Alberto Romagosa, licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Barcelona, es Presidente de la Asociación de Profesionales Asesores de Inversión y Financiación de Cataluña (AIF), de la Asociación de Profesionales Asesores Independientes Financieros (APAIF) y Vicepresidente de FECIF (FCI), que es en Bruselas la Federación Europea de Asociaciones de Asesores de Inversión y Financiación. Por su experiencia en diversos ámbitos cuenta con una amplia visión de la situación actual de la economía doméstica de las familias españolas. Le preocupa, en particular, la situación de muchos hogares que, en su opinión, tendrán problemas para pagar sus hipotecas, que seguirán encareciéndose. “La gente debe darse cuenta de que los tipos de interés suben y con ellos las cuotas hipotecarias, pero no crecen a igual ritmo sus salarios”, asegura. En opinión de Romagosa, el endeudamiento tiene un límite y pasa factura. “Conviene tener en cuenta la posibilidad de que en un futuro haya que hacer frente a alguna enfermedad, situaciones de desempleo…”, añade.
Está evolucionando hacia los niveles de otros países desarrollados. Parece que para soportar el bienestar, es decir, el consumo, en los países más avanzados se está apostando por recurrir al endeudamiento. La gente sigue consumiendo lo mismo o elevando sus niveles de consumo solicitando créditos si es necesario. No obstante, la garantía de esos préstamos, en lugar de ser personal, es más hipotecaria o inmobiliaria, que aparentemente ofrece más seguridad a la entidad financiera. Es decir, se responde con las propiedades inmobiliarias del titular de los préstamos.
El país se ha habituado a un fuerte consumo, por lo que seguirá fuerte, pero al final todo depende de que el entorno sea favorable. Con un crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) anual en la línea actual, seguro que continuará un fuerte ritmo de consumo. Si la economía se estancase o incluso entrase en recesión, lo cual no está previsto hoy por hoy, evidentemente se giraría la torta. La evolución de tipos de interés también tiene mucho que decir, sobre todo la tendencia, pues acompaña al sentimiento consumista.
Más que saludable parece necesario dada la evolución de los precios de los pisos en los últimos años, que han crecido a un ritmo muy superior a la renta per cápita. El problema comienza cuando la cuota supera el 35% de los ingresos de la unidad familiar.
“El problema comienza cuando la cuota supera el 35% de los ingresos de la unidad familiar”
La construcción ha tenido un ritmo vertiginoso en los últimos años. Hoy vemos alguna inflexión a la baja en el precio, pero lo principal es que los grandes operadores han echado el freno a la adquisición de suelo. El precio del suelo ha sido el que realmente ha hecho tirar los precios. Cuando la demanda de suelo disminuye, los precios tienden a regularizarse y a asentarse, y poco a poco a frenarse el ritmo de construcción. Los promotores quieren hacer un poco de limpieza de lo que ya tienen en marcha. El plazo de venta se ha alargado pero en muchos casos los promotores pueden soportar la financiación de un período más largo de venta; el problema puede venir con algunos promotores, los menos profesionales, y con algunos particulares muy apalancados. Habrá una ligera corrección, y sobre todo en las zonas costeras donde se experimenta un gran parón de ventas. Ya está habiendo descenso en el precio de algunos productos, pero esta burbuja será reabsorbida en mayor o menor plazo.
Desgraciadamente cada día más. Hay que pensar que con la subida de tipos de interés la cuota mensual que se debe pagar por la hipoteca en los últimos dos años ha aumentado casi un 50%, y evidentemente no ha pasado lo mismo con los salarios.
Que midan muy bien su capacidad económica y que consideren determinados factores de riesgo como desempleo temporal, enfermedades, etc. y que no vayan al límite. Pero, sobre todo, que estudien la conveniencia de fijar la cuota, no a través de ir modificando el plazo, sino estudiando bien y valorando un tipo de interés fijo en lugar de variable, o con límites dentro de sus posibilidades.
El endeudamiento tiene un límite y pasa factura. Hoy mucha gente se crea necesidades comparativas, pero debería saber vivir con lo que tiene y con lo que puede. Si no quieren reducir su tren de vida y tienen capacidad de ingresos, deberían reformar su estructura financiera con un endeudamiento de menor coste, como el hipotecario. Esto no es más que el fenómeno de la reagrupación de deudas, cambiar deudas a corto plazo y caras por deuda hipotecaria a largo plazo más barata de cuota mensual. El gran error es hacer esta operación para incrementar el tren de vida y aumentar el endeudamiento.
“El gran error es hacer esta operación para incrementar el tren de vida y aumentar el endeudamiento”
Sí, o aminorarlo o bien modificarlo para conseguir reducir su cuota mensual o incluso para organizarse administrativamente. Es muy difícil administrarse con una cartera de 20 créditos.
Los créditos rápidos son sinónimo de ‘producto caro’. Pueden servir bien para tapar un descosido, siempre que luego se pueda hacer bien el remiendo; y también para financiar un pequeño capricho. Pero no se deben utilizar como fórmula habitual de financiación, pues acaba resultando muy cara.
Son consecuencia de la situación que vivimos y no hacen más que reflejar la estructura crediticia de este país. La banca no está acostumbrada a luchar por solucionar la situación del cliente y por esto han aparecido estas entidades. Son un eslabón necesario en la cadena y cumplen una función social. Mucha gente ha podido salir adelante e incluso salvar su piso, aunque ello le haya representado un gran coste. Mi opinión es que son necesarias, pero sus prácticas deben estar reguladas. Desde AIF estamos promoviendo la regulación del sector en aras a incrementar la protección del consumidor y de expulsar a los operadores que no actúan correctamente. Exigimos unos niveles mínimos de formación, un seguro de caución, un registro de operadores, un código deontológico y mucha transparencia en la información.
Hay que hacer muchas matizaciones. Las empresas que asesoran no tienen problema y son necesarias. Una vez analizado el cliente y sus necesidades se pone en marcha una estrategia de refinanciación que acabará en una entidad financiera. En el intermedio y para poder conseguir la financiación final en muchos casos se precisa de una financiación puente. Si esta financiación puente se realiza a través de una entidad financiera, el cliente está en todo momento protegido por la normativa al tratarse de una entidad regulada y supervisada. No obstante, si el crédito puente se realiza con capital privado, entramos en un entorno que, en algunos casos, podría estar cercano a la usura y donde el cliente se encuentra desprotegido. Desde AIF alentamos a que se evite financiación de capital privado no regulado para ofrecer un mayor nivel de protección al cliente. Otro aspecto importante es el de los costes de tramitación y las comisiones de intermediación para quien facilita el crédito al cliente. Es necesario realizar un esfuerzo de transparencia en los contratos, en los costes y en la publicidad.
“Es necesario realizar un esfuerzo de transparencia en los contratos, en los costes y en la publicidad”
Es una solución más, pero al menos es una solución para los pensionistas que tras su cese laboral han visto reducido su nivel de ingresos drásticamente. Considero que debe ser acordada con los futuros herederos. Existen otras soluciones como las rentas vitalicias.
Hay personas especializadas en el ‘surfing’, es decir en pasar mensualmente de una entidad a otra para beneficiarse de la oferta de captación. El problema es que mucha gente no lee la letra pequeña y piensa que el tipo de interés que ofrece la entidad es fijo por mucho tiempo mientras que lo es sólo por un mes. En definitiva este sobre interés es una inversión de la entidad en captación del cliente, es un coste comercial, no un interés, aspecto que confunde al inversor. El cliente debe enterarse bien del tipo de interés real, no en el del corto plazo. Supongo que las entidades tienen estudiado que un porcentaje de los inversores captados de esta manera quedan fidelizados, aunque desconozco este dato.