Las familias españolas acusan en los últimos años un endeudamiento cada vez mayor (ha crecido un 177% entre 1998 y 2005), motivado, en su mayor parte, por las abultadas hipotecas que soportan. Sin embargo, los impagos entre los clientes de los bancos son muy reducidos, apenas llegan al 0,7% del volumen total de préstamos. ¿A qué se debe? Los expertos aseguran que el motivo principal es el cada vez más dilatado plazo de amortización en la compra de la vivienda, que puede llegar a ser hasta de 50 años. Por otro lado, la carestía del dinero y la elevada deuda familiar conllevan dificultades en muchos hogares para seguir con los niveles habituales de consumo, aunque se han relajado las condiciones para obtener un crédito aplicándose periodos de carencia en los préstamos hipotecarios o con fórmulas como la hipoteca “recargable”. Además, han comenzado a proliferar las empresas de refinanciación de deudas, uno de los negocios con más auge en la actual economía española. Un recurso que puede ser de utilidad para quienes se vean “ahogados” por las deudas en un momento dado. No obstante hay que advertir que este sector aún no ha sido suficientemente regulado, por lo que los propios asesores financieros aconsejan prudencia.
Deuda familiar en cifras récord
Datos de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) apuntan que la deuda de los hogares españoles ha aumentado un 177% entre 1998 y 2005 y que este endeudamiento ha crecido hasta llegar al 131% de la renta disponible bruta de las familias. Los préstamos para la compra de una vivienda en 2005 eran los responsables del 93,36% de la deuda familiar; en 2006 llegarán a ser del 94,28% de la misma. También el Banco de España ha advertido recientemente de que el endeudamiento de las familias españolas ha llegado a cifras récord: ya representa más del 82% del PIB. Por primera vez, la deuda de los hogares supera el 80% del PIB español y se acerca a los 800.000 millones de euros.
La deuda de los hogares supera el 80% del PIB español y se acerca a los 800.000 millones de euros
Mientras, los tipos de interés continúan subiendo. Los analistas auguran que el precio del dinero se fijará en torno al 4% a mediados del próximo año y que este incremento tendrá un impacto significativo en la carga financiera de los hogares. En España la inmensa mayoría de las hipotecas se contrata a interés variable. Ante este panorama, y a pesar de ese endeudamiento evidente, Funcas asegura que el 90% de las familias ahorra. La tasa de ahorro de la sociedad española se mantiene más o menos estable desde 1995. Uno de sus informes desvela que únicamente el 10% de las familias tiene problemas para poder llegar a fin de mes debido a que se endeuda por encima de sus posibilidades.
Baja morosidad
A pesar de que los españoles están empeñados “hasta las cejas” y deben mucho dinero, la morosidad de los clientes de las entidades bancarias es muy baja. La razón es que el precio de las viviendas se ha incrementado en los últimos siete años un 150%, pero la financiación de las mismas se ha alargado en los plazos manteniendo el coste mensual de las cuotas para los titulares de los préstamos. Este aumento en el plazo de amortización – que ya puede llegar a ser hasta de 50 años- es una de las principales explicaciones.
Según la Asociación Hipotecaria Española (AHE), a partir de junio de 2005 los valores aparentes de la dudosidad del crédito aumentaron “inevitablemente”, pero no debido “a una evolución negativa de la calidad de pago de los prestatarios españoles”, sino a un mero cambio contable “que clasifica como dudoso todo el importe de un préstamo que haya incurrido en retraso de su pago como mínimo durante tres meses”. Antes de la publicación de la Circular 4/2004 del Banco de España, el plazo era de seis meses o un año de impago. Por ésta y otras razones, esta modificación normativa hace muy difícil la comparación con las series anteriores a su introducción. No obstante, el informe de la AHE asegura que “independientemente del criterio utilizado para confeccionar estas series, la dudosidad del crédito hipotecario, en general, sigue comportándose de una forma más positiva que la del total del crédito al sector privado” (para cualquier finalidad).
La tasa de créditos considerados “morosos” por las entidades financieras a empresas y particulares sufrió un ligero ascenso en julio, hasta el 0,659% del volumen de préstamos, tras experimentar dos meses consecutivos de descensos y, precisamente, después del mínimo histórico marcado en junio, cuando el índice de mora bajó al 0,655%, según datos del Banco de España. Por tipos de entidades financieras, los bancos ostentan la menor tasa de morosidad, seguidos de las cajas de ahorros y de las cooperativas de crédito.
Crédito flexible y fácil
El jefe del Servicio de Estudios del BBVA, José Luis Escrivá, considera que el nuevo escenario de tipos de interés más elevados no va a causar problemas a las entidades financieras. La proporción de morosos está en un nivel mínimo y “aunque no va a seguir bajando, tampoco repuntará significativamente”.
Ante el repunte del precio del dinero, las entidades de crédito han optado por alargar los plazos de las hipotecas. Este fenómeno ha cobrado especial intensidad en el último año. Si en marzo del 2005 el plazo medio era de 24 años y 10 meses, doce meses después había aumentado a 26 años y tres meses.
Por otro lado, según el Banco de España, bancos y cajas han relajado los criterios para la concesión de préstamos en los últimos tres años, tanto a empresas como a familias,
Bancos y cajas han relajado los criterios para la concesión de préstamos en los últimos tres años, tanto a empresas como a familias
Por su parte, las entidades bancarias han ampliado las prestaciones de sus hipotecas para adaptarse a las necesidades del cliente. La Caixa, concretamente con su Hipoteca Abierta, permite al titular “determinar el tipo de cuota que desea, ajustar su importe y, en caso necesario, aplazar su pago”. Existe por tanto en el mercado una capacidad de aplazar parte del capital al vencimiento, acogerse a un periodo de espera sin pagar intereses ni capital, flexibilidad de cuotas, etc.
A pesar de estas nuevas fórmulas de pago, las familias españolas encuentran dificultades para mantener su nivel de consumo y a la vez responder al pago de sus créditos. Así se desprende de un estudio de los Registradores de la Propiedad, donde se revela que el préstamo medio suponía en junio de 2006 más del 45% del sueldo bruto en siete comunidades autónomas. Según la Asociación Hipotecaria Española (AHE), sería conveniente que cada familia titular de un préstamo calculase el impacto negativo que tendría en su presupuesto el simple encarecimiento de su préstamo en 160 puntos básicos para situarse en el nivel medio de la Unión Monetaria Europea.
La flexibilidad de las hipotecas es otra gran baza con la que puede jugar el consumidor. Gregorio Mayayo, presidente de la AHE, manifiesta su acuerdo con el borrador de reforma del mercado hipotecario que el Gobierno está preparando e insiste en que es necesario abordar las modificaciones de un contrato hipotecario y reducir los actuales costos establecidos, es decir, “aranceles notariales y registrales”. Ello, y la creación de nuevos productos, podría servir de ayuda para reducir el coste de la deuda de los hogares. Cuando entre en vigor la nueva normativa se podrán alargar plazos, modificar cuotas, pasar de tipos de interés fijos a variables etc., sin necesidad de cancelar la hipoteca y constituir una nueva. De acuerdo con las estadísticas del INE, mensualmente subrogan sus hipotecas unas 3.000 personas, mejorando la capacidad de adaptación y reestructuración de los préstamos.
Reestructuración de deuda
Las personas que en un momento dado sufren una caída de ingresos y quienes se encuentran “ahogadas” por no haber previsto la subida de tipos, o no haber calculado bien su grado de endeudamiento, suelen intentar redefinir o reestructurar sus créditos para no entrar en quiebra. Lo habitual es que inicialmente se dirijan a la oficina bancaria donde han contratado sus préstamos. Si se topan con dificultades tienen la opción de irse a otro banco o caja, o de acudir a empresas de intermediación financiera. Últimamente han proliferado estas compañías que se dedican, en estos casos, a la refinanciación de deudas. Un informe de Tormo y Asociados revela que en lo que va de año se ha duplicado el número de este tipo de franquicias. Actualmente se acercan al medio centenar y su red suma hasta 3.200 oficinas. Hace tres años casi ni existían en nuestro país.
Cuando se redefinen o reestructuran las deudas, según Cristian García, director general de Best Credit, de lo que se trata es de buscar una solución particular ante una falta de liquidez. Cada situación se estudia de manera personal y así:
- En ocasiones, puede bastar con “transformar el corto plazo en largo plazo” para evitar una crisis por impago de crédito.
- Si el problema es coyuntural (por ejemplo una baja prolongada en caso de un autónomo) puede ser suficiente con negociar un periodo de carencia (espacio de tiempo de la vida de un préstamo en el que el cliente solamente paga los intereses).
- Otras veces se puede optar por la subrogación del préstamo hipotecario (trámite por el cual se cambia de entidad financiera) para obtener una mejora en las condiciones económicas del mismo.
- En ciertos casos la mejor opción puede ser la cancelación y nueva contratación de los créditos adquiridos, a pesar de tener que pagar sus correspondientes tasas en concepto de penalización por anulación anticipada o comisión de apertura. Uno de los aspectos más positivos que se persigue con una nueva financiación es que se trata de reutilizar la parte ya amortizada del crédito hipotecario para atender nuevas necesidades, es decir, se trata de obtener siempre que sea posible un único y nuevo préstamo a interés hipotecario.
Precauciones
La unificación de las deudas a un interés más competitivo puede ser interesante, lo mismo que aplazar los pagos. No obstante, según fuentes de la Asociación Nacional de Agentes Financieros (ANAF), “en ocasiones aplazar el problema no significa solucionarlo”, lo que provocaría que el cliente acabara perdiendo sus bienes embargados “dentro de un año”.
Esta asociación está colaborando con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) desde hace dos años para evitar el intrusismo. Pretende que todo el sector esté regulado para cuando entre en vigor la Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros (Markets in Financial Instruments Directive – MIFID) el 1 de noviembre de 2007. Mientras tanto es como si la profesión de asesor financiero “no existiera”, añaden las mismas fuentes, deseosas de mantener limpio el buen nombre de los asesores.
En cualquier caso, el consumidor debe intentar hacer una planificación de los ingresos y gastos, tanto ordinarios como extraordinarios, y tener en cuenta algunos aspectos:
- Según la nueva Directiva de Crédito al Consumo, los intermediarios financieros deberán estar registrados oficialmente en el Banco de España para poder seguir operando en el sector. Conviene asegurarse de que la entidad efectivamente así lo está.
- El Banco de España advierte de que estas entidades cobran una comisión por su intermediación, que se añade a los costes, en muchos casos elevados, de cancelación anticipada de los préstamos, contratación de uno nuevo y los gastos notariales, registrales y de impuestos.
- Para tener una valoración adecuada de la operación se debe contemplar no sólo la diferencia de tipos de interés entre los préstamos antiguos que se sustituyen y el nuevo, sino también el plazo durante el cual se va a estar pagando y los gastos totales de la operación.
- Pagar el primer año un interés más bajo puede solucionar un problema, sin embargo éste puede verse agravado en el plazo de un año, por ejemplo. Hay que valorar la operación con la mayor perspectiva posible.
Pese a todas estas herramientas a disposición del consumidor, la OCDE, el FMI, la Comisión Europea y el Banco de España advierten reiteradamente de que existe una alta probabilidad de un repunte de la morosidad. En el mismo sentido, el Servicio de Estudios del BBVA en su último informe sobre la evolución del consumo deja entrever tensiones en la economía doméstica. De hecho apunta “que se podría estar produciendo ya un cierto repunte en la morosidad de las tarjetas de crédito”.