La morosidad es más elevada entre los inmigrantes. Víctimas preferentes de los llamados créditos rápidos, los extranjeros residentes en España también se han hipotecado hasta el límite por la vía convencional para adquirir una vivienda en España -dados los hasta ahora altos precios del alquiler-, otra en su país de origen, sufragar los estudios de los hijos y abonar las facturas médicas de sus mayores en países donde los seguros privados constituyen muchas veces la única opción fiable. Castigados por el paro y la falta de crédito, buscan soluciones en bancos y cajas que les ofrecen una financiación específica con condiciones menos gravosas.
Cercados por el paro
Desde que en el año 2002 la inmigración empezara a ser calificada en España de “realidad”, las entidades bancarias y crediticias han competido en la carrera por ver quién ofrece más y mejores condiciones para captar su atención. Este grupo representa hoy el 12% de la población nacional, hasta un número de 5.598.691 personas, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, publicados en junio de este año. Préstamos al consumo, créditos rápidos, hipotecas por el cien por cien del importe de la vivienda… La banca tiene muy claro el filón de esta nueva línea de negocio, como explica Raúl Sánchez, de la Universidad Europea de Madrid.
Pasados estos años, los extranjeros cruzan “idénticas aguas” que los españoles. Sin embargo, los primeros suelen tener que hacer frente a mayores dificultades de acceso al crédito por falta de avales en el país de acogida y problemas a la hora de abonar cuotas mensuales cuando en el mercado laboral la palabra que más retumba es “despido”. Para más “inri”, el paro y la falta de crédito se han ensañado con ellos. El aluvión del desempleo tiene especial incidencia entre los extranjeros, muchos de ellos empleados en el sector de la construcción.
Las entidades les ofrecen productos laxos en cuanto a los plazos de devolución y menos exigentes en lo relativo a avales
Las necesidades financieras de los inmigrantes pueden clasificarse en fases. Durante los dos primeros años de estancia, la mayor preocupación será encontrar trabajo, conseguir “los papeles”, hablar por teléfono con los familiares y enviarles dinero. Las remesas de dinero son el producto estrella y el resultado de cualquier acción comercial que pueda hacer la banca “será limitado”, según aclara Altina Sebastián, profesora de Finanzas de la Universidad Complutense de Madrid. Una segunda fase podría coincidir con los tres o cuatro años siguientes: el inmigrante deseará que su núcleo familiar se reúna con él y solicitará pequeños préstamos de consumo, adquirirá una vivienda… Será a partir de entonces cuando requiera de la gama completa de servicios que la banca ofrece a sus clientes.
Endeudamiento
Los inmigrantes compraron un total de 7.672 pisos durante el tercer trimestre del pasado año, según datos del Ministerio de Vivienda. Pues bien, esa cantidad es el 58% inferior a las 18.521 casas que adquirieron un año atrás. Porcentaje que cobra verdadera dimensión si se compara con la caída del 33,7% en las adquisiciones de los españoles. Según los datos del Banco de España, la morosidad de los créditos para vivienda de extranjeros registró en diciembre de 2008 una tasa de impagos del 12,5%, lo que supone casi ocho veces más que la de hipotecas nacionales (1,6%). El supervisor financiero subraya que el alto nivel de impagos en este sector de la población se debe a que se trata de un área de negocio “relativamente nueva” para los bancos y cajas, debido al crecimiento de este tipo de población en los últimos años.
Con esos mimbres, algunas cajas han llegado a ofrecer créditos hipotecarios compartidos a inmigrantes que ni siquiera tenían por qué conocerse. Y varias entidades bancarias reclamaron cantidades que en algún caso superan el millón de euros por créditos hipotecarios impagados en los que figuran como titulares y avalistas familias inmigrantes. El caso ha sido denunciado por la ONG América España Solidaridad y Cooperación (AESCO).
Por lo general, tanto cajas como bancos ofrecen productos con condiciones de acceso más flexibles, laxas en cuanto a los plazos de devolución y menos exigentes en lo relativo a avales. La mayoría, de hecho, no los pide. Con el lema “Queremos ser tu banco”, el Santander presenta una línea de servicios dirigida a extranjeros con residencia en España, donde eximen del pago de comisiones. El grupo BEM -del que forman parte ocho cajas de ahorro- facilita créditos personales, concede hipotecas y unifica deudas bajo unos criterios de flexibilidad específicamente diseñados para estas personas (créditos por el cien por cien del importe solicitado y hasta 40 años para la amortización de las hipotecas). Y Caja Navarra ha creado un paquete de productos para no residentes, con la “Hipoteca Más Cerca”, entre otros ejemplos.
Exprés, primer eslabón de una cadena de deudas
Préstamos llevaderos, pero también menos cómodos… Tras la contracción del crédito por parte de los bancos a finales de 2008, los inmigrantes han comenzado a utilizar otras fuentes de financiación. Con criterios de aprobación más flexibles, las entidades de préstamos exprés han encontrado en los inmigrantes un nicho de mercado donde atender a un abultado número de clientes. Los extranjeros son los primeros usuarios de créditos exprés. El 70% de ellos los solicitan para solventar deudas contraídas, y el 30% restante, por cuestiones coyunturales. La mejor receta contra la morosidad sigue siendo no gastar por encima de las posibilidades. De lo contrario, el endeudamiento y el posterior sobreendeudamiento para hacer frente al primero serán sólo dos de los primeros eslabones de una larga cadena.
No obstante, las personas que recurren a este sistema no son conscientes del alto grado de intereses de estos créditos: si el TAE de un banco es del 10%, el de una de estas entidades puede duplicarlo e, incluso, triplicarlo. Por eso, las asociaciones de consumidores no cejan en la batalla contra los créditos rápidos, a los que atribuyen la bancarrota de cientos de familias, sobre todo de inmigrantes.
El respiro de los microcréditos
En la vertiente inversa, las fundaciones y obras sociales de los principales bancos y cajas han puesto en marcha una política de sostén a emprendimientos, en su mayoría dirigidos por inmigrantes, a través de un nuevo producto financiero. Los microcréditos son préstamos de pequeña cuantía dirigidos a financiar proyectos empresariales promovidos por personas que quieren crear su propio empleo y tienen dificultades para obtener crédito por los cauces ordinarios del sistema bancario por falta de avales o garantías. Otorga cantidades reducidas, en general hasta 15.000 euros, con condiciones interesantes en términos de tipos de interés, carencia, plazos de amortización, entre otros, y que sirven para financiar los proyectos de personas que carecen de aval.
Creados por el economista indio y Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus a finales de los 70, se exportaron a muchos países en vías de desarrollo y también a muchas economías avanzadas como la española. Más del 70% de los beneficiarios de este tipo de créditos en España son extranjeros que los solicitan para montar pequeños negocios, según los datos de la Fundación “Un Sol Món” de Caixa Catalunya. Los inmigrantes con permiso de trabajo por cuenta ajena pueden pedir estos préstamos siempre que lleven más de un año en España; también pueden solicitarlos las personas con autorización de residencia aunque no tengan permiso de trabajo.
Los extranjeros son los primeros usuarios de créditos exprés
La cooperativa de iniciativa social “Transformando” dispone de enlace directo con la fundación de microcrédito social “Incluye”, que gestiona el programa de microcréditos sociales de la Fundación “Un Sol Món” de Caixa Catalunya para la Comunidad Autónoma de Madrid. En la historia de los microcréditos en España, el Banco Mundial de la Mujer fue la primera entidad que en el año 1989 firmó un acuerdo con una entidad bancaria, Caja Madrid, para facilitar préstamos a mujeres en condiciones más favorables que las del mercado. Desde el año 1989, el Banco Mundial de la Mujer ha tramitado 960 créditos bancarios, por un importe de más de 23,9 millones de euros. BBVA, Fundación La Caixa, Caixa Galicia y el propio Gobierno también ofrecen microcréditos. En el caso de Caixa Galicia se presta hasta un máximo de 25.000 euros a un tipo de interés fijo del 4%. Para su concesión, no hay comisiones de estudio, apertura ni cancelación y los clientes tienen hasta un máximo de cuatro años para devolverlo.