El objetivo prioritario de la diversificación en la inversión consiste en protegerse ante cualquier problema, más aún ante la inestabilidad actual de los mercados. Puede hacerse a través de tomas de posiciones en diferentes activos financieros, como fondos de depósitos, bonos u opciones de futuro, entre otros, pero también es posible crear una cesta de valores diferentes que permitan que el descenso del precio de uno de ellos tenga escasas consecuencias en el resto.
Paliar pérdidas
La gran mayoría de los analistas financieros incide en la importancia de diversificar la cartera de valores con objeto de paliar posibles pérdidas en la inversión. Esto supone la distribución en diversos valores negociables para minimizar riesgos. La diversificación de las inversiones puede realizarse de varias maneras:
- A través de distintos activos financieros.
- Mediante la inversión en Bolsa por medio de una «cesta» basada en valores de diferentes sectores o índices bursátiles.
Una cartera de inversión diversificada contiene productos de distintos tipos e incluye acciones, fondos de inversión e instrumentos de renta fija y variable, como bonos y certificados de depósito. De esta forma, se pueden combinar fondos de inversión, mercados bursátiles o ETF, entre otros, en función de la coyuntura económica.
A medida que aumenta el porcentaje de inversión en renta variable, se incrementan los riesgos y los beneficios
Una fórmula válida para perfiles conservadores sería tomar posiciones en un 80% de renta fija y el 20% restante, en renta variable. Si se desea arriesgar un poco más, como es el caso de inversores agresivos, estos porcentajes podrían permutarse hasta alcanzar un 70% en renta variable y el 30% en renta fija. A medida que aumente el porcentaje en renta variable, se incrementarán los riesgos que asumirá el ahorrador, aunque los beneficios se elevarán también de manera proporcional.
Cómo conformar una cartera bursátil
Otra variante de diversificación proviene de la toma de posiciones en la renta variable a través de la Bolsa, tanto en mercados nacionales como internacionales. Esta estrategia se puede llevar a cabo si se conforma una cartera que incluya la inversión bursátil en títulos y países que no tengan relación entre sí. De este modo, el descenso del precio en uno de ellos tendría escasas consecuencias en el resto de la cesta. La estrategia idónea sería tomar posiciones en sectores de alto componente especulativo y contrarrestarlo con la compra de otros más defensivos, que aportan mayor seguridad.
Al diversificar la inversión bursátil, el descenso del precio de un valor tendría escasas consecuencias en el resto de la cesta
La disyuntiva se plantea en el momento de aplicar el correspondiente porcentaje a cada valor. Como resulta obvio, estará determinado por el grado de riesgo que esté dispuesto a asumir el inversor. Un modelo tipo de diversificación del capital solo a través de la renta variable sería el siguiente: un 30% en valores del sector bancario, otro 30% en compañías de telecomunicaciones, un 20% en el sector farmacéutico y el 20% restante se podría destinar a comprar acciones de compañías provenientes de las nuevas tecnologías.
Si bien esta estrategia beneficia al pequeño y mediano inversor en términos globales, conviene valorar también los riesgos de ponerla en práctica.
Ventajas:
Aporta mayor seguridad al no tener concentrado todo el capital en un solo producto o valor.
Minimiza los riesgos de perder el capital invertido.
Permite aprovechar las ventajas de cada producto del mercado bancario: opciones de futuro, fondos de inversión, depósitos estructurados, etc.
Inconvenientes:
Necesita del asesoramiento de algún experto en mercados financieros que diseñe la composición de la cartera de cada cliente.
Si alguno de los valores escogidos tiene un buen comportamiento, no se pueden recoger los beneficios en toda su intensidad.
Se necesita un capital mínimo superior al necesario para otras alternativas de inversión.