CaixaBank y Bankia son los bancos de cabecera para más de 24 millones de clientes en España. Entre ellos no son pocas las preguntas que se hacen ante el reciente anuncio de su fusión. Dudas sobre la futura operativa de funcionamiento y sobre las condiciones de los productos y servicios contratados. Y no es de extrañar. Como toda unión bancaria, tendrá efectos tanto para los clientes y trabajadores de ambas entidades, como para el resto de los usuarios. Estas son las principales consecuencias, inquietudes y certezas.
La operación es una fusión por absorción, en la que el pez grande (CaixaBank) se comerá al chico (Bankia) para alumbrar una nueva entidad financiera, la más grande de España. Dos cajas de ahorro históricas, reconvertidas a bancos en su momento, emprenderán la aventura conjunta cuando las juntas de accionistas de ambas entidades aprueben la fusión. Pero no son pocas las preguntas que se hacen sus clientes y empleados, porque las consecuencias serán muchas. Las resumimos en diez.
1. Empobrecimiento de la oferta bancaria
«Un cliente que desee mejorar sus actuales condiciones, tendrá una entidad menos de primer nivel a la que acudir», indica José María Alcañiz, profesor del Centro de Estudios Financieros (CEF) y experto en Derecho Bancario y Mercados Financieros. Por ejemplo, en el caso de las subrogaciones hipotecarias, no podrá solicitar una oferta vinculante para mejorar su hipoteca a la otra entidad, como hasta ahora podía hacer.
2. Efectos sobre el Fondo de Garantía de Depósitos
En este sentido, las consecuencias son igualmente negativas para el consumidor. Alcañiz subraya que «los depósitos que los clientes tenían en ambas entidades pasarán a estar en una solo, y el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) solo cubre hasta 100.000 euros por depositante y banco«.
3. Menor financiación a empresas
Según el profesor Alcañiz, existen amplios precedentes, tras el desmantelamiento de las cajas de ahorro, que certifican que «las empresas que tenían con varios bancos diversas líneas de crédito, al fusionarse estos, vieron reducido el crédito a menos de una tercera parte».
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4. Recortes de empleo
En los «matrimonios» bancarios, la suma de 1+1 nunca es igual a dos. El objetivo de estas operaciones corporativas es optimizar las sinergias y reducir costes en beneficio de la rentabilidad. Según Barclays, la unión de ambos bancos provocará un recorte de 5.000 puestos de trabajo, un 10 % de la plantilla total agregada de CaixaBank y Bankia.
5. Desaparición de sucursales
Hasta ahora, era habitual en cualquier ciudad ver oficinas de una y otra entidad casi a tiro de piedra. Con la fusión, «la tendencia es a cerrar no solo las sucursales duplicadas, sino aquellas otras en plazas o barrios que la nueva entidad no considere estratégicas como negocio», indica el experto del CEF en Derecho Bancario. En una primera aproximación, Barclays pronostica que habrá más de 1.400 oficinas menos. «Se continuará con la tendencia ya observada de conservar sucursales grandes en detrimento de las pequeñas, la petición de cita previa, una mayor despersonalización en el trato y la derivación del cliente a canales online», agrega Alcañiz.
6. Condiciones de hipotecas y préstamos
Los créditos concedidos por un banco se sustentan en un contrato firmado por ambas partes que tiene una duración definida y que no se pueden modificar unilateralmente. Por tanto, las condiciones, las cuotas y el plazo de amortización permanecerán invariables. Todo lo que figure en el contrato firmado en su día no puede modificarse. Lo mismo sucede con los depósitos a plazo y los seguros, que son contratos de duración definida. Una vez expirado el plazo, las condiciones sí se pueden alterar.
7. Restricción de la oferta hipotecaria
Según el profesor del CEF, «lo normal sería una mayor restricción del crédito con criterios de concesión de riesgos más estrictos. En las hipotecas que condicionan el tipo de interés a la contratación de determinados productos, el cliente debería ser especialmente cuidadoso con las nuevas condiciones que la nueva entidad establezca sobre esos productos».
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8. Condiciones de las cuentas corrientes
Aquí las condiciones sí pueden cambiar, puesto que las cuentas corrientes son productos contratados sin un plazo de tiempo definido, como también ocurre con las tarjetas de crédito. Por tanto, en su momento, la nueva entidad puede modificar las comisiones, los servicios vinculados a la cuenta o las condiciones para acceder a ella. Un ejemplo son las cuentas especiales orientadas a autónomos y pequeños negocios. El banco, sin embargo, tiene la obligación de avisar al cliente con 60 días de antelación.
9. Números de cuenta
En un proceso de absorción deberían cambiar los números de cuenta por una razón sencilla. El IBAN está compuesto por 24 dígitos. Los cuatro primeros dígitos son el código del país, en nuestro caso ES, y dos dígitos de control. Y los cuatro siguientes son el código de la entidad financiera asignado por el Banco de España. El código de CaixaBank es 2100; el de Bankia, 2038. Al resultar una nueva entidad, ese código y la numeración cambiará. Pero identificar la antigua cuenta con la nueva es una tarea que corresponde al banco y lo hará de forma automática. Las domiciliaciones no peligran y los recibos se seguirán pagando. Lo mismo sucede con la percepción de las pensiones.
10. Aplicaciones móviles
Los servicios digitales y la banca online cambian con el nuevo escenario. En qué medida es todavía un enigma. En la adquisición del Banco Popular por el Santander, por ejemplo, la app para móviles del Popular dejó de funcionar tras la integración informática de la red de ambas entidades, y los clientes del banco absorbido tuvieron que descargar la aplicación del Santander casi de un día para otro.
➡️ Bankia. A 30 de junio pasado, contaba con 2.267 oficinas en toda España y 15.947 empleados. Gestiona 8,2 millones de clientes.
➡️ CaixaBank. A la misma fecha, tenía 15,4 millones de clientes y 35.589 empleados, con una red de 3.797 oficinas en España.