Pagar el alquiler, hacer una transferencia, consultar las cuentas… Utilizar los servicios del banco por Internet para operaciones sencillas que forman parte de la rutina diaria supone una gran comodidad, pero también tiene sus riesgos: se puede acabar como víctima de un fraude, si no se toman las medidas necesarias para navegar con seguridad por la entidad. Para evitarlo, como se indica en las siguientes líneas, se deben seguir una serie de pautas, como mantener el ordenador limpio de virus y verificar que se está en una web segura.
Los principales bancos y cajas que tienen presencia en España permiten operar on line e incluso hay grandes grupos, como el Santander, que tiene entidades que solo trabajan por Internet. Hacer transferencias, consultar la cuenta o contratar productos a través de la Red son acciones seguras que en nuestro país se realizan cada vez con más frecuencia. Pero para no caer en las redes de los ciberdelincuentes, se deben tener en cuenta algunos trucos.
1. Asegurarse de operar en webs auténticas
Al conectarse con el banco, hay que asegurarse de que se está en la página auténtica. Antes de realizar cualquier operación se debe verificar que en el explorador aparezca la dirección normal de la entidad y que las páginas en las que se pide contraseña y usuario empiecen por las letras «https». La «s» indica que el intercambio de información es seguro y confidencial, como recuerda Ruth García, técnico de seguridad del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE). Además, hay que buscar un candado, pues este símbolo señala que es una página protegida.
2. Utilizar siempre un ordenador seguro
Para que el ordenador esté en condiciones óptimas de seguridad, se deben considerar algunos aspectos.
Reducir la cantidad de correo no deseado. Cuanto menos spam o correo no deseado se tenga, más difícil será que los ciberdelincuentes puedan atacar. Los mensajes con intenciones de estafar con correos que imitan la identidad y logotipos de bancos y cajas (phishing) se distribuyen mediante correo electrónico.
Instalarse un antivirus, un firewall y un software antispyware y asegurarse de que están actualizados, siempre que se use el equipo informático para realizar operaciones bancarias. El consejo es válido no solo para el ordenador de sobremesa, sino para el portátil, la tableta y el smartphone, que deben ser reforzados.
3. Usar contraseñas seguras y desconectarse al acabar la operación
Nunca entrar en el área privada del banco desde redes públicas como un cibercafé, un centro comercial… Es un consejo básico, pero muchas veces no se cae en la cuenta de que los datos en ese momento dejan de estar seguros.
Si no queda más remedio que acceder desde un equipo o red que no sean los propios, siempre hay que limpiar las claves y cachés de los exploradores para que otras personas no puedan acceder a esa información.
No ingresar a la web del banco desde correos electrónicos o desde sitios web. Lo más aconsejable es escribir la dirección manualmente en el navegador y, después, verificar que la dirección aparezca en el navegador del modo correcto. Algunos troyanos alteran el sistema y al escribir la dirección redireccionan hacia una página idéntica a la de la entidad; en ella, toda la información que se dé irá a manos poco seguras.
Usar una contraseña segura y no utilizar para operar en el banco la misma que para acceder a otros sitios menos seguros. Tampoco se deben dejar las claves de acceso localizables ni comunicárselas a nadie. Además, cada cierto tiempo es recomendable cambiar el nombre de usuario y la contraseña de ingreso.
Empezar y terminar las operaciones. Una vez que se haya accedido a la cuenta personal, no se debe dejar el ordenador hasta que se haya terminado de operar. Y al finalizar, se debe salir de la aplicación cerrando la sesión con el botón que indica en la web «desconectar», y no cerrando tan solo la ventana.
Comprobar con regularidad los movimientos de cuentas y tarjetas; si hay alguno que no se conoce, se debe notificar a la entidad lo antes posible.
Todas las webs bancarias brindan consejos y alertas de seguridad con cierta periodicidad, por lo que es conveniente consultarlas para conocer sus novedades.
Tener en cuenta que el banco nunca manda un correo para verificar datos. La entidad conoce los datos de sus clientes y solo se pone en contacto con ellos si lo han solicitado o para informar de cambios en el bancco.
4. Aplicar el sentido común al usar información personal
No enviar información confidencial en un correo. Aunque es una obviedad, nunca está de más recordar que en los correos electrónicos la información que se manda queda expuesta.
No dar credibilidad a informaciones sobre posibles peligros, ya que en muchas ocasiones son estafas. Una advertencia de una falsa compra con tarjeta de crédito -al anularla en una página enlazada, copian la información- o datos que le faltan al banco… Si se recibe uno de estos correos en el ordenador o móvil, no se debe contestar vía correo electrónico ni por teléfono -si indican un número-, sino acudir a la sucursal.