En plena cuesta de enero muchas familias se plantean la posibilidad de solicitar un crédito para hacer más llevadero el pago de los múltiples bienes que se adquirieren en el inicio de año. Las estimaciones iniciales apuntan que en las pasadas Navidades nos gastamos entre un 6,5% y un 8% más que en las Navidades anteriores. Ahora, para afrontar el inicio del año, una opción cada vez más utilizada es solicitar el denominado crédito rápido. Sólo en 2004 las entidades de este sector concedieron en España créditos por valor de 11.706 millones de euros. Esto supone que cerca de cuatro millones de españoles contrataron un producto de estas características, atraídos porque permiten obtener el dinero en pocos días sin tener que dar explicaciones a la entidad financiera del uso que se va a dar al capital solicitado. No obstante, el mayor inconveniente son los altos tipos de interés que deberán pagar sus solicitantes: el tipo de interés anual no baja del 20%. Por esta razón, las asociaciones de consumidores recomiendan tener precaución a la hora de contratar estos préstamos de elevados intereses y aconsejan que las familias se esfuercen en moderar su consumo.
¿Qué son los créditos rápidos?
Los créditos rápidos son préstamos financieros que se solicitan por importes bajos, desde 500 hasta 6.000 euros, con periodos de amortización de hasta 60 meses (cinco años). No suelen presentar comisiones de apertura, aunque sus intereses rondan el 20% TAE. Este tipo se suele, en ocasiones, enmascarar al cliente informándole sólo de intereses mensuales. Si se multiplica ese interés mensual (en torno al 1,8% por doce), se ve la realidad más clara. Además, por cancelar anticipadamente el préstamo suelen aplicar comisiones en torno al 1% sobre el importe que queda pendiente de amortizar.
En muchas ocasiones, los interesados en un crédito rápido no suelen prestar la atención que merece al dato del tipo de interés que le aplicarán por el dinero solicitado, ni a las comisiones. Muchos usuarios se dejan llevar por la posibilidad de tener el dinero de forma instantánea, que es una de las principales características de este tipo de préstamos. Además, la libertad de poder utilizar el dinero sin tener que justificar su finalidad a la entidad financiera que lo concede es otro de los rasgos que más promueven su solicitud.
El producto se contrata prácticamente sin hacer papeleos. Para poder suscribir un préstamo de este tipo, los documentos que suelen solicitar las entidades son una fotocopia del DNI, la última nómina, un recibo domiciliado en un banco (sólo en ocasiones) y el número de la cuenta corriente en la que se domiciliará el préstamo. La entidad se compromete a facilitar el dinero en el plazo de 24 ó 48 horas después de recibir toda la documentación requerida.
¿Cuánto cuesta un crédito rápido? Ejemplo práctico
Al margen de estos “ganchos” (muy utilizados en los anuncios publicitarios de las entidades), los suscriptores no deben olvidarse de mirar el tipo de interés que tendrán que pagar. Es conveniente hacer cuentas de por cuánto puede salir la operación. Por ejemplo, en Eurocrédito ofrecen actualmente un préstamo de 3.000 euros a un interés TAE del 21,92%. Aunque de entrada es un interés muy elevado, la entidad trata de hacer asumible y atractivo el producto permitiendo amortizarlo en un plazo de 42 meses. De este modo, la cuota mensual que el cliente deberá pagar es de 99 euros. Una sencilla operación permite calcular que el cliente deberá pagar un total de 4.158 euros, 1.158 euros más de lo que le prestan.
En Cofidis dan la posibilidad de contratar un crédito rápido de 600 euros, a pagar en 25 mensualidades de 30 euros cada una de ellas. El tipo de interés aplicado es del 25,56% TAE. En este caso, el cliente terminará pagando 750 euros, 150 euros más de los solicitados. Al ser un importe más pequeño que los comentados anteriormente, el interés es más alto.
De estos ejemplos se deduce, además, que dado que son préstamos de pequeño importe a las entidades les interesa ofrecer amplios periodos de amortización, ya que eso les supone cobrar mayores intereses. No obstante, los clientes deben valorar sus posibilidades y tratar de buscar la combinación más adecuada entre la cuota mensual a pagar y el plazo total de contratación del préstamo. En ocasiones, alargar el plazo más de lo necesario supone pagar intereses más años y estrecharlo en exceso puede llegar a implicar una carga demasiado pesada. Lo importante es elegir la cuota que al consumidor le resulte más cómoda.
Antonio Giraldo, director general de Eurocrédito, afirma que las entidades no ocultan los tipos de interés que cobran. “Lo que es cierto es que el cliente habitualmente sólo se interesa por la cuota que va a pagar, que habitualmente les resulta muy asumible. Lo que mira es lo que tiene en el bolsillo y lo que puede pagar”, asegura. Desde las Asociaciones de Consumidores y también desde el Banco de España aconsejan, por su parte, controlar más el endeudamiento familiar, que en la actualidad se encuentra en niveles máximos, para evitar tener que hacer frente a cargas financieras insoportables.
¿Actúan las entidades conforme a la legalidad?
Hasta hace poco algunos actores económicos relacionaban el negocio del crédito rápido con prácticas de “usura”, dados los elevados intereses que imponen en sus productos. No obstante, las entidades mencionadas actúan conforme a la legalidad y están debidamente registradas en el Banco de España. Su negocio está controlado y, de hecho, el nivel de morosidad que pueden presentar por desarrollar este tipo de negocio, en torno al 2%, es razonable. Dado el planteamiento de este tipo de créditos, el modelo de negocio admite alcanzar tasas de morosidad de hasta el 5%. El riesgo que se asume es más elevado, por tanto, que el que corren las entidades que comercializan, por ejemplo, hipotecas. En este caso, la morosidad ronda el 0,3%.
Cabe sospechar, por el contrario, de cualquier otra entidad que ofrezca créditos rápidos y que no esté registrada debidamente en el Banco de España.
¿Quién se interesa por los créditos rápidos?
Desde Eurocrédito señalan que prácticamente cualquier persona es un cliente potencial de este tipo de préstamos. No obstante, las amas de casa y los inmigrantes figuran entre los clientes estrella. Las amas de casa son prescriptoras iniciales, puesto que son las que ven los anuncios en televisión. Los inmigrantes, por su parte, son clientes potenciales porque a veces no están todavía muy habituados a tratar con los bancos. Susana Medrano, de Banco Popular-e, asegura, además, hay un gran número de clientes que contratan estos créditos porque valoran el anonimato con el que se les trata. “No pedimos explicaciones sobre el uso que se va a dar el dinero. Este es un rasgo muy valorado”, añade de Medrano.
¿Para qué se usan?
Poder utilizar el dinero solicitado con un préstamo instantáneo sin tener que dar explicaciones a la entidad es, como ya hemos comentado, uno de los rasgos más valorados del producto. No obstante, las entidades sí que tienen una imagen más o menos fiel acerca de cómo se gasta la gente este capital. Tradicionalmente se ha pensado que este tipo de préstamos se utiliza para “tapar agujeros en el hogar”. Hacer reparaciones en la vivienda habitual o comprar un electrodoméstico que se ha estropeado son algunas de las finalidades que se dan al préstamo rápido. No obstante, ante el incremento del nivel de vida de las familias y la resistencia de muchos hogares a dejar de consumir, cada vez se recurre más al crédito rápido para financiar caprichos. “Ahora hay familias, con poder adquisitivo elevado, que solicitan un préstamo rápido para pagar un viaje o comprar un televisor de plasma”, afirma Antonio Giraldo, de Eurocrédito.
Desde Santander Finance aseguran que el destino de estos préstamos es también muy variado. “Desde financiar un sofá, una joya, un viaje, hasta arreglar una lavadora o refinanciar otra deuda. Cualquier capricho o gasto inesperado puede financiarse con un préstamo de estas características”, añaden desde esta financiera.