Aunque han tardado, los bancos han empezado a utilizar las nuevas tecnologías para captar a los jóvenes. Ya disponen de aplicaciones móviles y de sistemas on line para pagar, pedir financiación o gestionar las finanzas personales. Esta adaptación responde a dos motivos básicos: ahorrar dinero en personal y seducir a los millennials, una generación que no acaba de fiarse de las entidades financieras tradicionales. Para ganárselos, como se explica a continuación, la banca ha adecuado algunos de sus servicios a las exigencias de los jóvenes, como ofrecer la posibilidad de contratar préstamos por Internet o a través del smartphone sin casi tener que aportar documentación.
Según el estudio «The Millennial Disruption Index» realizado por Viacom Media Networks, el 53% de los integrantes de la llamada «Generación Y» o millennials (los nacidos entre 1981 y 1995) no creen que su banco les ofrezca algo distinto que otros y uno de cada tres está abierto a cambiarse de entidad en los próximos tres meses. Sin embargo, las entidades no quieren perder a estos clientes y, por ello, les brindan, entre otros productos, préstamos que se pueden conseguir en cuestión de minutos y que se pueden contratar a través del teléfono móvil.
Bancos on line a la caza de los millennials
Uno de los aspectos que más valoran los millennials al tener que solicitar financiación es la rapidez en la concesión y la falta de papeleos. Conscientes de esto, durante los últimos meses muchas entidades financieras han lanzado préstamos preconcedidos que se pueden contratar con un solo clic y sin tener que enviar ni un solo documento. Estos productos se pueden obtener tanto en una oficina como a través de un cajero, de Internet o de un smartphone.
El funcionamiento de los préstamos preconcedidos es muy simple: como el crédito ya está preautorizado, el cliente solo tiene que indicar cuánto dinero quiere (dentro del límite establecido por la entidad) y en cuánto tiempo desea devolverlo. Tras confirmar la petición, el banco ingresa el préstamo en la cuenta del solicitante de manera automática, sin pedirle documentación ni hacerle pasar por pesados trámites.
Aunque estos créditos son muy ventajosos, los bancos son muy restrictivos al ofrecerlos, ya que no quieren asumir un riesgo de impago demasiado alto. Por tanto, hasta el momento, solo los clientes con solvencia demostrada pueden acceder a un préstamo preconcedido y la cantidad de dinero que pueden obtener no es elevada.
Por otro lado, algunos bancos también han reducido su tiempo de respuesta y son capaces de aprobar e ingresar sus créditos en un máximo de entre 24 y 48 horas. En este caso sí es necesario aportar un mínimo de documentación, ya sea presencialmente u on line, pero, a cambio, la cantidad de dinero ofrecida es mayor y el interés, más bajo que el de los préstamos preconcedidos.
La banca on line ama la infidelidad
Uno de los factores que define a los millennials es la falta de fidelidad a su entidad bancaria, un hecho que ahora intentan aprovechar algunos bancos on line. Varias entidades de este tipo han lanzado diversas campañas publicitarias para dar a conocer sus préstamos, que se pueden contratar sin tener que cumplir ningún requisito de vinculación, es decir, sin cambiar de banco. Además, como la solicitud de estos créditos se tramita de modo íntegro a través de Internet, estas entidades no cobran ninguna comisión por sus gestiones, lo que abarata de fotma significativa sus productos.
Aunque las entidades financieras ya han dado algunos pasos, aún les queda mucho camino por recorrer si quieren seducir a las nuevas generaciones. Según el estudio citado, un 33% de los millennials cree que no necesitará un banco en el futuro y más de un 70% asegura estar más interesado en los servicios financieros que les puedan dar empresas como Google, Amazon o Apple. Estas compañías ya han lanzado al mercado varias aplicaciones relacionadas con el mundo de las finanzas (apps de pago, por ejemplo) y, de confirmarse las previsiones, dentro de poco tiempo también ofrecerán financiación a sus clientes, lo que supondrá un auténtico desafío al sistema bancario tradicional.