En las entrevistas a los ganadores de la lotería, es muy común oírles que utilizarán el dinero que han ganado para “tapar agujeros”. Aunque suene a tópico, esta decisión se puede considerar como una estrategia financiera de lo más inteligente. Dedicar el dinero de un ingreso inesperadamente alto, como un premio o una herencia, o el de la paga doble por Navidad o verano para saldar deudas vigentes puede hacernos ahorrar mucho dinero. Este procedimiento, del que explicamos cómo se puede llevar a cabo, se denomina amortización anticipada de un préstamo, ya sea el de un crédito al consumo, el préstamo del coche o la financiación de un aparato dental.
Cuando percibimos un dinero extra con el que no contábamos, pensamos en dos opciones: darnos un capricho o ahorrarlo. Sin embargo, si dedicamos este ingreso inesperado a amortizar cualquier tipo de préstamo que tengamos vigente, podremos ahorrar también a largo plazo. Llevar a cabo esta operación puede suponer acortar el plazo del préstamo. Al hacerlo, los intereses se generarán durante menos tiempo, lo que lo abaratará de modo considerable.
¿Amortización total o parcial?
Es importante saber que el proceso de amortización tiene dos variables. La primera se denomina amortización parcial y conlleva ingresar al prestamista una parte del capital que aún debemos; de este modo podremos elegir entre acortar el plazo o reducir la cuota que pagamos cada mes para hacerla más asequible. Lo más recomendable en cuanto al ahorro es que nos decantemos por la primera opción, pues en realidad abaratará el préstamo. No obstante, reducir la cuota y mantener el plazo, aunque suponga un ahorro menor, también puede ser una alternativa recomendable si nos cuesta llegar a fin de mes.
La otra posibilidad es devolver todo el dinero que aún debemos al prestamista. Este proceso se llama amortización total o cancelación anticipada del préstamo. Con ella nos ahorraremos todos los intereses que se generarían durante el plazo que restase. Además, hay que tener en cuenta que los intereses se producen sobre el capital que queda de amortizar, por lo que cuanto antes hagamos esta operación, más dinero ahorraremos.
Imagen: Artem Bali
¿Y el banco lo permite aun perdiendo dinero?
El hecho de dejar de pagarle intereses al prestamista, ya sea un banco o un establecimiento financiero de crédito (EFC), ¿no les repercute de forma negativa? En cierto modo, sí. Pero para compensar esta pérdida de intereses, muchas entidades, en especial las bancarias, imponen una comisión por realizar esta amortización. Este sobrecoste tiene unos límites fijados por ley, por los que nunca podrá superar el 1 % del capital pendiente, si nos queda más de un año de contrato, ni el 0,5 %, si restan menos de doce meses para el vencimiento del plazo. De esta manera, perciben una compensación (menor que la que habrían recibido en forma de intereses), pero con un riesgo de impago nulo.
¿Es siempre rentable esta amortización? ¿Incluso con las comisiones?
El proceso de amortización anticipada del préstamo siempre es rentable. Solo hay una excepción: los préstamos al 0 % TAE, es decir, los que no conllevan intereses ni comisiones de ningún tipo, como los préstamos entre familiares en los que se decida que sea a cero interés y algunos preconcedidos y créditos al consumo. El único beneficio de amortizar de forma anticipada estos préstamos sin intereses será la sensación de libertad que da saber que nuestras deudas han desaparecido.
Si aún no tenemos claro a cuánto ahorro de intereses nos estamos refiriendo, pongámoslo en cifras con un ejemplo. Supongamos que tenemos un préstamo para una reforma vigente del que nos quedan 15.000 euros por abonar en un plazo de tres años y con un interés del 7 % TIN. Mientras que pagándolo con normalidad acabaríamos abonando 16.673 euros, con una cancelación anticipada nos ahorraríamos esos 1.673 euros.
¿Y si tiene una comisión por cancelación anticipada? En ese caso tendríamos que pagar un máximo del 1 % del capital restante, puesto que queda más de un año para el vencimiento. Esto supone una comisión de 150 euros, así que el ahorro en intereses seguiría siendo de 1.523 euros. Y eso son más de 507 euros cada año. Imaginemos los viajes y caprichos que podríamos darnos con estos ahorros.