Los jubilados con pensiones más bajas tienen que tener especial cuidado con gastar sus ahorros, ya que solo les quedarán las pensiones públicas para vivir el resto de sus vidas. Si no disponen de un plan privado que complemente sus rentas mensuales, no les queda más remedio que diseñar un plan de inversión para jubilarse con la cuenta corriente más saneada. En este artículo se describen cuáles son las mejores inversiones para la jubilación, una serie de propuestas muy útiles que reportan todos los años una rentabilidad media en torno al 3%, aunque, debido al actual panorama económico, esto a veces implica asumir mayores riesgos.
¿Cómo tener más ahorros en la jubilación?
Las pensiones máximas y mínimas para 2016 crecerán un 0,25%, según consta en los Presupuestos Generales del Estado. Como consecuencia de esta ligera variación, los jubilados tendrán a partir de enero una pensión máxima de 2.567 euros y una mínima de 636 euros. Muchos de los afectados, en especial los integrantes del tramo inferior, no tendrán más remedio que buscar una alternativa para incrementar estos sueldos. Las opciones posibles procederán en su mayoría de las inversiones que den a sus ahorros de todo y que puedan añadir un rendimiento medio de entre el 3% y 10%, en función del modelo seleccionado.
A pesar de sus deseos de rentabilizar su patrimonio, las propuestas que disponen los mayores se han limitado notablemente como consecuencia de la decisión del banco emisor europeo de abaratar el precio del dinero. Depósitos, pagarés bancarios y deuda pública en general ya no serán instrumentos para refugiar sus ahorros, como sucedía hasta ahora. A partir del nuevo escenario económico, no habrá más solución que asumir más riesgos para obtener una rentabilidad mínima que satisfaga sus deseos.
Tres propuestas para invertir los ahorros para la jubilación
Los productos financieros elegidos para la jubilación no son los tradicionales, sino que deben de estar adaptados a estas especiales características. Por suerte, existen productos indicados para los jubilados. Pero ¡ojo!, porque no se podrán esperar rendimientos espectaculares y, a veces, los riesgos son mayores de lo habitual.
- 1. Fondos de inversión para la jubilación
Una vez descartados por su baja rentabilidad los productos clásicos de la renta fija (depósitos, pagarés, bonos, etc.), los fondos de inversión pueden ser una alternativa. Para evitar cualquier clase de riesgo, se esquivarán los activos financieros más comprometidos, optando por modelos flexibles que puedan adecuarse a todas las situaciones de los mercados. En este sentido, los fondos mixtos son una buena idea al combinar renta fija con variable, a través de diferentes diseños confeccionados en función del perfil del cliente.
- 2. Seguros de ahorro
Los seguros de ahorro son un producto financiero alternativo a los depósitos y pagarés, caracterizados por garantizar siempre el capital invertido. Permiten obtener una pequeña rentabilidad todos los años (en torno al 2%), pero sin asumir ninguna clase de riesgo. Es posible contratar modelos más agresivos, que incrementen su rendimiento, a través de una amplia oferta que ofrecen tanto bancos como aseguradoras.
Existen muchas modalidades de estos productos: seguros de ahorro vida, seguros vida jubilación, Unit Linked, Planes de Previsión Asegurados (PPA), Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) y planes de pensiones.
- 3. Plan de pensiones
Los planes de pensiones son un instrumento de ahorro a largo plazo, cuyo objetivo principal es complementar la pensión de jubilación percibida por la Seguridad Social. Los planes de pensiones se reciben, no solo en caso de jubilación, sino cuando se desarrollen otras contingencias (invalidez, dependencia, fallecimiento) o supuestos excepcionales de liquidez (enfermedad grave, desempleo de larga duración y desahucio).
La flexibilidad es una de las características de esta propuesta, ya que permite disfrutar de una renta en función de las aportaciones realizadas por sus titulares. No obstante, su principal problema reside en que es necesario formalizarlo con anticipación para que sus efectos, cuando llegue la jubilación, sean los más favorables.
Un producto atípico para mejorar el nivel de vida a partir de la jubilación son las hipotecas inversas. Pero este modelo también conlleva una importante trampa en sus condiciones. En principio, ayuda a incrementar los ingresos mensuales de las personas que se decanten por él. No en vano, sirve para los casos en donde los ingresos públicos no son suficientes para afrontar gastos. Se trata de un préstamo por el que el propietario recibe una cantidad fija todos los meses (en función de la tasación del piso), con un plazo pactado, que en general tiene un tope máximo en torno a 15 o 20 años.
Pero mucho cuidado si se contrata este producto, ya que no es una renta vitalicia, ni mucho menos. Al extinguirse el plazo, no solo se dejarán de recibir las cuotas mensuales, sino que además se tendrá que devolver el dinero prestado. Además, en el caso de no disponer de los fondos suficientes para finiquitar la operación, no quedará más remedio que vender el inmueble.