Si hay un momento en que hay que tener especial cuidado con las inversiones ese es el periodo vacacional. Un mayor relajamiento en las costumbres financieras puede llevar a que los ahorros se resientan por falta de atención. Incluso se corre el riesgo de que a la vuelta de las vacaciones los ahorradores se encuentren con una disminución en su patrimonio. Para prevenir esta situación tan poco deseable, habrá que vigilar dónde se deposita el dinero. Será a través de productos y estrategias más seguras, con vencimientos muy cortos y con la disposición de algo de liquidez para disfrutarlo en los días de asueto. Si se siguen los consejos que se detallan en este artículo se alcanzará este objetivo.
Hay varias estrategias para saber qué hacer con los ahorros durante las vacaciones: desde las que tratan de salvaguardar el capital, prevaleciendo la seguridad sobre el riesgo, a otras que solo intentan generar una mínima rentabilidad para recompensar la vocación ahorradora de las familias y, en cualquier caso, que sirvan para evitar situaciones poco agradables a la vuelta.
Valores más conservadores
Si estar posicionados en Bolsa es el deseo de los minoristas, no tendrán más remedio que acudir a los valores más conservadores para dar mayor seguridad a su cartera de valores. Empresas del sector eléctrico, alimentación, autopistas, etc. pueden ser las alternativas para estos días de descanso, por representar los más defensivos de la renta variable.
El principal motivo de esta actuación es estar en los sectores menos volátiles y que muestren una mayor estabilidad en sus precios. Durante los meses del verano, la negociación de títulos es sensiblemente menor, y esto hace que las oscilaciones en su cotización sean muy acusadas. Cualquier acontecimiento negativo puede coger al ahorrador desprevenido en la playa y sin forma de reaccionar ante este escenario.
Depósitos con permanencia mínima
Para pasar con tranquilidad las vacaciones, no hay mejor manera de hacerlo que con la suscripción de un depósito a plazo muy corto, no más de uno o dos meses. Hay suficientes propuestas como para aceptar el reto, desde las imposiciones tradicionales a las ofertas para nuevos clientes.
En general, la rentabilidad no será muy generosa, entre el 0,30% y 0,50%, pero a cambio imprimirán una mayor protección a los ahorros, ya que habrá la garantía total de recuperar las aportaciones a su vencimiento y con la ventaja de no generar comisiones ni otros gastos administrativos.
Fondos flexibles
Otra posibilidad a la que pueden recurrir los inversores más avanzados durante las vacaciones es depositar su capital en fondos flexibles (en especial los mixtos), en los que los gestores saben adaptarse a todas las condiciones del mercado, incluso en escenarios desfavorables.
Pueden ser suscritos bajo aportaciones muy accesibles para todos los demandantes de este producto, a través de una diversificación en los activos financieros, que será muy favorable para los intereses de los partícipes de los fondos con un grado de agresividad que irá en función del perfil que presente el cliente.
Cuentas de alta remuneración
La salida de vacaciones puede ser la excusa perfecta para variar las relaciones con el banco. Es posible hacerlo contratando una cuenta de alta remuneración que proporcione una rentabilidad en torno al 1,50% y cuyo abono podrá ser mensual en algunos modelos comercializados por las entidades de crédito.
Puede que, con un poco de suerte, este modelo de ahorro contemple la opción de domiciliar la nómina (o pensión) para obtener más ventajas: tarjetas de débito y crédito gratuitas, sin comisiones y el acceso a una amplia gama de servicios bancarios.
Órdenes para limitar el riesgo
Para los ahorradores más agresivos, siempre les quedará el recurso de destinar una cantidad mínima de sus ahorros para invertir en Bolsa, si el escenario económico es el adecuado en estos meses. Pero mejor si es bajo la premisa de imprimir una orden de stop loss en las ventas -que permiten frenar las pérdidas cuando el valor contratado experimenta un retroceso importante-, que eviten quedar atrapado en una caída bursátil y, de esta forma, proteger la inversión.
Ante los gastos que se generarán en las vacaciones, puede ser un buen momento -tras los meses en que se ha revalorizado la renta variable- para hacer caja y disfrutar de las plusvalías en estos días de descanso. Las carteras de los pequeños inversores se habrán revalorizado hasta en un 10%. La estrategia de inversión puede seguir a través de ventas parciales o totales de sus acciones, en función de sus perfiles.
Además, dispondrán de liquidez de inmediato en su cuenta corriente, para destinarla a los muchos abonos que tendrán que afrontar en el periodo vacacional: restaurantes, programas de ocio, reservas turísticas, etc.
También servirá para desconectar durante unas semanas de los mercados bursátiles, desde la playa, la montaña o el destino elegido, para pasar el periodo de asueto sin sobresaltos. Ya habrá tiempo -a la vuelta de las vacaciones- para retomar las inversiones, en función de cómo evolucionen sus índices durante estos días.