Si se desea ahorrar dinero y que este siga creciendo, está la posibilidad de acceder a una amplia batería de productos de ahorro que tienen pocos costes o incluso están exentos de ellos: desde los tradicionales depósitos a plazo a los seguros de ahorro. Este artículo revela las mejores sugerencias y productos de ahorro low cost o bajo coste.
Los productos bancarios de bajo coste se constituyen en instrumentos idóneos para conformar una bolsa de ahorro. Estos son los productos de ahorro low cost más relevantes que ofrecen los mercados:
1. Depósitos tradicionales
Esta clase de depósitos a plazo son muy interesantes de contratar, porque no generan ningún desembolso en su gestión. Los hay desde importes módicos e incluso pueden adaptar el periodo de permanencia; aunque a medida que más amplios sean los plazos, se irá incrementando la bolsa de ahorro.
2. Pagarés bancarios
Los pagarés están entre los productos más desconocidos para el ahorro. Su flexibilidad en los plazos y las aportaciones son una de sus principales características. Y los pagarés cuentan una ventaja respecto a otros modelos bancarios: tendrán intereses desde su contratación, sin tener que esperar a su vencimiento. Además, no requieren de ningún esfuerzo económico por parte del ahorrador.
3. Libreta de ahorro
Es la receta clásica de toda la vida para ahorrar de forma segura. Se presenta bajo una liquidez total de los ahorros guardados. Su bajo coste proviene de unas condiciones que están exentas de gastos, a diferencia de algunas cuentas corrientes.
4. Seguros de ahorro
Aunque se trate de un producto algo más sofisticado, también cumple con estas funciones y con una prestación añadida, pues garantiza un rendimiento fijo sobre el capital. Además, en caso de necesidad, se pueden realizar rescates parciales o por su totalidad. Por otra parte, si van dirigidos al largo plazo, se tendrá incluso un beneficio fiscal al no tenerlo que tributar.
5. Planes de ahorro
Es la última novedad en cuanto a potenciar el ahorro de una manera segura. Desde unos formatos que están libres de gasto, se puede ir acumulando un capital poco a poco y sin sobresaltos. No tienen comisiones de mantenimiento ni administración: su coste nulo los convierte en un producto muy propicio para los clientes más jóvenes, con programas dirigidos a estos destinatarios.
6. Préstamo de dinero a particulares
Fuera del circuito bancario queda esta alternativa tan original que es low cost por sus especiales características. Estos préstamos entre particulares mejoran sensiblemente el interés que conceden las entidades financieras, aunque implican asumir más riesgos que a través de otros modelos de ahorro.
7. Cuentas bancarias
Constituye la manera más sencilla, y sin ningún coste, para ahorrar sin sobresaltos y con liquidez. No obstante, en este momento su rendimiento es mínimo, hasta el punto de que no habrá más remedio que optar por un modelo de alta remuneración para no salir defraudado de la operación. Así se conseguirá un interés todos los años del 1%, sin la necesidad de domiciliar la nómina o ingresos regulares.
8. Fondos monetarios
Se trata de la última estrategia para poder crear una bolsa de ahorro más o menos estable. Sus riesgos son más reducidos con respecto a fondos de diferente naturaleza y con las comisiones más competitivas que ofrecen las gestoras en estos momentos. Además, se dispone de muchas ofertas entre las que elegir, en función del perfil presentado como pequeño ahorrador.
Un low cost en los productos destinados al ahorro debe tener una serie de particularidades para considerarlo como tal. En primer lugar, deben generar un rendimiento fijo y garantizado todos los años, por mínimo que sea. También tienen que estar libres de riesgos vinculados a los mercados de renta variable u otros alternativos. Otra de las fuentes de referencia para seleccionarlos se basa en que estén exentos de comisiones y gastos en su gestión o mantenimiento, al menos bajo márgenes muy competitivos y que tengan poco incidencia sobre el beneficio generado desde estos productos. Y, finalmente, deben adaptarse a todas las economías domésticas, sin exclusiones; es decir, que puedan suscribirse desde aportaciones económicas muy asequibles para todos los clientes.