A pesar de los malos datos que llevan arrastrando las criptomonedas durante las últimas semanas, tras el pico alcanzado a finales de 2017, la fiebre del bitcóin continúa. En la actualidad, la capitalización del mercado de las criptomonedas supera los 331.000 millones de dólares y la del bitcóin, los 137.000 millones (un 9.000 % más que hace cinco años), según los datos de la página web Coinmarketcap. Entrar en el mercado de las criptodivisas es muy sencillo, pero no se debería hacer sin entender en realidad en qué se está invirtiendo. Este artículo ayuda en esta tarea describiendo varios pasos.
1. Entender el funcionamiento de las criptomonedas
Una criptomoneda o, como se las conoce en inglés, cryptocurrency es un activo virtual pensado para realizar intercambios. En 2009 apareció la primera y más conocida de todas, el bitcóin, pero no es la única. La criptomanía ha propiciado el lanzamiento de cientos de monedas virtuales hasta llegar a las 1.567 que existen hoy en día, de acuerdo con Coinmarketcap. Se basan en una tecnología cuyo objetivo es garantizar la seguridad de las transacciones.
Desde el punto de vista de un inversor, el bitcóin y demás criptodivisas son activos intangibles con los que se puede ganar o perder dinero. Además de para especular, también pueden usarse como medio de pago, pero en la actualidad son pocos los comercios que los aceptan y la red de cajeros de bitcoines no está demasiado extendida. Es importante tener presente el riesgo que conlleva invertir en estos activos, debido a la elevada volatilidad que presentan y a la ausencia de una figura que los proteja. Sebastián Albella, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), afirmó el pasado mes de enero que «la CNMV recomienda no comprar bitcoines a inversores minoristas».
2. Decidir en qué criptomoneda se quiere invertir
Antes de invertir en bitcoines o en cualquier otra criptomoneda, se debe entender la tecnología en la que se basa cada una, el proyecto que hay detrás de ella y su capitalización. Hoy en día, las monedas virtuales más negociadas son bitcóin, ethereum, ripple, bitcóin cash y litecóin.
3. Analizar el histórico de la moneda
Una vez elegida una criptomoneda, se deben analizar sus vaivenes y su rentabilidad histórica, algo que se puede visualizar con herramientas como Coinmarketcap. Pero no habrá que olvidarse de que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras y que si por algo se caracterizan estos activos intangibles es por su elevada volatilidad. De hecho, entre el 1 de enero de 2017 y el 17 de diciembre del mismo año, el bitcóin se revalorizó casi un 2.000 % (paso de costar 960 dólares a valer casi 19.500): sin embargo, desde diciembre hasta ahora ha perdido un 57 % de su valor.
4. Establecer un presupuesto
Como ocurre con cualquier otro activo, antes de invertir se debería aplicar esta regla: no destinar más dinero del que uno se pueda permitir perder. Por lo que nunca se debería depositar en este mercado la totalidad de los ahorros de los que se disponga ni tampoco endeudarse para invertir en él.
5. Abrir una cuenta en un exchange
El siguiente paso es abrir una cuenta en un exchange, una plataforma de compraventa de divisas virtuales que permitirá operar con bitcoines y con otras tantas criptomonedas. No todos los exchanges dejan intercambiar las mismas monedas; así, mientras algunos se centran en las tres o cuatro principales, otras plataformas posibilitan negociar más de una treintena de divisas virtuales. Las comisiones tampoco son las mismas, un punto en el que habrá que fijarse.
Por otra parte, se debe tener presente que algunos exchanges no permiten realizar compras con euros, sino que requieren que el usuario ya disponga de criptomonedas, mientras que otros si admiten pares con euros (en ese caso las compras podrán hacerse por transferencia o con tarjeta). Si se quiere operar en un exchange que no admite euros, entonces se deberá abrir primero una cuenta en uno que sí los acepte, adquirir bitcoines u otra divisa virtual y traspasarlas a la otra plataforma.
6. Analizar la forma más competitiva de comprar
Si se realiza una compra en euros o dólares, lo habitual es que el cliente haga un depósito en su exchange y luego intercambie dichas monedas por criptodivisas. Ese depósito podrá hacerse mediante transferencia o mediante tarjeta de crédito o de débito. La primera opción es más barata. Algunos exchanges no cobran comisión por realizar depósitos mediante transferencia y la mayoría de los bancos españoles permiten llevar a cabo transferencias SEPA gratis. Caso aparte es que la cuenta del exchange esté radicada fuera de la zona del euro; en ese caso, una transferencia internacional puede ser muy costosa, por lo que quizá pagar con tarjeta sea más barato.
7. Crear un portafolio digital
Una vez realizada la primera transacción, se puede crear un portafolio virtual para seguir con atención la evolución de la criptomoneda y la rentabilidad que proporciona. Hay varias herramientas virtuales que son gratuitas y permiten confeccionar históricos personales como, por ejemplo, CryptoCompare. Algunas, incluso, pueden instalarse en el móvil al tener aplicaciones.
8. Seguir con regularidad la inversión
Invertir en bitcoines o en cualquier otra criptomoneda requiere una gestión activa. Así que se tendrá que revisar con regularidad su evolución, realizar compras o ventas en función del horizonte temporal marcado o de la evolución del mercado, actualizar el portafolio cada vez que se deshagan posiciones, etc. Si no se está dispuesto a controlar habitualmente la inversión, quizá se deba optar por otro tipo de inversión.
9. Declarar las ganancias y las pérdidas
Invertir en criptomonedas no consiste tan solo en ganar o perder. También hay que pasar cuentas con el fisco. Los españoles que especulen con bitcoines tienen que declarar las ganancias y pérdidas patrimoniales en su Declaración de la Renta. En la práctica, se deben sumar los rendimientos de las criptomonedas al resto de las ganancias y pérdidas patrimoniales que se hayan obtenido durante el ejercicio y tributar por ellas según la escala del ahorro. La ganancia o pérdida se calcula restando el precio de venta al precio de adquisición. Si se registran pérdidas, se pueden compensar con las ganancias. Incluso si tras la compensación el resultado es negativo, se podría compensar una parte con los rendimientos del capital mobiliario.