de crédito ha tenido deudas con los bancos, números rojos en la cuenta corriente o dificultad para hacer frente a algunos gastos bancarios, la entidad los considerará motivos más que suficientes para rechazar la demanda desde el primer momento.
4. ¿Crédito a cualquier edad? No siempre
Los jóvenes y las personas más mayores son los que tienen más problemas para lograr un crédito. Los primeros, por su menor proclividad a disponer de un empleo estable. Mientras, los jubilados cuentan con una disminución de sus ingresos y necesitan mayores bolsas de ahorro para atender a su estado de salud. En definitiva, los bancos se lo pensarán más de dos veces antes de concederles un crédito.
5. ¿Tiene deudas grandes?
En todos los casos, los expertos recomiendan no destinar más del 35% de los ingresos para sufragar una deuda. Si las aportaciones económicas no permiten al solicitante de crédito alcanzar estos porcentajes, con toda seguridad le cerrarán las vías de financiación. Las entidades analizarán si en realidad puede hacer frente a este nuevo cargo y, ante cualquier duda que presenten sus cuentas, rechazarán la petición al instante.
6. ¿Es capaz de ahorrar?
Los bancos siempre valorarán una bolsa de ahorros potente para respaldar su decisión. Por tanto, si la persona no aporta un programa de ahorro, cuenta corriente u otro producto de similares características, se verá perjudicada sensiblemente en esta demanda. No hay que olvidar que uno de los objetivos que buscan es que se presenten los fondos disponibles como aval, en caso de que no se pueda cumplir con las condiciones del contrato.
Si a uno no le han concedido una línea de crédito, existe la tentación de acudir a una de las muchas plataformas financieras que ofrecen pequeños préstamos. En esta ocasión, no habrá problemas para que aprueben la solicitud, ya que hasta algunas de ellas admiten las demandas que están incluidas en listas de morosos (RAI o ASNEF, entre algunas de las más conocidas).
Pero habrá que ser muy prudente. Los créditos rápidos presentan un tipo de interés muy elevado, en algunas ocasiones hasta abusivo, por encima del 20%. Además, generan unas importantes penalizaciones si no se cumple con algunas de las condiciones expuestas en el contrato: amortización, fechas de pago, impagos, etc.