Por primera vez en la historia, al menos desde que empezó a utilizarse el euríbor como índice de referencia, en España se dan más hipotecas fijas que variables. Así lo indican los informes del Instituto Nacional de Estadística de los meses de marzo, abril y mayo de 2020, durante los que la población española se mantuvo confinada por culpa de la llegada del coronavirus. Sin embargo, el interés de estos productos es aún más alto que el de los préstamos a tipo variable, así que ¿realmente sale a cuenta contratarlos? A continuación veremos en qué situaciones puede ser más conveniente financiar la compra de una vivienda con un crédito con una cuota estable.
Si tienes poca tolerancia al riesgo
Por definición, el interés de una hipoteca fija se mantiene constante durante toda la vida del crédito, siempre y cuando se respeten las posibles condiciones de bonificación (como mantener contratados ciertos seguros, por ejemplo). Por lo tanto, se trata de un producto que es especialmente beneficioso para aquellos clientes que no quieran sufrir cambios de cuota por culpa de subidas o bajadas del euríbor, es decir, para los que tengan poca tolerancia al riesgo.
Ahora bien, antes de contratar uno de estos préstamos conviene tener en cuenta que, a corto plazo (y puede que también a la larga), sus cuotas serán más caras que las de un crédito a tipo variable, pues su interés será mayor mientras el euríbor se mantenga en valores tan bajos como los actuales. Aun así, las actuales hipotecas fijas son muy baratas si las comparamos con las que se ofrecían hace unos años, con intereses que rara vez superan el 2 %. Por lo tanto, las mensualidades a pagar son, por lo general, asequibles.
Si vas a devolver el dinero en 20 años o más
Para los que duden sobre su propia tolerancia al riesgo, en cambio, solo es conveniente contratar una hipoteca a tipo fijo si se pretende devolver en 20 años o más. En este punto entra en juego el método francés de amortización (el que se utiliza en España), con el que se paga una mayor parte de los intereses durante los primeros años del préstamo y una mayor fracción del capital pendiente en los últimos.
En principio, se espera que el euríbor se mantenga alrededor del 0% para los próximos cinco años. Así, si el plazo de amortización fuera de unos 10 o 15 años, optar por un tipo variable sería probablemente más ventajoso, pues la mayor parte de los intereses se pagarían durante ese primer lustro.
A más largo plazo, en cambio, es prácticamente imposible saber a cuánto cotizará el euríbor. En consecuencia, firmar una hipoteca fija a 20 o 30 años podría salir más a cuenta a la larga que optar por el tipo variable. En estos casos, el cliente tendrá que valorar qué opción sería más interesante en función de sus propias preferencias y previsiones.
Imagen: stevepb
Si no prevés adelantar capital
Finalmente, contratar una hipoteca a interés fijo puede ser un peor negocio si se pretende adelantar capital durante la vida del producto. La comisión máxima por amortización anticipada parcial o total es más alta para estos préstamos que para los de tipo variable, tal y como se puede comprobar a continuación:
- Comisión máxima para hipotecas fijas: 2 % durante los primeros 10 años y 1,5 % después.
- Comisión máxima para hipotecas variables: 0,25 % durante los primeros tres años (o 0,15 % durante los primeros cinco) y 0% después.
En ambos casos, eso sí, la compensación a pagar al banco no puede superar la pérdida financiera que le hayamos generado por la amortización anticipada. Además, hay que decir que cada vez más entidades, especialmente la banca online, ofrecen hipotecas fijas sin esta comisión por reembolso anticipado, con las que no tendríamos que pagar nada por adelantar capital.