En los meses estivales, los inversores tienen varias alternativas para rentabilizar sus ahorros. Desde posicionarse en el mercado de divisas a través de monedas fuertes que puedan revalorizarse con respecto al euro, hasta contratar depósitos que tienen un plazo de permanencia de uno a tres meses y que ofrecen mejores condiciones de contratación que los tradicionales. Sin olvidarse, por supuesto, de fórmulas más imaginativas que pasan por contratar ETF, productos estructurados o fondos de inversión basados en materias primas o metales preciosos.
Opciones de renta fija
Llegan las ansiadas vacaciones y el descanso estival, pero los ahorros no tienen por qué dejar de rendir. En estos meses, una de las alternativas de todo inversor es depositar su capital en la renta fija. Su rentabilidad media es poco atractiva (no sobrepasa el 2%-3%), pero es posible sacar unas décimas más y conseguir mayores beneficios si se acude a productos promocionales o referenciados a algún activo financiero.
Destacan los depósitos destinados a nuevos clientes, con mayores porcentajes de beneficios, aunque para plazos muy limitados: entre uno y tres meses. Por su duración, son muy adecuados para la época estival. Uno de sus mayores inconvenientes estriba en que deben formalizarse a través de un banco distinto al habitual (las ofertas son para dinero nuevo) y para que su rentabilidad sea satisfactoria, el capital depositado deberá ser de cierta relevancia. También se pueden contratar depósitos en divisas ajenas al euro, entre las que destaca el dólar norteamericano. Ante la debilidad de la moneda europea, esta alternativa permite obtener un TAE del 0,32% en el contrato a un mes. Aunque mantiene una baja rentabilidad, supera con creces el 0,19% que proporcionan los suscritos en euros.
En el contrato de un depósito a un mes de divisas ajenas al euro se puede obtener un TAE del 0,32%
Otra alternativa que ofrecen los mercados financieros son los productos estructurados, que incrementan su rentabilidad a costa de ir ligados a la evolución de distintos subyacentes: índices macroeconómicos, tipos de interés, divisas o commodities (materias primas o bienes primarios, como el trigo).
Invertir en Bolsa
Otra alternativa es depositar el dinero en la Bolsa y tratar de que a la vuelta su capital haya generado plusvalías elevadas para hacer frente a la nueva temporada. Este año esta opción no carece de riesgos, derivados de los problemas de endeudamiento de algunas economías del viejo continente. Además, en estos meses se pueden potenciar las caídas registradas en los principales índices europeos.
Son muchos los analistas bursátiles que esperan que cuando se detengan las bajadas del Ibex-35 cerca de la barrera de los 8.000 puntos, se inicie de nuevo una tendencia alcista que ayude a la Bolsa a recuperar posiciones. El índice de referencia español ya ha recuperado los 10.000 puntos y parece sostener estas afirmaciones. También los hay convencidos de que la situación bajista se prolongará durante varios meses y no se detendrá hasta que desaparezcan las causas de este actual movimiento.
Si el ahorrador se decanta por la Bolsa, le conviene estar alejado de los valores de alto poder especulativo
Si el ahorrador se decanta por la Bolsa, le conviene estar alejado de los valores de alto poder especulativo. En los meses de verano su número de contrataciones baja de manera notable en todos los parqués bursátiles. Las compras deben ser selectivas, en empresas sólidas cuyas cuentas estén saneadas. No obstante, se pueden buscar compañías que hayan sido muy castigadas durante la primera mitad del año, para tratar de beneficiarse de su probable recuperación en la segunda mitad del ejercicio. Otra posibilidad es invertir en valores de carácter conservador, que no sean volátiles y proporcionen como retribución dividendos. Estos ofrecen una rentabilidad de entre el 3% y el 8%.
Es posible aprovechar la debilidad del euro y operar en el mercado de divisas a través de monedas que muestren mayor fortaleza en el momento de dar la orden de compra. Las entidades financieras lanzan ofertas para potenciar este mercado: ausencia de comisiones de compra y venta, tarifas promocionales o precios reducidos para operar con estos activos. Bancos y cajas han puesto en marcha un servicio especial que permite obtener beneficios de la correcta anticipación de la tendencia de una divisa en una sesión. En función de su fluctuación diaria, se podrá comprar o vender para después realizar la operación inversa y beneficiarse de los movimientos que experimenta este mercado financiero.
Fondos de inversión
Decantarse por fondos de inversión basados en materias primas es otra alternativa. Algunas de ellas (café, algodón, etc.) se han mostrado como buenas oportunidades de inversión en los últimos años, con revalorizaciones superiores al 20%. También los fondos ligados a los metales preciosos (oro, plata, platino, etc.) son rentables, máxime cuando el oro experimenta un rally alcista de cierta envergadura. Algunos de estos fondos llevan acumuladas revalorizaciones cercanas al 30% en los últimos 12 meses. Su única pega es que son productos confeccionados para plazos de permanencia extensos y requieren paciencia.
Los fondos ligados a metales preciosos llevan acumuladas revalorizaciones cercanas al 30% en los últimos 12 meses
Una fórmula más imaginativa es rentabilizar los ahorros a través de ETF, fondos de inversión que cotizan en los mercados bursátiles de la misma forma que las acciones. A diferencia de los fondos tradicionales, no es necesario esperar al valor liquidativo de cierre para realizar operaciones de compra o venta, ya que pueden contratarse en cualquier momento. Tienen implícitas comisiones de gestión, aunque más bajas que las de fondos tradicionales. Pero al ser activos negociados en los mercados de valores, se aplica también una comisión de compra y de venta, un canon de bolsa y una comisión de custodia, al igual que sucede con las operaciones de Bolsa.