El sector de las apuestas por Internet implica riesgos que hay que conocer para protegerse. Y no solo para defenderse desde la óptica de las cuentas personales, sino también desde un enfoque anímico: la ludopatía y la pérdida de los ahorros se configuran como los peores escenarios. Este artículo refleja cinco peligros de las apuestas online, entre ellos, tomarlas como una inversión y el riesgo de adicción. Al fin y al cabo, son los ahorros los que están en juego.
Las apuestas online son una tentación que está muy cercana y que puede propiciar serios disgustos: a mayor cantidad monetaria, más elevados serán los riesgos de perder dinero, incluso llegando a situaciones muy complicadas. Por eso, conocer los peligros de las apuestas por Internet permite protegerse de ellos.
Peligro 1. La apuesta online no es una inversión
La primera equivocación que se puede cometer es confundir la apuesta online con una forma alternativa de inversión. Pero esto es erróneo, ya que puede generar en la persona falsas expectativas que nunca se cumplirán y, lo que es peor, destinar a ellas de forma regular aportaciones monetarias.
Las apuestas online pueden provocar un serio problema económico que llegue a desajustar de manera muy seria al presupuesto familiar. No queda más remedio que considerarlo como lo que es: un juego y nada más.
Peligro 2. Apostar puede fomentar la ludopatía
El riesgo de caer en una adicción al juego está siempre latente, si la reacción de la persona es seguir jugando y recuperar el dinero perdido cada vez que sus posiciones desaparecen en las apuestas.
No es extraño, por tanto, que en determinados casos los apostantes necesiten de tratamientos muy específicos para superar su adicción al juego. No en vano, la gran facilidad para acceder a las plataformas online de juego es uno de los principales enemigos para abandonar este hábito social.
Peligro 3. Tentación muy cercana a golpe de tarjeta
El hecho de que se puedan realizar los pagos de las puestas online desde cualquier tarjeta de crédito o débito hace que algunos usuarios abran una cuenta con excesiva facilidad, sin tener en condideración los efectos que puede provocar esta actividad en la cuenta corriente. Además, en la mayoría de las ocasiones, se requiere de muchas apuestas efectuadas para retirar los beneficios.
Para evitar estos problemas es muy conveniente dirigirse a la letra pequeña de sus condiciones, a fin de constatar cómo formalizar los reembolsos de las apuestas online. Puede ser mucho más complicado de lo que parece al principio.
Peligro 4. Apuestas online con ofertas difusas
Uno de los ganchos para atraer mayor número de usuarios se centra en las promociones que desarrollan las casas de apuestas: ofrecen doblar el primer ingreso por la inscripción.
Pero no siempre es una tarea fácil y sencilla de formalizar. Bien porque se necesitan desarrollar muchas apuestas hasta conseguir los objetivos o porque impondrán unas condiciones tan exigentes que llevará en buena parte de las situaciones a no cobrar ni un solo euro de estas ofertas. Y eso aunque al principio todo parezca muy sugerente como para ser más receptivo a esta clase de propuestas.
Peligro 5. Superar límites peligrosos
Uno de los grandes peligros de las apuestas online reside en no marcarse unos límites claros o el afán de conseguir más altos rendimientos. Las consecuencias pueden ser muy perjudiciales para los intereses del apostante, tanto desde un punto de vista económico como emocional.
Las apuestas no deben tomarse nunca como inversión, sino como el juego que es. Ante este escenario, no es conveniente realizar ingresos muy potentes, y mucho menos jugarlos de una sola vez. No solo es posible perderlos, sino también reincidir en el error.
Y no importa ser un experto en las materias o disciplinas objeto de la apuesta, pues el azar será el elemento relevante para su resolución.
Por otra parte, no hay que plantearse una ganancia garantizada en las apuestas, porque con toda seguridad se vendrán al traste. La mejor opción es jugar y divertirse y, si es posible, con la mínima aportación de efectivo: será el mejor antídoto para no ser un adicto al juego, incluso compulsivo.
Si la cuenta aporta beneficios, en este caso la mejor estrategia consistirá en recuperar los importes jugados.