Reunificación de créditos

Antes de optar por un préstamo personal o un crédito rápido conviene negociar con el banco y ampliar el plazo para abonar la deuda, aunque los intereses serán mayores
Por José Ignacio Recio 19 de febrero de 2007

El endeudamiento que se generó en los años de bonanza y las actuales dificultades para llegar a fin de mes hacen que los ojos de muchas familias se vuelvan hacia la reunificación de créditos. Ésta consiste en juntar todas las deudas de consumo o hipotecarias para hacer más asequible la cuota mensual, a pesar de incrementar el coste total de la financiación. ¿Dónde está la trampa? ¿Interesa este tipo de producto en todos los casos y a todas la familias? La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE) advierte de que esta nueva fórmula crediticia no es beneficiosa para el cliente, porque fomenta el sobreendeudamiento.

Intermediarios

Intermediarios

“¿Necesita liquidez?, ¿le gustaría pagar menos al mes?, ¿problemas económicos?… Pase de pagar 900 euros al mes de sus diversos préstamos a una cuota única de 400”. Estos son algunos de los principales mensajes que publicitan los medios de comunicación bombardeando al consumidor y tentando a hipotecados y endeudados. Detrás de ellos están empresas de intermediación financiera cuyo producto estrella es la reunificación y el aplazamiento de deudas de clientes en apuros. La cuota de la hipoteca, la letra del coche, los recibos de la tarjeta de crédito, el préstamo de las últimas vacaciones, la última reforma… Unificar todas estas deudas en un préstamo hipotecario puede ahorrar mucho dinero al mes, según ofertan cada vez más intermediarios financieros. Puede ser una solución en el caso de haber agotado el margen crediticio o si han caído los ingresos familiares. Aunque, eso sí, se pagará un interés más bajo pero durante mucho más tiempo, como advierten las organizaciones de consumidores.

El requisito para poder llevar a cabo la reunificación es ser dueño de alguna propiedad, aunque esté hipotecada. La unificación consiste en hipotecar la propiedad o renegociar la hipoteca que se tiene para pagar otras deudas. Al cancelar las otras deudas, y puesto que el tipo de interés de las hipotecas es mucho más bajo que el de los préstamos personales, tarjetas de crédito, etc., se ahorra mucho dinero en intereses, por lo que la deuda se reduce. Se pasa de pagar varias cuotas mensuales a abonar una única cuota mensual.

El nuevo crédito se concede a un plazo más largo y con intereses más bajos que los préstamos personales

Al poder adoptar la tipología de préstamo hipotecario, el nuevo crédito se concede a un plazo más largo y con intereses más bajos que los préstamos personales. Pero el endeudamiento final también será mayor, ya que además de cancelar las deudas, el titular de los préstamos deberá abonar los gastos de la nueva operación y tendrá que pagar durante más tiempo.

No obstante, se pagan bastante menos cuota cada mes. En las operaciones de reunificación, las empresas intermediarias aseguran que solo cobran comisión si al cliente le interesa la hipoteca que le encuentran, y si se hace la operación. Y aclaran que, tras su intermediación, el cliente contrata el préstamo con una entidad financiera convencional, no con ellos.

No sale gratis

Los intermediarios financieros ofrecen la posibilidad de cancelar los préstamos vigentes y contratar uno nuevo en otra entidad seleccionada por ellos. Esta operación conllevaría, por un lado, los gastos de cancelación de los préstamos iniciales, los de contratación del nuevo y la comisión de intermediación.

Además, si los gastos de tasación del inmueble fuesen necesarios, correrían por cuenta del cliente. En definitiva, se pasará de pagar 1.000 euros mensuales a 600 o 700, una cuota bastante más asequible para las familias. Para ello, estas empresas ofrecen un nuevo crédito con garantía hipotecaria. Y, en parte, ahí es donde radica el inconveniente de utilizar esta vía. Los gastos que genera la cancelación de la hipoteca antigua más los gastos de apertura de una nueva (aunque mejoren los tipos de interés) pueden hacer perder hasta 5.000 euros, según las cantidades de las que se trate. Hay que recordar que es preciso hacer frente a las comisiones de cancelación, de apertura, gastos notariales, registro, tasaciones y gestoría.

Si a la comisión de los intermediarios se suman los gastos de cancelación y apertura de hipoteca nueva, la cantidad que se pierde alcanza 12.000 euros

A los gastos expuestos hay que sumar la comisión que cobran estas empresas solo por intermediar con el banco o entidad financiera. Esta comisión, de la que no informan en su publicidad, supera a veces el 7% del importe de la operación,aunque depende de las compañías. Si se hacen cuentas y se suma la comisión de los intermediarios más los gastos de cancelación y apertura de hipoteca nueva, se comprueba que la cantidad que se pierde puede alcanzar 12.000 euros.

Precaución

La popularidad de estos servicios ha hecho que desde la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE) se recomiende a los usuarios que antes de acometer esta operación se fijen detenidamente en todos los detalles y no únicamente en el tipo de interés que tendrán que pagar. Ante la proliferación de anuncios publicitarios sobre esta práctica, recomienda que al analizar esta operación no miren “sólo la diferencia de tipos de interés entre los préstamos antiguos y el nuevo, sino también el plazo durante el cual se pagará y los gastos totales de la operación”, como advierte Fernando Herrero. Recuerda que estas operaciones tienen costes de tramitación y formalización: los créditos que se cancelan, en general, aplican comisiones o penalizaciones por pago anticipado. Las modificaciones en las hipotecas acarrean gastos de notario, registro e impuestos, y la apertura de una nueva conlleva otras comisiones y desembolsos.

Además, si se acude a una empresa no bancaria, el servicio de intermediación tendrá un coste que, a menudo, deberá hacer frente el cliente. Ante todos los gastos que puede implicar la operación, Fernando Herrero insiste en que “es conveniente solicitar información detallada de los costes que conllevaría la operación solicitada”. Como asegura el vicepresidente de ADICAE, “la reunificación de deudas no es solución al sobreendeudamiento familiar, solo consigue aliviar las cuotas a pagar mensualmente, durante más años”.

Es importante recordar que las empresas de reunificación de deudas no son bancos ni financieras y, por tanto, no están sujetas al control del Banco de España. De ahí que la Dirección de Consumo y Seguridad Industrial del Gobierno vasco considere imprescindible que el Banco de España controle a estas empresas intermediarias, que canalizan casi el 30% de las hipotecas suscritas en el Estado, con el fin de garantizar el derecho de los consumidores. Es necesaria una regulación de la actividad de estas promotoras para que quienes contraten un crédito a través de ellas tengan la seguridad de que se les ofrece la opción más ventajosa para sus intereses.

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