Con 27 años trabajando en el mundo bursátil, Joaquín Herrero, presidente de la gestora Merchbanc, analiza los factores más relevantes a la hora de elegir una empresa de gestión de inversiones y de evaluar su fiabilidad. Tras las turbulencias del pasado verano a cuenta de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, el especialista recomienda dejarse asesorar por expertos que valorarán el perfil del inversor y confeccionarán una cartera “a su medida”, ya que no todo el mundo tiene la misma capacidad para asumir riesgos. Mercados como el de Estados Unidos, China, Japón, o el español, situado “entre los mejores del mundo”, están abiertos a quien quiera y sepa sacar rentabilidad del momento. Apenas queda una semana para que se cierre el año bursátil,y siempre hay un mercado acorde a cada inversor. Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, Joaquín Herrero González es miembro del Instituto Español de Analistas de Inversiones, del Círculo de Economía y del Club Financiero de Barcelona.
En cada momento se piensa qué es lo mejor… Yo aconsejaría a una persona que quiere invertir a medio o largo plazo -cinco o diez años- que empiece con un fondo que tenga acciones en bolsa americana y que, cuando vea la oportunidad, se meta en uno que invierta en China. Desde mi criterio, la bolsa española ha dado de sí todo lo que tiene que dar… por lo que todo depende de la coyuntura financiera.
En primer lugar, un panorama del mundo bursátil en lenguaje claro y sencillo, y un diagnóstico específico de su perfil. Se evalúa el perfil económico del inversor potencial, e incluso su perfil psicológico para que invierta de acuerdo con su mayor o menor capacidad de asumir riesgo.
La cantidad con que la cuenta para invertir, en primer término. Pero, además, cómo se mueve económicamente: sus ingresos, qué lugar ocupa el ahorro en su economía… No es lo mismo un profesional o un trabajador, que un jubilado o una viuda, que dependen de sus ahorros para vivir o para lograr una mejor calidad de vida. Según estas características sabremos qué inversiones sugerir, de manera personalizada.
Sí. Salvo algún producto -que exige una inversión mínima de 300 euros-, el resto no presenta limitaciones de este tipo.
Las gestoras analizan el perfil económico y psicológico del cliente para ofrecerle una inversión personalizada
Después de tantos años de trabajo se aprende a diferenciar qué capacidad de asumir riesgos tiene una persona. Si alguien desea invertir 5.000 euros, hay que ver cuánto tiempo puede prescindir de ese dinero. Esto es importante, porque a mayor plazo de inversión hay una menor volatilidad y un riesgo inferior. Es muy distinto lo que podemos aconsejarle a alguien que necesita su dinero en tres meses porque tiene pensado comprarse un coche respecto a otro con un horizonte de inversión de cinco años. En tres meses los mercados pueden hacer cosas que nadie sabe. De hecho, ningún experto conoce lo que sucederá mañana en la bolsa.
Una gestora garantiza un conocimiento de la actividad, una dedicación exclusiva por la que las inversiones irán mejor que las que realiza quien no conoce la situación y el medio. Además, las gestoras se basan en una serie de técnicas de análisis y establecen pautas de riesgo para realizar una selección de inversiones que garanticen que las cosas saldrán bien. Por otra parte, en nuestro caso, ofrecemos información y asesoramiento constante de manera telefónica y a través de un informe individual con el estado detallado de las inversiones y sus rendimientos, trimestral o con la frecuencia que desee el cliente.
Como consejos para “controlar” a los gestores, el inversor debería mantenerse informado a través de la prensa diaria y la sección económica del periódico que compre, por ejemplo, De esta manera se podría enterar de la actuación de la bolsa y los principales índices de referencia, como el Ibex, así como saber qué pasa con los tipos de interés, etc. Pero creo que lo mejor es tener fuentes de información directas, como la propia gestora o cualquier otro asesor que le sepa transmitir e interpretar lo que está ocurriendo, porque las oficinas de un banco o una caja no suelen asesoran en este sentido. Su negocio es otro. Le dirán que contraten su depósito o producto, pero no qué le conviene hacer según el momento actual. En este sentido, la información que puede obtener de una gestora es más fiable porque tiene una gran variedad de productos de inversión: cuanto más gane el cliente contratando cualquiera de ellos según su perfil, más ganaremos nosotros.
Depende del producto. Con un fondo que invierte en el tesoro nacional, cuya gestión es fácil, estamos en un 0,6% de lo que invierte el cliente. Si, en cambio, se trata de un fondo que invierte en acciones por todo el mundo -cuya gestión es mucho más compleja con más gastos en viajes a esas empresas, por ejemplo-, se cobra el 1,35% de la inversión, más el 9% del beneficio anual.
Hay dos técnicas de gestión de cartera: “de arriba-abajo” o “de abajo-arriba”. El sistema de “arriba-abajo” consiste en realizar un análisis macroeconómico a nivel mundial, después por países, por sector de producción… para evaluar la atracción de determinada inversión. Nosotros, en cambio, preferimos el segundo sistema, “de abajo-arriba”, seleccionando las mejores empresas, conociéndolas, visitando sus sedes, reuniéndonos con sus directivos y accediendo de manera directa a sus cuentas.
Depende mucho de los plazos. Hay quien prefiere estar todo el día comprando y vendiendo, por ejemplo. No digo que no se deba hacer, sólo se trata de otro criterio. Si, como inversor, tiene un dinero para invertir en tres meses, no lo vamos a meter en eso porque es muy arriesgado. Pero si el plazo de la inversión es a largo plazo, 10 años por ejemplo, buscaremos comprar y vender con la perspectiva de sacar en ese periodo la mayor rentabilidad posible.
El mundo ha cambiado mucho en el último milenio, para nosotros la crisis empezó en el año 2001 con las torres gemelas y sus consecuencias. Pero con respecto a la última crisis de agosto, diría que el inversor no se tiene que dejar llevar por la excesiva ambición. Recuerdo que mi abuelo cuando era pequeño me decía “mira, que la última peseta la gane otro”. Ésta es una manera posible de definirlo. En las crisis hay que intentar ser prudente e invertir en productos que entiendes.