Las comisiones de un préstamo personal son frecuentes cuando se busca financiación para cualquier proyecto. Estos costes adicionales a los intereses se cobran por los trámites de gestión que la entidad crediticia debe llevar a cabo para estudiar la solicitud y conceder o no el capital pedido. Aunque es posible encontrar ofertas de préstamos personales sin comisiones, estos costes son habituales en los créditos. Pero ¿es buena idea financiar las comisiones del préstamo? Como se explica a continuación, esta práctica evita pagarlas de golpe, pero también hará que se abone más dinero.
¿Por qué financiar las comisiones?
Si el préstamo personal cuenta con una o ambas comisiones de formalización (estudio y apertura), estas se deberán pagar de golpe junto con la primera cuota que se reembolse. Esto significa que a la mensualidad habrá que sumarle estos costes, lo que resultará una primera cuota más alta que el resto.
Un ejemplo. En un préstamo de 10.000 euros con una comisión de apertura del 3% se tendrán que añadir 300 euros de dicha comisión a la primera cuota de devolución. Si la cuota de reembolso es de 200 euros, habrá que abonar 500 euros a tocateja el primer mes.
Esta forma de pago de las comisiones se traduce en un esfuerzo económico mucho mayor al comienzo de la vida del crédito que no todo el mundo puede permitirse.
Conscientes de este sacrificio, muchas entidades dan la opción de financiar las comisiones de formalización de sus préstamos personales, es decir, abonar el monto de esas comisiones repartidas entre todas las mensualidades y así evitar un gran pago al comienzo de la vida del crédito. Si bien esta alternativa puede ser mucho más cómoda que tener una cuota tan alta al principio, financiar las comisiones hará que se abonen intereses sobre su coste.
Siguiendo con el ejemplo anterior, sería como si la entidad prestase 10.300 euros, por lo que esta alternativa, aunque es más desahogada, hará que la financiación que se solicite sea más cara.
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¿Cuánto cuesta la financiación de las comisiones?
Financiar las comisiones evitará el gran esfuerzo económico al inicio de la vida del préstamo, pero también hará que financiarse resulte sea más caro. Esto se debe a que también se generarán intereses sobre dichas comisiones. No obstante, que sea más caro no siempre es negativo, siempre que se tenga claro cuánto costará de más y que se trate de una alternativa que evitará desequilibrar la economía doméstica al principio.
Si se retoma el ejemplo anterior de un préstamo de 10.000 euros con una comisión de apertura del 3%, con un interés del 8% y a devolver en un plazo de cinco años, la diferencia entre financiar o no la comisión de apertura será de apenas 65 euros. En el caso de no financiar la comisión, la cuota mensual sería de 202 euros, aunque la primera mensualidad sería de 502 y se terminaría pagando un total de 12.465 euros. Si se opta por financiar estos costes, todas las mensualidades serían de 208 euros y se abonarían un total de 12.530 euros.
La diferencia entre financiar estos cargos o no hacerlo no es demasiado grande, aunque este coste variará según las comisiones que se incluyan, la cantidad que se solicite, el plazo de reembolso y el importe del crédito en sí. Por lo que para valorar si esta alternativa es una buena idea o no, se deberá pedir a la entidad que calcule ambas opciones y así poder evaluar si pagar de más saldrá a cuenta.