Los Montes de Piedad llevan más de 300 años funcionando en España. Han sido, desde su nacimiento, una alternativa para quienes necesitan un préstamo inmediato empeñando joyas o piedras preciosas que se dejan como garantía y que pueden recuperar dentro de un plazo determinado. Estas «casas de empeño» se centran en conceder créditos instantáneos de carácter social y en ser un canal de subastas de objetos de valor. Actualmente, hay 20 en España -todos adscritos a alguna caja de ahorro-, y el pasado año concedieron un total de 242.864 préstamos por valor de 104 millones de euros, según datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorro, que sitúa en los 425 euros el importe medio de los créditos otorgados.
En la tasación de las joyas se toman como parámetros de referencia los precios de mercado del oro, la plata, o el metal noble que se vaya a depositar
Para obtener un préstamo en un Monte de Piedad es necesario acudir primero a una caja de ahorro que cuente con uno de ellos, donde se tasarán las piezas que se deseen empeñar. Normalmente se suele aceptar cualquier alhaja compuesta por un metal noble y piedras preciosas, aunque hay otros que trabajan también con obras de arte y relojes de valor, con el requisito de que se presente el título de propiedad correspondiente. Para depositar el resto de los objetos basta con mostrar el documento de identidad y firmar un documento que garantiza que se es el único propietario.
En la tasación de las joyas se toman como parámetros de referencia los precios de mercado del oro, la plata, o el metal noble del que se trate. Sin embargo, la suma que se le conceda al dueño puede variar dependiendo del tasador y de la entidad que se trate, ya que también se toma en cuenta el estado en el que se encuentran las piezas. Por estos motivos se recomienda comparar los servicios de diferentes Montes de Piedad antes de decidirse por uno en particular.
Recuperar la pieza empeñada
Cuando se deja una joya o alhaja en garantía, ésta se puede recuperar pero en un plazo máximo de un año, y siempre que se pueda devolver el importe concedido por el Monte de Piedad más los intereses que éste cobre por el préstamo en sí mismo -porcentaje que depende del valor de la pieza y la entidad- pero que actualmente oscila entre el 5% y el 10%.
Si no se puede pagar el préstamo concedido en el período de 12 ó 13 meses, según el caso, las prendas entran en una subasta pública, donde el Monte de Piedad procura venderlas por encima del valor del préstamo. Pero este «excedente» no se lo queda para la entidad sino que se le otorga al dueño de la pieza. En caso de que el objeto se venda a un precio inferior que el del crédito otorgado, entonces será el prestatario el que deberá pagar la diferencia.
En el 95% de las ocasiones las personas recuperan el objeto empeñado pagando la cantidad del préstamo más los intereses que estipule la entidad
Según datos de la Comisión Nacional de Montes de Piedad, en el 95% de las ocasiones las personas recuperan el objeto empeñado pagando la cantidad del préstamo más los intereses que estipule la entidad. La suma a la que ascienden los créditos que se otorgan habitualmente varía mucho, y puede ir desde los 50 euros hasta los 3.000 euros o más, dependiendo de las piezas que los avalen.
Es un producto al que se puede acudir en caso de urgencia y de una manera muy puntual; el último estudio realizado revela que son las amas de casa entre 35 y 50 años las que más acuden a los Montes de Piedad, constituyendo casi el 70% de la clientela de estas entidades, frente al 30% de hombres usuarios de este tipo de servicios. Quienes también se están acercando cada vez más a solicitar préstamos de estas características son inmigrantes. Así, uno de cada tres créditos que se conceden es obtenido por un cliente no español, según el Boletín Económico de Información Comercial Española. Los menos, aunque también forman parte del abanico de clientes, son los jóvenes y los jubilados que recurren a los Montes de Piedad principalmente en Navidades, durante las vacaciones o al inicio del período escolar.
Estas instituciones surgieron en Italia en el siglo XV como iniciativa de los franciscanos para luchar contra la usura y ofrecer préstamos a las personas pobres a cambio de alguna prenda como garantía. En sus comienzos no cobraban ningún tipo de interés, aunque esto ha ido cambiando con el paso del tiempo.
Del valor que se le dé a la pieza, el dueño podrá obtener entre un 70% y 85% del total, dependiendo de la entidad a la que acuda
Se instalaron en España en el siglo XVIII y tomaron el nombre de “Montes de Piedad” a partir de que Francisco Piquer, fundador de una de las primeras entidades de estas características, denominó a la suya “Nuestra Señora del Santo Monte de Piedad de las Ánimas”. Con el tiempo nacieron dentro de estas entidades las ahora famosas cajas de ahorro. Pero éstas se hicieron tan populares que desplazaron a los “Montes de Piedad” convirtiéndolos en una especie de servicio interno.
Desde su nacimiento hasta hoy el servicio ha evolucionado de manera significativa, aunque el principal factor diferencial ha sido el cobro de intereses. Aunque en sus inicios no cobraban ningún tipo de comisión hoy en día, por la tasación, suelen cobrar alrededor de un 1,5% de la cantidad tasada aunque, en algunos casos, la valoración se realiza de manera gratuita. Del valor que se le dé a la pieza, el dueño podrá obtener entre un 70% y 85% del total, dependiendo de la entidad a la que acuda. Sobre el préstamo concedido y dependiendo del plazo que se demore en devolverlo, acostumbran a cobrar intereses de entre el 5% y el 10%.