La nueva tendencia en las fuentes de financiación para ayudar con los gastos más urgentes se basa en realizar pequeños adelantados sobre el salario de los trabajadores. Están apareciendo empresas que se dedican a anticipar la nómina o pensión de sus demandantes hasta un importe máximo de 500 euros. Están especializadas en préstamos urgentes de poco importe, aunque con mayor rapidez y bajo la forma de pago aplazado, pero con la aplicación de intereses de hasta el 30%. Es fácil acceder a estos productos, siempre que los clientes dispongan de una nómina o pensión. A continuación se explican las características de estos adelantos, qué requisitos son necesarios para solicitarlos, cómo pedirlos y qué ocurre si no se devuelven en plazo.
¿Qué requisitos se piden?
Los requisitos para conseguir un anticipo de la nómina o pensión por parte de empresas especializadas no son muy difíciles de cumplir. Basta con disponer de la nacionalidad española, haber cumplido 21 años y ser titular de una nómina o pensión superior a 600 euros. Habrá que presentar el justificante de estos ingresos, así como algún recibo doméstico (luz, gas, agua, etc.) a nombre de su titular. Si este es el caso de los usuarios, podrán conseguir un adelanto de hasta 500 euros.
En caso de impagos o retrasos en la devolución, se aplican intereses muy elevados
No obstante, el tipo de interés anual que se aplicarán a estos productos es mucho más elevado que los concedidos a través de bancos y tarjetas de crédito. Llega hasta el 30%, de forma que para una demanda de 300 euros, por ejemplo, la cantidad que al final habrá que devolver rondará los 380 euros.
¿Cómo solicitar un anticipo?
El proceso para dotarse de esta pequeña fuente de liquidez es un tanto atípico y varía de manera sustancial sobre otras fuentes de financiación más convencionales. La tramitación será rápida y podrá hacerse en pocas horas. Será de forma presencial, a través de las oficinas de que disponga la empresa. Y, en cualquier caso, reduce las posibilidades de desarrollar este proceso en gran parte de las áreas urbanas y rurales, al estar ubicadas solo en las principales ciudades de España.
Si todo se desarrolla de manera correcta y la solicitud es aceptada, ya solo queda la fase de recogida del efectivo demandado. Lo habitual es que se haga por medio de un cheque al instante en cualquier sucursal de las entidades habilitadas para desarrollar esta operación bancaria.
El proceso de devolución de los importes concedidos también presenta ciertas diferencias: tiene lugar a través de un ingreso bancario en el número de cuenta que aparecerá en el contrato firmado por el demandante.
Una vez devuelto, la posibilidad de optar por otro anticipo de las mismas características será inmediata, y así sucesivamente.
Características de estos adelantos
Al tratarse de una oferta novedosa con respecto a planteamientos más convencionales, genera una serie de aportaciones que hasta ahora eran inéditas para los demandantes de cualquier clase de financiación. Destacan las siguientes:
Sirven para dotarse solo de pequeños importes, que no superen en cualquier caso la barrera de 500 euros.
Si no se dispone de una nómina (o pensión), será mejor olvidarse de este sistema de financiación, ya que se exigen las dos últimas nóminas.
Hay que abonar unos intereses más elevados que en los créditos tradicionales o procedentes de las tarjetas de crédito: en torno al 30%.
Será una operación monetaria puntual para dotarse de pequeña liquidez ante alguna situación urgente: pagos a terceros, obligaciones fiscales o saldar una minúscula deuda.
La oferta en este tipo de productos todavía no está masificada, aunque están apareciendo compañías que se dedican a ejercer esta actividad financiera.
Solo están dispuestas para los residentes en grandes ciudades, ya que es necesaria la presencia del cliente en las oficinas, sin que por el momento estén habilitados los formatos on line.
Si lo que se desean son importes más elevados, será mejor desistir de estos anticipos, que están reservados en exclusiva para pequeñas aportaciones.
No los ofrecen bancos, sino empresas intermediarias que comercializan unos productos muy puntuales y con poco riesgo para ambas partes.
Hay que tener cuidado con los incumplimientos del contrato, ya que puede suponer una importante fuente de gastos no previstos para los usuarios.
El principal inconveniente de estos productos de reciente creación son las consecuencias que se derivan si no se devuelve el préstamo de forma correcta en las fechas acordadas. Suelen ser más exigentes y agresivas que las generadas por las vías de financiación tradicionales que desarrollan los bancos o a través de las tarjetas de crédito. Esto es así porque, si llegado el vencimiento no se reintegra el anticipo, se generará una comisión por impago e intereses de mora que se acumulará de inmediato a la deuda y el expediente será trasladado a un despacho de abogados.
Con respecto a las comisiones de penalización por estos conceptos, pueden llegar hasta el 10%, incluso mayores si se reincide en estas malas prácticas de los clientes. Y para adelantos de importes tan minúsculos (no más de 500 euros), puede suponer un porcentaje excesivo y hasta innecesario.