Atrás quedaron los días en los que era frecuente recibir cartas del banco con ofertas de préstamos para los clientes. Todo era financiable: automóviles, reformas en la vivienda, viajes o equipos informáticos. ¿Por qué iba el ciudadano a privarse de un capricho si el banco le ponía en bandeja la posibilidad de pagar cualquier artículo con facilidad y en cómodos plazos? Hoy la situación ha dado un giro de 180 grados. Devolver los pagos es difícil para muchos. La tasa de morosidad ha aumentado y los bancos han cerrado las puertas del crédito a quienes no garantizan un cierto grado de solvencia. Pero todavía son muchos los españoles que piden financiación adicional, ya sea para adquirir artículos de primera necesidad o para comprar productos que hagan la crisis más llevadera.
¿Es imprescindible?
Una de las cuestiones que el cliente de un banco debe plantearse antes de pedir un crédito es si el bien que desea adquirir es necesario, incluso, imprescindible. Con la crisis, las condiciones de venta en los concesionarios han mejorado mucho. Lo mismo que ocurre con los coches sucede con otros artículos: vivienda, equipos informáticos, viajes… Pero si no son imprescindibles y el ciudadano carece del dinero necesario para adquirirlos, es preferible retrasar su compra. Así pospone la solicitud del crédito y espera a que mejore la coyuntura económica y la incertidumbre laboral. Con la recesión y las negras perspectivas de recuperación a corto plazo, cualquier nuevo endeudamiento puede repercutir de manera negativa en la economía familiar.
El número de personas que se plantea solicitar un crédito al consumo duplica la cifra de quienes ya lo tienen concedido
No todas las personas que solicitan un préstamo prevén adquirir un nuevo producto. En ocasiones se piden para pagar una deuda. Sin embargo, esta opción no es aconsejable. Esta cantidad se suma a los intereses de ambos préstamos y empeora la situación de endeudamiento. Con la crisis y la amenaza del paro, las cuentas que se hicieron para pagar los créditos pueden quedar obsoletas y comprometer otros bienes.
Continúa el endeudamiento
Las perspectivas económicas negativas y la dificultad para obtener un préstamo parecen no interponerse en los deseos de los consumidores. Un estudio elaborado por Cofidis sobre el perfil de los demandantes de financiación refleja que el número de personas que se plantea solicitar un crédito al consumo duplica la cifra de quienes ya lo tienen concedido: seis de cada 100 ciudadanos han contratado uno y alrededor de un 14% sostiene que estudia solicitarlo.
El informe señala que son los españoles de clase media, entre 35 y 44 años, quienes firman un mayor número de créditos al consumo. La mayoría reside en entornos urbanos que superan los 100.000 habitantes, en Cataluña, Andalucía, norte de Aragón y sur de Extremadura. El perfil de los ciudadanos que quieren obtener uno de estos préstamos es muy similar al de quienes ya lo tienen, si bien el tramo de edad de los solicitantes está entre 45 y 59 años. El análisis destaca que el número de jóvenes que ha contratado un crédito al consumo se ha incrementado en torno al 80%. Mientras que en 2008 sólo el 1,3% de los menores de 25 años lograron uno de estos créditos, en el mismo periodo de 2009, el 6,9% ha obtenido este tipo de financiación. Respecto a los ciudadanos de clase alta, un 9,9% de la población de este segmento ha firmado un crédito al consumo en 2009, frente al 4,9% de 2008.
Si hay irregularidades en el historial del solicitante será más difícil conseguir de nuevo financiación
Si el solicitante ha pedido con anterioridad más créditos, debe tener en cuenta su historial de pago. Si se detectan irregularidades en el abono de los plazos, impagos o moratorias, será más difícil que consiga de nuevo financiación. Lo mismo ocurre si en su cuenta corriente se han visto con frecuencia números rojos o si forma parte de una lista de morosos. En el caso de no encontrarse en ninguna de estas circunstancias, si ha sido cliente del banco o caja de ahorros durante mucho tiempo o tiene contratados varios productos en la entidad, puede negociar mejores condiciones en el pago de los intereses o comisiones, aunque esto no siempre funciona. Menos en un momento en el que los bancos han puesto muy difíciles las condiciones para obtener financiación.
Alternativas de financiación
Los créditos nuevos concedidos a los hogares el pasado mes de junio se redujeron en un 16%, en comparación con el mismo mes de 2008, según confirman los últimos datos proporcionados por el Banco de España. Esta cifra indica que el ritmo de caída se modera cada mes, puesto que el descenso en mayo de 2009 fue del 24% con respecto al año anterior. A pesar de que las cifras aún están lejos de las registradas en los últimos años, los datos reflejan una ligera recuperación del crédito nuevo concedido a familias.
Si la economía doméstica no pasa por su mejor momento, es preferible acudir a una entidad financiera sólo cuando no haya otras opciones
El rechazo de las solicitudes de financiación por parte de los bancos y cajas tradicionales es muy elevado y se ha convertido en uno de los motivos que empuja a pedir un crédito rápido. En 24 horas, desde el momento en el que se aprueba la solicitud, el cliente recibe el dinero. Sin embargo, aunque es más fácil conseguirlo y los trámites para su obtención son escasos, devolverlo puede ser complicado debido a sus elevados intereses.
Si el consumidor no puede contratar un crédito con un banco o caja de ahorros porque sus solicitudes son denegadas, es preferible recurrir a otras opciones. Entre ellas, destacan los préstamos familiares y, cuando la cantidad necesaria no sea muy elevada, cabe la posibilidad de solicitar un anticipo en el trabajo, hacer los pagos con tarjeta de crédito o solicitar al banco que adelante el pago de la nómina. Así se evita pagar intereses.
Para salir de un apuro puntual, el trabajador puede pedir que se le abone el dinero correspondiente a los días del mes que lleva trabajados
Si se quiere comprar un producto, se puede recurrir al pago aplazado sin intereses que ofrecen algunos establecimientos o acogerse a la financiación del concesionario, si se adquiere un automóvil. Otras posibilidades son: obtener unos ingresos extras mediante pequeños trabajos, aunque hoy en día es una solución complicada, y empeñar o vender joyas u otros objetos de valor para conseguir liquidez de forma inmediata.
- Préstamos familiares.
Cuando una persona tiene varias deudas y carece de un futuro laboral sólido, es frecuente que pida ayuda a familiares o a amigos. No obstante, esta manera de obtener un dinero que sería imposible de otra forma, también es cada vez más complicada. El capital prestado sin demasiadas cautelas en otras ocasiones, se cede hoy con precaución. Cada vez son más los españoles en paro, con deudas o inseguridad por su futuro laboral. Por este motivo, es probable que ni la familia ni los amigos tengan capacidad suficiente para ayudar. Cuando puedan prestar dinero, sobre todo si la cantidad es elevada, es conveniente que la operación se realice por escrito e, incluso, se registre ante la Agencia Tributaria para evitar malentendidos.
- Adelanto de la nómina.
Algunas empresas no son partidarias de pagar por adelantado el salario a los trabajadores que lo soliciten, ni siquiera cuando la confianza es uno de los vínculos que une al empresario con el empleado. Sin embargo, el trabajador puede pedir que le abonen el dinero correspondiente a los días del mes que haya trabajado hasta entonces. Así podrá salir de un apuro puntual.
- Crédito nómina.
Cada vez más bancos y cajas de ahorro cuentan con esta opción. Quienes tienen domiciliada su pensión o su nómina en la entidad disfrutan de mayores ventajas al contratar este producto. La principal es que carece de intereses. En función del banco, es posible solicitar el adelanto de varias mensualidades. El problema está en que los plazos para devolver el dinero son reducidos y, si no se puede hacer frente a la deuda en el periodo establecido, los intereses que se deben pagar son elevados.