Los ahorros atesorados por los españoles no siempre tienen que reposar en una cuenta corriente, que apenas genera intereses. Pueden rentabilizarse a través de una fórmula que hasta ahora pocos conocían: la contratación de un depósito o un producto financiero a través de una aseguradora. Prometen una elevada rentabilidad, de entre el 3% y el 5%, y el importe mínimo para contratarlos ronda los 6.000 euros. Los propios ahorradores establecen los plazos para el capital y cuándo desean disponer de él.
Depósitos, los más seguros
Con el claro objetivo de ampliar sus nichos de mercado, las aseguradoras han unido a sus tradicionales pólizas otros productos financieros que hasta hace pocos años sólo comercializaban bancos y cajas de ahorros. Depósitos y activos financieros referenciados a la renta variable son, por el momento, los productos escogidos. Entre la oferta de las compañías de seguros y de las entidades financieras hay pequeñas diferencias. Digna de mención es su rentabilidad, superior a la de los modelos tradicionales de contratación, que oscila entre el 3% y el 5%. Los plazos de amortización giran en torno a cinco años y el capital mínimo que hay que desembolsar se aproxima a 6.000 euros, aunque en ocasiones se exigen cantidades menores. Son productos garantizados que, en su mayoría, permiten a los titulares rescatar el dinero en el momento en que lo deseen.
En casi todos los casos, permiten al titular rescatar su dinero cuando lo desee
Para los inversores con perfil conservador y que quieren proteger su capital a la vez que lo rentabilizan, el depósito es la opción idónea. En casi todos los casos, el inversor establece durante cuánto tiempo quiere ahorrar y cuándo quiere disponer de su dinero. Transcurrido el plazo de un año, el producto se renueva de modo automático, con un interés revisado para la siguiente anualidad. En caso contrario, se podrá disponer del capital y de los intereses generados. Un depósito con tal flexibilidad es el «MaxiPlan» de Santa Lucía, un producto de ahorro con rentabilidad garantizada de hasta el 4%.
Vinculados a un seguro, el «Garantía Súper 3», de Mapfre, garantiza una rentabilidad mínima del 3% anual desde la fecha de efecto hasta el vencimiento; el «Flexiplus» de AXA España la eleva hasta el 4,8% neto anual. La duración del contrato es ilimitada, hasta la disposición total del saldo en cuenta o el fallecimiento del asegurado.
Referenciados a la renta variable
Los productos de ahorro vinculados a la renta variable son peligrosos. Están supeditados a la evolución de los índices y su rentabilidad, determinada por el comportamiento del Eurostoxx-50 y Euríbor. A pesar de sus riesgos, es una opción muy rentable y adecuada para los ahorradores más osados. Así lo evidencia el «Top Index» de Zurich Seguros: genera a su vencimiento el 36,6% de la revalorización del Eurostoxx-50.
Los productos vinculados a la renta variable están supeditados a la evolución de los índices bursátiles
Vinculado al Euribor, un seguro de vida combinado con un depósito (el Seguro Doble Euribor CCM, de CCM Vida y Pensiones) permite contar con las ventajas y coberturas de un seguro, a la vez que se obtiene rentabilidad para el capital invertido. En función de la edad y la evolución del índice de referencia europeo a tres meses, se pueden tener ganancias de hasta el 3,3%, nunca inferiores al 3%. Además, se puede rescatar el dinero en cualquier momento.
Fondos de inversión
La contratación de un fondo de inversión es otra de las posibilidades que contemplan la mayoría de las aseguradoras. Se puede escoger entre una extensa gama, en función del perfil de cada cliente. Permiten invertir con un nivel de riesgo bajo, medio o alto, y obtener una rentabilidad atractiva, gracias a su distribución en renta fija y variable. Para los ahorradores más conservadores, la totalidad de la inversión se puede hacer en fondos monetarios, que los convierten en «cesta refugio» a la espera de poder volver a opciones más agresivas, cuando mejoren los mercados bursátiles.
Para contratarlos, no es preciso tener ninguna relación con la aseguradora. Al igual que ocurre con las entidades financieras, basta con dirigirse a la compañía y escoger el fondo que se adapte mejor a las necesidades de cada inversor, sin estar obligado a suscribir póliza alguna.