Desde hace unos años, algunas entidades ofrecen préstamos personales a particulares que no tienen por qué ser clientes del banco. Una ventaja para que los usuarios puedan elegir la mejor oferta sin necesidad de cambiarse de entidad. Eso sí, si bien no siempre es requisito ser cliente, los bancos dan la posibilidad de vincularnos con ellos a través de la contratación de diferentes productos, a cambio de una rebaja en el interés del préstamo. Si bien a priori puede parecer una buena alternativa para conseguir un mejor precio, no siempre es así. Hay que tener en cuenta tres parámetros antes de decidir.
¿Cómo funciona la vinculación de los préstamos?
Una entidad nos ofrece un préstamo que podemos contratar sin ser clientes con un interés del 10 % y nos da la posibilidad de rebajarlo 1,5 puntos porcentuales, si contratamos un seguro de pagos. Así, tendríamos un crédito con un coste del 8,5 %.
No obstante, hay que tener en cuenta el coste anual de contratar el seguro durante todos los años que estemos devolviendo el crédito y que este coste sea más bajo que la rebaja que nos da el banco para que sea una buena opción.
¿Qué tener en cuenta para contratar una vinculación?
Son tres las variables que debemos analizar para saber si es recomendable contratar la vinculación de un préstamo o no:
- 1. El coste de la vinculación, es decir, cuánto pagaremos en total por contratarla. No es lo mismo que nos pidan domiciliar la nómina en una cuenta sin comisiones que contratar un seguro que tiene un coste anual.
- 2. Qué rebaja conseguiremos por vincularnos. Por lo general, mientras más caro sea el producto (un seguro, por ejemplo), más rebaja conseguiremos en el préstamo. En cambio, si es un producto gratuito (como abrirnos una cuenta nómina), la rebaja suele ser menor, aunque de igual modo debe compensar tener que cambiarnos de banco.
- 3. Evaluar si nos interesa el producto vinculado; no solo la rebaja económica que podremos lograr, sino si es un producto financiero que nos interesa. Por ejemplo, si nos piden contratar un plan de pensiones e ingresar un mínimo de dinero, hay que tener en cuenta que, aunque la rebaja en el préstamo sea grande, este dinero no lo podremos recuperar hasta la jubilación o en circunstancias excepcionales y se trata de un producto de inversión, por lo que es importante analizar si queremos este producto o no.
Imagen: Anna Shvets
¿Cómo calcular qué opción es más barata?
La forma más fácil de comparar si sale a cuenta o no vincularse es calculando el coste total del crédito. Así, según la cantidad y el plazo que elijamos, primero deberemos simular el coste del préstamo sin rebaja y sin la cuantía de los productos vinculados. A continuación, estimaremos el coste total del préstamo con la rebaja y le sumaremos el precio de los productos vinculados durante todos los años que estemos devolviendo el crédito.
Para verlo de manera más clara, un ejemplo. Imaginemos que queremos pedir 10.000 euros para devolver en cinco años. Con un préstamo sin vinculación, obtendremos un interés de, por ejemplo, el 10 % y pagaremos en total 12.748 euros. En cambio, contratando un seguro de 100 euros anuales, el interés que abonaremos será del 8,5 %. En este caso, el total será de 12.310 euros más los 500 euros del seguro por los cinco años. Así, saldría un total de 12.810 euros. En este caso, aunque por poca diferencia, el préstamo sin vinculación sería más barato.