Las tarjetas de crédito ofrecen la posibilidad de no llevar dinero en metálico y aun así poder pagar mediante su uso casi cualquier producto. Además, también permiten adquirir a crédito artículos, cuyo coste se desembolsará a través de la cuenta corriente al banco, que es quién fía y adelanta al comercio correspondiente el importe del producto comprado.
Pero las muchas ventajas que pueden ofrecer las tarjetas de crédito tienen un inconveniente. La integridad de la tarjeta ha de ser cuidada, si se deteriora es posible que no se pueda utilizar, por lo que habrá que sustituirla. Hay que recordar que las tarjetas disponen de una banda magnética que los aparatos adecuados leen y que a través de ella los comerciantes pueden cobrar los pagos. Si esa banda magnética sufre algún daño la tarjeta quedará inutilizable.
También puede ocurrir que desaparezca una tarjeta, bien sea porque alguien la haya robado o porque se haya extraviado. En este caso una reacción diligente y rápida puede servir para prevenir futuros problemas.
Lo primero que se debe hacer es notificar la pérdida a la compañía emisora. Para ello se debe llamar al número de teléfono que se haya proporcionado. Lo malo es que este número suele venir en la misma tarjeta y si no se ha anotado habrá que localizarlo a través de otros medios.
La mejor opción es la comunicación telefónica, ya que es la más rápida. El objetivo es avisar a la compañía con celeridad para que si alguien usa esa tarjeta no pueda cargar en la cuenta el precio de sus posibles compras. La compañía procederá a anular la tarjeta y se podrá solicitar otra nueva.
Una medida conveniente cuando se consiga comunicar con la compañía emisora es anotar la fecha y la hora de la llamada, así como el nombre de la persona con la que se hable. De esta forma se podrá demostrar que se ha efectuado la notificación si surgen inconvenientes.
También se puede a continuación escribir una carta a la compañía explicando lo mismo que se les ha comunicado telefónicamente. Así quedará constancia escrita. En esa carta se detallará la fecha y la hora a la que la se escribió.
El problema de haber extraviado la tarjeta de crédito es que quien la encuentre o la haya sustraído pueda emplearla y cobren al dueño de la tarjeta los gastos en los que incurra el ladrón.
En teoría, si se ha avisado de la desaparición de la tarjeta la cuantía que esa hipotética tercera persona hubiera podido gastar con la tarjeta sería reembolsada por la entidad bancaria si por su parte ha habido negligencia o demora en la tramitación de la anulación de la misma.