Ser dueño de una pequeña o mediana empresa en España no es sencillo, tanto por el estancamiento del consumo como, sobre todo, por la morosidad que sufren. Según la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), en el segundo trimestre de 2016 las pymes españolas tardaron 80,1 días de media en cobrar por sus servicios, lo que supone un lastre que alcanza los 900 millones de euros en total. Pero, por fortuna, hay instrumentos financieros para financiar una pyme, afrontar sus gastos e inversiones. Los que se detallan a continuación son los más comunes.
Las necesidades de financiación de una empresa son muy diferentes a las de los particulares, por lo que los productos que utilizan las compañías para obtener liquidez también son distintos. En la actualidad, los empresarios pueden elegir entre una gran variedad de instrumentos para cubrir casi todas las necesidades de su negocio: líneas de crédito para afrontar los gastos del día a día, anticipos de facturas para cobrar por adelantado, contratos de arrendamiento financiero para adquirir nueva maquinaria, etc.Estos son los instrumentos financieros más utilizados por las empresas.
1. Financiar una pyme con líneas de crédito
A diferencia de los préstamos tradicionales, las líneas de crédito ponen a disposición de las pymes una cantidad determinada de dinero y permiten retirar la suma que necesiten cuando quieran, siempre que no superen el límite máximo del crédito. En este caso, los intereses se devengan únicamente sobre el saldo dispuesto, por lo que solo hay que pagar por el dinero utilizado. Esta característica es muy útil para las empresas, ya que les posibilita disponer de crédito cuando lo precisan para cubrir periodos concretos de falta de liquidez o desfases entre cobros y pagos.
2. Anticipo de facturas y descuento de pagarés
Estos dos instrumentos son los más empleados por las pymes para cobrar por adelantado sus facturas y pagarés. En ambos casos, la empresa cede a una financiera el derecho a cobrar la factura o el pagaré a cambio del anticipo de un porcentaje de su valor. De esta manera, la compañía no tiene que esperar hasta la fecha de vencimiento para cobrar lo que se le debe y puede emplear el dinero para cubrir sus gastos.
3. Leasing y renting
En cambio, si lo que se quiere es adquirir bienes materiales para llevar a cabo la actividad económica del negocio (maquinaria, vehículos, etc.), está la opción de financiarlos a través de un contrato de leasing o renting. El primer instrumento consiste en el alquiler del bien con opción de compra al vencer el plazo, que por lo general es de entre 24 y 72 meses. Con el renting también se alquila el bien, pero en las cuotas se pagan otros servicios y no es obligatorio que la opción de compra se contemple en el contrato. Además, ambas fórmulas permiten beneficiarse de un tratamiento fiscal favorable.
Aunque estos son los instrumentos más utilizados para financiar el circulante de un negocio y para adquirir bienes, hay otros productos que también se pueden usar para cubrir otras necesidades: líneas de confirming para pagar a los proveedores, préstamos para autónomos y pymes diseñados para impulsar un proyecto concreto, etc. Según la finalidad que se quiera dar al dinero, será más conveniente optar por un instrumento financiero u otro.
Los nuevos proveedores de financiación disparan la oferta
Hasta hace unos pocos años, los bancos monopolizaban el sector de la financiación para pequeñas y medianas empresas, por lo que era casi imposible obtener crédito fuera del circuito bancario tradicional. Sin embargo, durante el último lustro han aparecido un buen número de compañías y plataformas alternativas que también pueden conceder distintos instrumentos financieros a través de Internet.
Por un lado están los prestamistas privados, que son empresas que prestan su propio capital (y el de sus inversores) a través de distintos productos de financiación para pymes: préstamos, líneas de crédito, etc. Las plataformas de crowdlending, en cambio, son páginas en las que confluyen compañías que necesitan liquidez con inversores dispuestos a prestarles dinero para obtener rentabilidad. Ambas opciones se han convertido en una alternativa para las pequeñas y medianas empresas, que ya no tienen que depender en exclusiva de los bancos para obtener financiación con buenas condiciones.