Tomar posiciones en los mercados bursátiles no es fácil. Quienes lo hacen por primera vez desconocen si es mejor invertir pocas cantidades o mucho dinero en la renta variable. Como es obvio, depende del capital disponible. Pero cabe tener en cuenta que, por norma, la cantidad invertida nunca debe rebasar el 30% o 40% de éste. El porcentaje puede rebajarse hasta el 15% en caso de tener que hacer frente a demasiado pagos.
En valores seguros, un poco más
Contar con capital y liquidez son dos pilares fundamentales para invertir. Pero la cantidad que debe colocarse en la renta variable depende también del plazo (corto, medio o largo), que determinará el riesgo de la inversión, así como del tipo de valores. Aunque no conviene rebasar el 30% o 40% del capital disponible, en los más seguros se puede depositar entre un 10% y un 20% más, por su propia condición. Son valores que, por lo general, no experimentan grandes desplomes, sino una cierta regularidad en su cotización. Siempre se podrá rescatar el dinero en el momento en que se desee. En el peor de los casos, con leves minusvalías.
Los blue-chips, las autopistas y los bancos son los valores más seguros
En los valores de corte especulativo o de fuerte componente agresivo, nunca se deberá sobrepasar el 10% del capital ya que su volatilidad es tan extrema que puede hacer perder gran parte del dinero en pocas sesiones bursátiles. Para recuperarlo, se podrían necesitar años. Los blue-chips, autopistas y bancos son los valores más seguros, mientras que las empresas con poca liquidez y gran oscilación en sus rangos de cotización -coincidentes con elevada deuda y pocas expectativas empresariales- tienen más riesgos.
Abstenerse de invertir
En algunos casos, es conveniente no invertir en renta variable o, si se hace, no rebasar el 10% del capital disponible. Son situaciones en las que se hallan muchas economías domésticas a las que una fuerte compra, en especial si es indiscriminada, puede ocasionar importantes problemas. Hay que limitar el importe destinado a la inversión en Bolsa:
Cuando no haya ingresos de forma regular. En este grupo destacan parados y jubilados con rentas mínimas.
Personas o grupos familiares que tengan que hacer frente a pagos derivados de la contratación de una hipoteca o préstamos al consumo.
Inversores con necesidad de ganar dinero de forma rápida y en grandes sumas, los denominados «cazagangas».
Personas que no disponen o no van a tener la suficiente liquidez durante un periodo más o menos prolongado.
Usuarios que no puedan reponer con cierta facilidad todos los meses las pérdidas que conlleve su inversión.
Los inversores que menos conocimientos tienen del mercado, así como de las herramientas para operar en él. Serán los más sensibles a que la inversión no se desarrolle por los cauces planteados al inicio.
Ahorradores que pueden invertir
Determinados grupos sociales pueden arriesgar más dinero en sus inversiones en la renta variable. Incluso pueden beneficiarse de la tendencia de los mercados, siempre y cuando no destinen más del 35% de su capital a este tipo de operaciones de compra. Entre ellos, se sitúan los siguientes perfiles:
Personas con rentas elevadas que no tienen que hacer frente a pagos de hipotecas o créditos y cuya economía doméstica está saneada.
Beneficiarios de herencias o juegos del Estado, que pueden destinar parte de sus ganancias para aumentar más sus beneficios.
Inversores con gran experiencia en este tipo de operaciones. Optan por ellas como alternativa a la baja rentabilidad de los depósitos u otros productos de la renta fija.
Ahorradores con cierto poder adquisitivo que pueden hacer frente a una de estas operaciones sin que mermen sus cuentas debido a la mala evolución de las cotizaciones.
Grandes y medianos ahorradores que están bajo la supervisión de un servicio de asesoramiento de inversiones que les garantiza, en mayor o menor grado, el éxito de su apuesta bursátil.
Usuarios sin ningún tipo de problema económico: deudas, morosidad, déficit presupuestario, etc.
Algunos inversores solicitan un préstamo para realizar sus operaciones de compra y venta en Bolsa. Pueden contratarse con facilidad en bancos y cajas, pero son peligrosos. En la mayoría de los casos, se piden porque falta liquidez para la operación. Cuando haya pérdidas, habrá que unir a éstas las comisiones que se derivan de cada operación y entre un 7% y un 10% en los tipos de interés que aplican estos préstamos.