Las rentabilidades que ofrecían en otros ejercicios algunos productos financieros, y hasta la propia Bolsa, no se repetirán este año. Así lo atestiguan los principales expertos de los mercados. Los riesgos, por tanto, serán mucho más elevados, así que no queda más remedio que actuar con diligencia para buscar las propuestas más seguras que garanticen un mínimo de rentabilidad y que protejan el ahorro. ¿Cómo invertir los ahorros con seguridad? Estos cinco pasos ayudan a conseguirlo.
Imagen: Tax Credits
La seguridad no es algo compatible con la inversión. Es un hecho innegable que todos los pequeños inversores deben asumir en sus planteamientos un cierto riesgo en sus operaciones. A pesar de todo, siempre pueden disponer de atajos en su inversión que les protejan de la volatilidad de los mercados ante los escenarios más comprometidos para sus intereses. No obstante, la dificultad en este momento es mayor que en otros periodos, como consecuencia de la evolución tan explosiva en la que se encuentran algunos activos y productos financieros.
Los valores refugio de antaño casi han desaparecido y el único recurso que disponen las familias en la actualidad es desviar sus ahorros hacia productos bancarios de renta fija, depósitos sobre todo. Ofrecen un rendimiento garantizado, aunque muy débil, como efecto del abaratamiento del precio del dinero en la zona del euro. Más allá de esta propuesta tan convencional, las alternativas se complican en el actual escenario económico.
De todas formas, las familias disponen de una serie de estrategias para moverse en los mercados financieros, sin tanto riesgo y, lo que es más importante en las actuales circunstancias, tratando de dar una respuesta convincente a las necesidades de obtener un rendimiento a los ahorros de toda la vida. Lo conseguirán a través de las siguientes pautas de actuación.
1. Diversificar las operaciones
Bajo ninguna circunstancia habrá que guardar los ahorros en la misma cesta, y más aún si proceden de la misma naturaleza. Por el contrario, la solución partirá de un correcto y equitativo reparto del dinero entre varios productos y hasta en diferentes activos financieros. Deberá ser a través de la combinación de la renta fija y variable en función de los tiempos y con la revisión constante de los movimientos para variar la cartera de inversión ante cualquier cambio en las expectativas económicas.
2. Modelos flexibles
No hay que posicionarse en productos estáticos, muy vulnerables a los cambios en la economía (subida de tipos en Estados Unidos, desplome del crudo, ralentización en el modelo productivo chino, etc.), sino optar por modelos flexibles que estén abiertos a todos los escenarios económicos, sin restricciones. Cada vez quedan menos productos de estas características, pero al menos algunos fondos de inversión cumplen con este requisito. Puede que sea el momento de contratarlos: fondos de volatilidad, retorno absoluto, etc.
3. Huir de productos de mayor riesgo
Estos diseños financieros son los más sensibles para conseguir altas revalorizaciones en la inversión. Pero en las circunstancias actuales no son recomendables por la grave inseguridad que generan sus posiciones. Es más conveniente, por tanto, buscar productos que tengan mayor seguridad, aun a costa de que el rendimiento no sea tan generoso, incluso hasta en exceso bajo. No es aconsejable arriesgar dinero mientras los mercados financieros se muevan con tantas oscilaciones.
4. Rotar las carteras de inversión
Hasta en los escenarios más adversos siempre habrá oportunidades de negocio que no se deben desaprovechar. Habrá que desviar el capital disponible hacia los mercados más favorables en cada momento, y que no tienen que limitarse solo a las bolsas. Hay otras alternativas que pueden ser rentables: metales preciosos, bonos emergentes… No obstante, se requiere un mayor aprendizaje para operar con estos activos financieros.
5. Huir de los experimentos
Si la idea de las familias durante este ejercicio es operar con productos que les pueda generar mayor rentabilidad a sus ahorros, será mejor que desistan del intento. Para protegerlos, es mucho más recomendable que opten por los diseños que mejor conozcan y con los que operan con más frecuencia. Ya habrá mejores ocasiones para experimentar con nuevos diseños financieros, pero no en el actual escenario económico. Y es que los efectos pueden ser los contrarios, para desesperación de los ahorradores.
Atrás quedaron los escenarios en donde las familias suscribían productos a medio y largo plazo. Incluso sus inversiones en la renta variable iban dirigidas a este espacio de tiempo tan amplio. Para este año nada de esto será válido y puede que tampoco para los siguientes ejercicios. A partir de ahora, el corto plazo deberá regir las actuaciones en la inversión, tanto en la contratación de productos de renta fija y variable (depósitos, pagarés, fondos de inversión, etc.), como en especial en la relación con la Bolsa.
De esta forma, se estará protegiendo el patrimonio ante escenarios adversos y la volatilidad de todos los mercados, sin excepción, y hasta con la oportunidad de dirigirlos hacia los productos más adecuados en cada momento, que serán muchos durante este ejercicio. Siempre se hará manteniendo, en cualquier caso, un cierto nivel de liquidez en las cuentas personales. No es obligatorio tener invertido todo el dinero.