Cuándo no hay que invertir en Bolsa

Hacer una buena inversión depende en gran parte de elegir bien el periodo en el que ausentarse de los parqués
Por José Ignacio Recio 19 de octubre de 2009
Img cajafuerte
Imagen: Steve Woods

No tomar posiciones en la renta variable puede ser un éxito para los intereses del pequeño y mediano inversor. No todos los periodos ofrecen las mismas oportunidades de compra y la clave para hacer efectiva una buena inversión reside en elegir el momento adecuado para entrar en Bolsa, pero también en determinar la mejor etapa en la que estar ausente de los parqués. En ocasiones, es preferible destinar el capital a otros productos de ahorro que no afecten al presupuesto doméstico.

La participación en Bolsa no siempre está relacionada con plusvalías. Mantenerse alejado de la renta variable reporta en algunos momentos más beneficios a los pequeños y medianos inversores, al no perder dinero en situaciones complicadas.

Cuando la tendencia bajista se apodera de los mercados bursátiles y las caídas del valor de las acciones superan el 20%, muchos inversores se ven «atrapados» justo cuando más necesitaban ese dinero para solucionar otros problemas domésticos. Los inversores deben mantenerse alejados de la renta variable en determinados momentos o situaciones que pueden comprometer su situación económica particular. Esta opción es también recomendable -incluso sin crisis económica- cuando la situación personal del inversor haga prever que necesitará en el corto plazo el capital invertido. En demasiadas ocasiones se invierte con la creencia de que se rescatará el dinero en pocos días o semanas con ciertas plusvalías, y la apuesta bursátil se devalúa en un 10%, 20%, 30% o más.

Los efectos de realizar una inversión en mal momento son casi siempre inmediatos y radicales

Entre los pequeños y medianos inversores es fácil encontrar a quienes se han arrepentido a los pocos días de haber entrado en los parqués bursátiles. Los efectos de realizar una inversión en mal momento son casi siempre inmediatos y radicales: puede perderse gran parte del capital invertido o quedarse «enganchados» en un valor con precios inferiores a los de compra. Desde este punto de vista, es más cómodo esperar a que aparezcan auténticas oportunidades.

Motivos para ausentarse del parqué

Los escenarios para plantearse dejar de operar en la renta variable son tanto exógenos como endógenos a la condición del inversor. No todos los periodos ofrecen las mismas oportunidades de compra. El secreto de una buena inversión reside en seleccionar el momento adecuado para entrar en Bolsa y en elegir en qué etapa ausentarse. Hay que reconocer cuáles son las situaciones idóneas para estar fuera del mercado, con completa liquidez.

En primer lugar, están las causas derivadas del propio mercado, que marcan las pautas sobre los momentos para no invertir:

  1. En periodos bajistas del mercado, que pueden durar varios años y llevar a los precios de las acciones a caer un 20% o un 30%, tal como demuestran los gráficos. Esta tendencia se produce de manera regular en Bolsa, en la que «nada sube eternamente».
  2. En momentos de recesión o crisis económica, cuando los resultados de las empresas que cotizan en Bolsa se resienten. Ello se refleja en su cuenta de resultados, y sus precios se revisan a la baja.
  3. Cuando algún índice o valor rompe los soportes que tiene en su evolución bursátil.
  4. Si un valor está agotado en su tendencia alcista o tiene un grado de sobrecompra exagerado. Se corresponde con el anuncio de recortes cercanos en sus precios por tiempo indefinido.
  5. Cuando los valores tengan un deterioro muy fuerte en su comportamiento bursátil. Indica que hay algo que no funciona en la compañía y los recortes se podrían potenciar en un espacio de tiempo más amplio, incluso con la posibilidad de llegar a mínimos históricos, como ha sucedido en varias ocasiones.
  6. Cuando la lógica del mercado así lo indique. En cada ejercicio bursátil hay señales que se reflejan en los gráficos de los indicadores y osciladores, en especial en las operaciones realizadas al corto plazo.
  • No hay que minimizar los aspectos personales, que también influyen en la conveniencia o no de operar en la renta variable:

    1. Nunca se debe invertir si se necesita tener liquidez por cualquier motivo: pago de deudas, presupuesto mensual, colegio de los niños, etc. En Bolsa hay que disponer del dinero que no se necesita en muchos años.
    2. No hay que destinar más del 20% del capital disponible para una primera toma de posiciones en la renta variable, a no ser que se asuman ciertas pérdidas en cada operación.
    3. No deben acudir a la Bolsa quienes tienen un elevado grado de endeudamiento -créditos, hipotecas…- y una cuota de ahorro mensual limitada. Es preferible invertir en un producto de ahorro, ya que los posibles beneficios bursátiles pueden no compensar el riesgo que conllevan algunas operaciones.
  • ESTUDIAR EL MERCADO

    Cuando se van a realizar operaciones bursátiles de cierta importancia es preferible estar en liquidez, estudiar y analizar la evolución de los mercados. Hasta no tener certeza de que las cosas puedan salir bien, lo mejor es alejarse de los parqués bursátiles.

    Esta distancia permitirá realizar un análisis más subjetivo de la realidad de la renta variable, además de asistir a movimientos corporativos de los que pueden salir oportunidades de compra. También se conseguirá hacer una selección de las futuras adquisiciones a través de simuladores de Bolsa que proporcionan de forma gratuita la mayoría de bancos y cajas de ahorros. Incluso los más avezados pueden “jugar” con los soportes y resistencias de cada valor, que les permitirán ganancias más amplias y generosas. No deben hacerse compras de forma apresurada, cuyos efectos pueden ser devastadores, en especial cuando el capital aportado es elevado.

    Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube