¿Qué significan los rating de solvencia?
España ha bajado su rendimiento en solvencia. De forma inesperada así lo ha confirmado la agencia de calificación Standard & Poor’s en su último examen de riesgo y deuda a largo plazo realizado sobre nuestro país. España ha dejado de tener la calificación de triple AAA (la máxima otorgada por estas agencias) para pasar a ser AA+. Por poner un símil, nuestro país ha dejado de ser alcalino, como las pilas más potentes, para pasar a tener una batería normal. Aunque la categoría de la deuda española sigue siendo alta, en general, la bajada del rating ya ha comenzado a notarse en ámbitos como el financiero o el de la inversión, ya que una rebaja de la calificación tiene consecuencias negativas para la economía, las empresas y los inversores.
Periódicamente, agencias como Standard & Poor’s, Moddy’s y Fitch, las tres mayores del mundo, se encargan de evaluar la solvencia, liquidez y capacidad que tienen los Estados para afrontar sus pagos de deuda en diferentes plazos de tiempo (largo o corto). Además, tienen en cuenta la vulnerabilidad ante teóricos cambios del entorno exterior o hipotéticos escenarios económicos más pesimistas.
Para poner sus “notas” utilizan códigos de letras. La mejor calificación que puede recibir un estado a largo plazo es una triple A (AAA) y la peor una triple C (CCC). En medio quedan distintas calificaciones, que pueden incluir los signos + o -, según sean las perspectivas futuras de la evolución económica. Por ejemplo, ahora España cuenta con la calificación AA+ que, lógicamente, es mejor que sólo tener dos A (AA), aunque es menor que AAA. Tener una calificación de triple C, por su parte, significa que el emisor (Gobierno o empresa) pasa por graves dificultades económicas, que hay una alta probabilidad de que entre en un proceso de insolvencia.
La AA+ implica que los productos de deuda son de calidad superior, aunque sensibles a un entorno adverso
Tener triple A significa que la deuda que emite ese país tiene calidad extrema y una mínima sensibilidad a un entorno adverso. Un escalón por debajo, la AA+, implica que los productos de deuda son también de calidad superior, aunque con una sensibilidad levemente mayor a un entorno adverso.
Por tanto, la calificación actual de España no es mala, ya que supone que la deuda que se ha emitido cuenta con garantías de cobro elevadas y que la posibilidad de recibir los intereses prometidos es muy alta. No obstante, la rebaja indica que el riesgo, en cierto modo, se ha incrementado. Aunque no se pone en duda la solvencia, el empeoramiento económico ha influido en la agencia de rating a la hora de emitir su veredicto sobre la posición de España de cara al medio-largo plazo. Además, la reducción calificativa ha afectado también a instituciones vinculadas al indicador AAA de España, como el Instituto de Crédito Oficial (ICO), la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES).
Pero, ¿por qué en concreto ha bajado la calificación de España? Ángela Cruz, analista de Standard & Poor’s en nuestro país, asegura que la clave está en el deterioro económico. Los últimos datos conocidos hablan por sí solos: el paro alcanza ya casi el 14% y supera los tres millones de personas, el PIB se contrajo un 1,1% en el último trimestre de 2008, la demanda nacional ha experimentado una fuerte ralentización en 2008 (aumentó sólo un 0,4%, frente al repunte del 4,2% registrado en 2007) y la inversión residencial ha sufrido una elevada corrección, con una caída cercana al 10%. Las cifras confirman que España ha entrado en recesión. Pero, además, las perspectivas no son nada positivas para los próximos trimestres. El déficit público puede superar el 5% en 2009, el paro alcanzar el 18% y la economía contraerse en torno a un punto porcentual en este ejercicio. España, según señala Cruz, se encuentra inmersa en una grave crisis económica e inmobiliaria, que ha afectado a la hora de rebajar el rating.
El impacto en la economía
Como un círculo vicioso, la rebaja del rating se ha producido por la crisis económica, pero desgraciadamente, esta reducción de la calificación también puede ahondar en la recesión. Entre otros aspectos, por ejemplo, el Estado puede tener dificultades para financiar los planes de estímulo económico que está promoviendo. El Gobierno español planea realizar fuertes emisiones de deuda pública para financiar todos sus proyectos de infraestructuras y construcción. Con ellos, confía en dar empleo a unas 500.000 personas, con lo que se podría reducir la tasa de desempleo actual.
Sin embargo, ahora estas iniciativas chocan con un problema: para empezar, la deuda pública española va a tener que competir con un sinfín de emisiones previstas por otros de los principales Estados mundiales, como Alemania, Francia, Reino Unido o Estados Unidos. En general, todos los gobiernos afrontan hoy la crisis económica en sus respectivas economías y una salida puede ser emitir deuda para financiar sus respectivos planes de ayuda. Contar con “mucho” papel público en el mercado significa, lógicamente, que la competencia es fuerte y que es posible que no haya demanda para tanta oferta. Con lo cual, cabe pensar que si el Tesoro Público español no recauda las cantidades que tiene previstas, no se podrían poner en marcha todas las iniciativas de impulso económico previstas, sobre todo las centradas en el desarrollo de nuevas obras públicas, como mejora de autovías o construcción de nuevas infraestructuras. Además, ahora, ante la rebaja del rating es posible que numerosos inversores institucionales apuesten antes por la deuda gubernamental de otros Estados con calificación AAA (como es el caso de Alemania, Holanda o Francia, Finlandia, Suecia o Reino Unido) antes que por la española.
Desde firmas de análisis como Atlas Capital consideran que, si el Gobierno no consigue colocar suficiente deuda para financiar el creciente déficit, tendrá que renunciar a muchos de los proyectos de infraestructuras anunciados para el próximo año. En opinión de los expertos de esta firma de análisis, las finanzas públicas sufrirán al compás esperado el declive de las perspectivas de crecimiento de España.
En las empresas
Las empresas también sufren el impacto de una rebaja del rating, básicamente por dos cuestiones: pueden frenarse la inversión extranjera y también los acuerdos de colaboración con empresas del exterior en nuestro país, ya que se contempla como un mercado con peores perspectivas económicas.
Además, el deterioro económico está impactando directamente sobre las empresas que desarrollan su negocio en España, ya que se exponen a ver rebajadas sus calificaciones de deuda privada también en los próximos meses. Las agencias de rating no sólo evalúan a los Estados como emisores de deuda, sino que también califican a empresas de todo tipo de sectores económicos, ya que también ellas cuentan con la posibilidad de emitir deuda privada para financiar sus operaciones o reforzar su balance. De hecho, recientemente han realizado importantes emisiones de bonos empresas como Iberdrola o Telefónica.
En la actualidad hay una visión negativa sobre el sector bancario, muy afectado por las elevadas concesiones de créditos a promotores y al sector inmobiliario que hizo en pleno “boom”. El deterioro económico está afectando de forma contundente al sistema financiero, y las perspectivas para los bancos son también negativas por lo que es posible que también rebajen su rating en los próximos meses, según apunta Ángela Cruz, de Standard & Poor’s. De momento, una consecuencia directa de la rebaja del rating de España sobre los bancos es que va a encarecer las emisiones de deuda avalada a las que tienen acceso.
Dentro del plan de estímulo económico promovido por el Gobierno a finales de 2008, se introdujo la posibilidad de que los bancos emitieran deuda con el aval del Estado. Se presumía que de esta manera las emisiones iban a contar con más demanda e iban a colocarse mejor en el mercado, puesto que contarían con la garantía de cobro del reino de España. No obstante, ante la rebaja del rating el coste de colocación de esta deuda con aval será más alto. Estas emisiones no contarán ya con la máxima calificación de AAA, sino que tendrán que salir al mercado con la nota de AA+.
En las inversiones
En el mundo e la inversión, el impacto directo de la rebaja del rating de España se está notando sobre la compraventa de deuda pública. Para entender el funcionamiento de los activos que operan en este mercado hay que tener claros dos conceptos: precio y rentabilidad. En general, cuanto mayor sea el precio de un activo, menor es su riesgo de impago. Las letras o bonos que se consideran más seguros son aquellos con mayores precios; por el contrario, y dado que precio y rentabilidad mantienen una relación inversa, los activos menos seguros son los que más rentabilidades dan. En estos momentos, el precio de la deuda española ha bajado, aunque se ha elevado su rentabilidad. La percepción del riesgo de invertir en España ha subido levemente, lo que significa que las emisiones de deuda que tendrá que realizar el Gobierno para financiar sus paquetes de ayuda tendrán un tipo superior, como explican desde Atlas Capital.
Además, un buen termómetro para comprobar el riesgo de la deuda española es calcular el diferencial que existe entre el bono alemán, el considerado como más seguro en Europa, y el español. Si la diferencia se amplía quiere decir que el Estado español se percibe como un poco menos seguro en los pagos. Si se acorta, implica que los riesgos se reducen.
La percepción del riesgo de invertir en España ha subido levemente, lo que implica que las emisiones de deuda tendrán un tipo superior
Tras la bajada del rating, se disparó el diferencial con Alemania. Este dato ya había aumentado de forma espectacular en los últimos meses, ya que en el mercado se daba por descontada la posibilidad de que España sufriera una rebaja en su rating debido al deterioro económico. Pero la confirmación aumentó aún más las diferencias. Así, a cierre de enero, el bono alemán a diez años arrojaba una rentabilidad del 2,95%, mientras que el español pagaba un 3,7%. En general, el diferencial entre ambos activos mide la prima de riesgo de invertir en España. Se supone que a igual calificación o rating, un activo, aunque sea de diferente emisor gubernamental, debe ofrecer la misma rentabilidad. No obstante, si ese interés difiere indica que el mercado que más ofrece se percibe como algo más arriesgado. Al compartir la misma moneda, en teoría, las emisiones de España y Alemania deberían tener igual rentabilidad; pero en la práctica los inversores prefieren uno u otro activo en función de la solvencia que perciben para cada país. En la actualidad, está claro que los inversores prefieren el bono alemán antes que el español, porque consideran que la economía alemana en general, va a recuperarse antes y mejor que la española.
El bono alemán es el activo considerado de menor riesgo en Europa. No obstante, ha habido etapas (por ejemplo en el año 2005, cuando el diferencial entre los bonos alemanes y españoles era negativo a favor de España) en que se consideraba más solvente la deuda emitida por el Gobierno español.
Otro consecuencia directa de la rebaja del rating se aprecia en el aumento del coste de los CDS (credit default swap), seguros que cubren del riesgo de impago de un estado. Estos productos suben o bajan su precio en función de si el mercado percibe que se eleva o baja el riesgo de impago de un emisor. Con la rebaja de la calificación de España, como era de esperar, se dispararon. Ahora, los inversores que utilizan esta cobertura en sus inversiones tienen que hacer frente a primas más caras. A principios de año, antes de la revisión de la “nota” española, los CDS sobre los bonos españoles se situaban en 85 puntos. Tras la rebaja del rating, se dispararon por encima de 130. Un precio de 130 supone que para cubrir 10 millones de euros en bonos hay que pagar 135.000 euros. Por tanto, ahora es más caro cubrir el riesgo de impago de la deuda española.