La crisis no cesa y las alternativas para que los ahorros renten durante el verano son menores que en otros años, con un significativo recorte de la rentabilidad en los principales productos de ahorro y de inversión. Aun así, los inversores pueden escoger entre varias opciones: desde la adquisición de Deuda Pública para los más conservadores al posicionamiento en la renta variable para perfiles agresivos, pasando por el oro, valor que sigue su impecable escalada alcista.
Deuda Pública: los inversores particulares pueden disfrutar este tercer trimestre de todas las oportunidades de inversión en Deuda Pública que ofrece el Tesoro Público en plazos comprendidos entre tres meses y 15 años. Como novedad, este año antes de cada subasta se pueden añadir nuevas referencias además de las anunciadas al comienzo de cada trimestre, con la finalidad de adaptar la emisión a las preferencias de los inversores. La cara negativa de este tipo de inversión radica en la baja rentabilidad que ofrecen sus productos, siempre por debajo del 5%, situándose en la franja más baja de los últimos ejercicios como consecuencia de las continuadas bajadas en los tipos de interés aplicadas por las autoridades monetarias europeas.
Las Letras del Estado proporcionan una rentabilidad del 0,90% si están destinadas a tres meses, del 0,99% si es a seis meses, y en el mejor de los casos -a 12 meses- se eleva al 1,04%. Los Bonos del Estado permiten obtener una rentabilidad del 1,99% (a tres años) y del 3,04% (a cinco años). Como es tradicional, las opciones que mejor rentabilidad proporcionan siguen siendo las Obligaciones del Estado, aunque para periodos de tiempo excesivamente largos y, por tanto, para estrategias conservadoras: a 10 años reporta un 3,70% de interés, a 15 años un 4,51%, y la destinada a 30 años es la que conlleva la mayor rentabilidad, del 4,90%.
Bolsa: ni los más optimistas analistas esperaban ver una evolución tan positiva como la que está registrando la bolsa este ejercicio. Durante el último semestre del año las ganancias del Ibex-35 han alcanzado el 6%, y un 43% anual sobre los mínimos en que cotizase en marzo. Puede ser una ocasión para los inversores más decididos a dejar sus ahorros en la renta variable durante los meses de verano. En lo que va de año el selectivo español se ha revalorizado cerca del 7%, situándose en las proximidades de la barrera psicológica de los 10.000 puntos. Se constituye así como el mejor mercado europeo en lo que respecta a rentabilidad. Por el contrario, el Eurostoxx-50 registra un descenso en torno al 2%, el DAX alemán se encuentra prácticamente plano, el CAC-40 galo baja cerca del 3% y el Footse londinense se apunta un descenso de casi el 5%. Al otro lado del Atlántico, el Dow Jones registra pérdidas situadas en el 4%, mientras que el tecnológico Nasdaq-100 es el que mejor comportamiento ha obtenido de todos los índices bursátiles al revalorizarse en torno a un 21%.
El inconveniente de esta alternativa es que requiere estar pendiente todos los días de las cotizaciones de la inversión realizada, por si hubiese alguna sorpresa negativa, a no ser que se opte por una estrategia dirigida al medio o largo plazo.
Depósitos: este año son una de las alternativas menos atractivas para los intereses de los ahorradores españoles debido a su escasa rentabilidad, que en ningún caso supera el 0,66% a un plazo fijo de dos meses (salvo que se contrate un depósito en promoción o para nuevos clientes que pueden elevar su rentabilidad hasta el 5%, aunque por un corto periodo de tiempo, de alrededor del mes).
Productos derivados del oro: es posible invertir en oro a través de fondos basados en este metal. También han aparecido otros productos que hasta ahora no estaban referenciados al oro como los depósitos o los warrants. Los más conservadores siempre cuentan con la posibilidad de comprar oro físico por medio de lingotes, monedas de oro, artículos de joyería, etc. Es una de las propuestas más efectivas para este verano debido a las especiales circunstancias por las que atraviesan los mercados financieros.
Fondos de inversión: puede ser el momento para tomar posiciones con un pequeño capital en un fondo que ofrezca garantías (un fondo conservador o mixto para amortiguar los riesgos de la renta variable). La estrategia de inversión consistiría en pedir asesoramiento al banco sobre el tipo de fondo de inversión que se amolda mejor a las necesidades personales, buscando una justa ecuación entre rentabilidad y riesgo.