La oferta crediticia de la banca española se centra en tres tipos de productos: hipotecas, créditos personales y microcréditos. En todos ellos las condiciones exigidas al grupo de inmigrantes apenas se diferencian de las que se solicitan a cualquier otro ciudadano, lo que en muchos casos obstruye el acceso a su contratación debido a la falta de garantías y avales con que cuentan muchos inmigrantes. Bajo la denominación “créditos para extranjeros” o “hipotecas para no residentes” se suele esconder una estrategia comercial de bancos y cajas de ahorro para captar el dinero de los extranjeros que viven en España. Los bancos “venden” la idea de que disponen de créditos específicos para este grupo de residentes, pero la cuantía de los préstamos, el plazo de amortización, e incluso los tipos de interés que se aplican son similares a los que deben seguir los clientes nacionales.
Microcréditos estándar
Los microcréditos, denominados por algunas entidades “microcréditos sociales”, son préstamos de pequeño importe, a bajo interés, sin comisiones y con plazos de devolución flexibles. Están dirigidos, especialmente, a financiar proyectos viables que conduzcan al autoempleo promovido por personas con dificultades de acceso a los canales tradicionales de financiación por carecer de garantías y avales. La cantidad máxima que se puede pedir depende del banco o caja de ahorros que lo comercialice, pero la media se sitúa en torno a 20.000 euros con un plazo máximo de devolución de cinco años. Se suele aplicar un 4,5% de interés fijo anual, con un plazo de carencia máximo de 12 meses.
Un buen puñado de entidades financieras ha decidido optar por ofrecer soluciones de financiación bajo la denominación de “préstamos para extranjeros” lo que en realidad encubre créditos normales, similares a los que pueden acceder los usuarios nacionales. Así, algunas entidades han diseñado los que llama “Préstamos Solidarios”, créditos personales cuya finalidad es ayudar a emprender una actividad productiva y potenciar el autoempleo. Otros bancos ofrecen varios tipos de hipotecas para la compra de una vivienda por parte de los no residentes, como la hipoteca a tipo variable, con cuotas constantes que se revisan cada año en base a un indice de referencia, IRPH o Euribor; y la hipoteca a tipo fijo, cuyo tipo de interés y cuota se conocen desde el principio hasta el final, y puede amortizarse en un plazo de 20 años. Es decir, productos financieros que puede encontrarse cualquier usuario que no sea foráneo. Eso sí, incluyen una serie de herramientas financieras de gran utilidad como el envío de remesas o el servicio ‘Hal-Cash‘, que permite enviar dinero a la familia al instante sólo con utilizar el teléfono móvil y un cajero automático.
Créditos específicos
Algunas entidades sí que han desarrollado productos, cuando menos originales e innovadores, que pueden tener una gran utilidad para el colectivo de inmigrantes. Uno de estos ejemplos es el crédito hipotecario para adquirir una vivienda en el país de origen del solicitante. Es el caso de la propuesta denominada “Préstamo Vivienda Ecuador”, que permite financiar hasta el 70% del valor de tasación, aunque los abonos se deberán realizar en euros a través de pagos mensuales en España. La contratación de este producto conlleva un seguro de incendios y desgravamen. Entre los requisitos para poder contratarlo está la entrega de la solicitud del préstamo, los datos sobre la vivienda que el contratante va a adquirir en Ecuador, así como el documento de identidad, un certificado de ingresos y la nómina de los tres últimos meses.
Otra opción es la hipoteca compartida, destinada a inmigrantes, profesionales y separados. Un producto dirigido a las personas que no pueden hacer frente a un crédito en solitario y que, sin necesidad de tener vínculos estrechos entre sí, se ponen de acuerdo para comprar una vivienda. Es una propuesta interesante para estos colectivos de población que, por motivos de trabajo principalmente, se desplazan fuera de su lugar de residencia habitual para estancias prolongadas, una buena alternativa al pago de un alquiler mensual. Como no se requiere la existencia de ningún tipo de relación entre los titulares de la hipoteca, esta oferta contempla diferentes fórmulas para hacer frente a las posibles desavenencias que surjan entre quienes la comparten. Así, por ejemplo, se establecen pactos entre los copropietarios para regular el derecho de venta con opciones de compra preferente. La hipoteca compartida ofrece un plazo máximo de amortización de 40 años, siempre que la suma de la edad del menor de los propietarios y el plazo establecido no supere los 80 años. También existe en el mercado el “Préstamo vivienda para inmigrantes”, creado para financiar las principales necesidades de este colectivo.
Uno de los principales reclamos de las entidades bancarias es ofrecer créditos para sufragar el viaje a sus países de origen
Uno de los principales reclamos de las entidades financieras para captar clientes entre los inmigrantes son los créditos para sufragar el viaje a sus países de origen. Con esta iniciativa se pretende financiar la compra de cualquiera de los paquetes vacacionales mediante préstamos personales, en los que pueden disponer de hasta 3.000 euros sin intereses y sin comisiones, y con un plazo de devolución de 12 meses.
Las principales cajas disponen también de créditos “generalistas”, de hasta 6.000 euros en concepto de necesidades familiares, y 9.000 euros para la creación de empresas o autoempleo, con un plazo máximo de devolución de 5 años. El tipo de interés que se aplica en este tipo de producto es el Euribor más 0,50%, aunque sin ningún tipo de comisión, en línea con lo que ofrece el mercado. Destaca el llamado “Préstamo sin fronteras”, un crédito personal destinado a cubrir las necesidades básicas, con un importe máximo de hasta 6.000 euros y a pagar en un plazo máximo de 3 años. Otras entidades proporcionan préstamos personales diseñados para cubrir los gastos habituales al establecerse en nuestro país, con un importe máximo de hasta 6.000 euros, y un plazo de amortización de hasta 36 meses. La cara más negativa es el tipo de interés que se aplica, que ronda el 9%.