A falta de poco más de un mes para que concluya el año, conviene revisar las inversiones y llevar a cabo las operaciones necesarias para pagar menos en la próxima Declaración de la Renta. Los planes de pensiones son uno de los principales productos financieros que permite a los contribuyentes rebajar su factura fiscal. Desde que se crearon en 1998, se han abierto más de 7 millones de cuentas de partícipes de planes de pensiones. Su patrimonio alcanza ya los 45.000 millones de euros. Es en esta época, en la recta final del año, cuando las entidades financieras se vuelcan en campañas para captar nuevos clientes. Para ello, no dudan en ofrecer atractivos regalos que, al final, pueden salir muy caros al partícipe si no elige el producto adecuado. Si tiene previsto abrir en los próximos días un plan de pensiones, conviene tener en cuenta una serie de consejos y advertencias antes de tomar una decisión.
¿Cómo funciona?
Invertir en un plan de pensiones va ganando año tras año adeptos en España. Su esencia, ahorrar de cara a la jubilación, y sus incentivos fiscales han convertido a estos productos en uno de los mejores instrumentos privados de previsión. Destinar una parte del ahorro a un plan de pensiones es una necesidad ineludible para quien quiera asegurarse una jubilación sin estrecheces. Ni siquiera las últimas propuestas del Gobierno de limitar las jubilaciones anticipadas y alargar la vida laboral, restan atractivo a este producto. Según María Ángeles Garralda, directora de Vida y Pensiones de Aviva, el plan de pensiones “es uno de los mejores instrumentos para complementar la pensión pública”.
En la actualidad, existen en España más de siete millones de clientes de planes de pensiones.
En la actualidad, existen en España más de siete millones de clientes de planes de pensiones
Hoy en día, las entidades financieras (bancos, cajas de ahorros y aseguradoras) comercializan más de 900 planes de pensiones distintos. Estos productos permiten ir acumulando un capital que podrá rescatarse- obtenerse- cuando su titular se jubile o en situaciones especiales como paro de larga duración, invalidez o fallecimiento (en este último caso, el ahorro acumulado lo heredarían los beneficiarios del plan). Por lo tanto, se trata de un producto que se suele contratar con vistas a largo plazo, en el que los partícipes realizarán aportaciones al plan durante muchos tiempo, por lo general más de diez años. Durante todo el periodo en el que se mantenga abierto el plan de pensiones, el producto irá variando su capital, en función del comportamiento que tengan los activos en los que invierte. El plan puede invertir en renta variable (en Bolsa), en renta fija o en ambos tipos de activos. “Las múltiples posibilidades que ofrece el mercado hacen aconsejable ir variando las inversiones en planes de pensiones, en función del tiempo que le quede al partícipe hasta su jubilación. Lo lógico es ir desde posiciones más agresivas hacia posiciones más conservadoras, de manera que reduce su perfil de riesgo a medida que se aproxima la fecha de rescate”, afirma Javier de Antonio, director de productos de inversión de ING Direct.
¿Qué ventajas fiscales se pueden obtener? Invertir en un plan de pensiones con la intención de reducir el pago de impuestos es uno de los principales atractivos de este producto financiero. Las aportaciones a los planes de pensiones pueden deducirse de la base imponible del IRPF, pero siempre hasta un determinado límite, que depende tanto de los rendimientos netos del trabajo del contribuyente como de su edad. “Las aportaciones a planes de pensiones producen ahorro fiscal en el ejercicio en el que se realizan. Teniendo en cuenta que el IRPF es un impuesto progresivo, el ahorro fiscal estará en función de dicha base imponible, pudiendo llegar a ser del 45% de las aportaciones”, explica José María Leys Mayán, abogado de Ernst & Young.
Las aportaciones reducen la base imponible del IRPF. Así, puede obtenerse un ahorro fiscal de hasta un 45% y hasta un 44% en Navarra (según la legislación vigente en enero del 2006). Todas las personas de hasta 52 años pueden deducirse hasta 8.000 euros de las aportaciones. En el caso de los mayores de 52 años, la cuantía de las aportaciones que se pueden deducir aumenta en 1.250 euros por cada año que exceda de 52, con un tope a partir de los 65 años de 24.250 euros. Además, los contribuyentes cuyo cónyuge o pareja de hecho obtenga rendimientos inferiores a 8.000 euros anuales, podrán reducir en la base imponible del IRPF las aportaciones realizadas a EPSV de las que sea socio dicho cónyuge o pareja de hecho, con el límite máximo de 2.000 euros en Álava y Guipúzcoa y de 2.404,05 euros en Vizcaya. Por su parte, en Navarra, los partícipes de hasta 52 años pueden deducirse hasta 7.212.15 euros de las aportaciones. El límite máximo deducible se sitúa en 15.025,30 euros, para los mayores de 65 años.
A partir de 2007, la nueva reforma fiscal cambia algunas de las actuales peculiaridades tributarias de estos productos. Por ejemplo, la reforma prevé aumentar las aportaciones anuales máximas deducibles hasta los 10.000 euros para los particulares menores de 50 años. A partir de esta edad, el tope máximo será de 12.500 euros anuales. En cualquier caso, las aportaciones máximas no podrán superar el 30% de las rentas activas del contribuyentes, es decir, las derivadas del trabajo o actividades empresariales. Este porcentaje se eleva hasta el 50% para los mayores de 50 años.
En cuanto al cobro, la próxima ley del IRPF eliminará la reducción del 40% si se cobra el plan en forma de capital, es decir, todo de una vez.
¿En qué plan interesa invertir?
Aunque la fiscalidad es uno de los principales incentivos que pueden motivar la contratación de un plan de pensiones, para elegir el producto que más conviene, el partícipe debe analizar cuidadosamente el perfil de inversión y su aversión al riesgo. En la actualidad, hay más de 800 productos diferentes en el mercado. Antes de elegir es recomendable fijarse en su política de inversión. Como norma general, Javier de Antonio, de ING Direct, propone invertir un porcentaje en renta fija igual a la edad del partícipe y el porcentaje restante (hasta sumar 100) en renta variable. Según esta formula, una persona de 45 años podría dedicar el 45% de su inversión a renta fija y el 55% a renta variable (100-45=55). “Evidentemente, existen otros factores particulares que pueden hacer variar esta distribución de la inversión, como pueden ser la capacidad de ahorro, el mayor o menor nivel de riesgo que se desee asumir…”, asegura. Según la fórmula propuesta, a medida que el partícipe va haciéndose mayor debe ir reduciendo su presencia en renta variable. En España, por lo general, el perfil de los ahorradores es conservador: más de un 40% tiene contratados planes de renta fija mixta, que invierten como máximo el 30% en bolsa y el 70%, en renta fija. La segunda modalidad más elegida es la de renta variable, que supone un 14,8% de los partícipes del sistema individual.
Lo ideal es ir ajustando la estrategia de inversión al horizonte temporal que separa al partícipe de la jubilación. La renta variable es atractiva cuando queda mucho tiempo para jubilarse,
La renta variable es atractiva cuando queda mucho tiempo para jubilarse
Entre 50 y 55 años, hay que mostrarse algo más prudente en las decisiones de inversión. Es buen momento de variar la estrategia y pasar a invertir a partes iguales en renta variable y renta fija (50%-50%). Luis Peña, consejero delegado de la gestora Fonditel afirma que entre 55 y 60 años, el partícipe debe hacerse más defensivo, ya que entra en las puertas de la edad de jubilación. “A partir de los 55 años es aconsejable reducir el porcentaje de bolsa y fijarse, por ejemplo, en los fondos de dinero, el producto conservador por excelencia. Invertir un 35% en renta variable, un 40% en renta fija y un 25% en activos monetarios sería una buena distribución para las carteras de este perfil de edad”, asegura.
Por último, cuando se superan los 60 años se entra en la edad en la que una persona ya se puede jubilar. Es en este momento cuando hay que hacerse definitivamente conservador y dejar para otros productos, y no para los fondos de pensiones, las alegrías y los experimentos. La renta fija debe dominar en las carteras en estos momentos.
¿Cuánto dinero se puede ahorrar?
Algunas entidades se están esforzando en educar al partícipe y concierciarle de que, cuanto antes comience a invertir en este producto, mejor. Rocío Torres, jefa de producto de Citibank, señala que una de sus mayores inquietudes es ir rebajando la edad de apertura de un plan de pensiones. ?Queremos educar a los ahorradores, inculcarles la idea de que cuanto antes se comience a invertir en un plan de pensiones mejor?, comenta. En la actualidad, la mayor parte de sus clientes tienen entre 35 y 40 años. “Queremos hacer que la edad de entrada se rebaje hasta los 30 años”, añade. El ahorro acumulado hasta la jubilación será mayor, y también las posibilidades de extraer mayores rentabilidades, adaptándose a la coyuntura del mercado.
La diferencia entre lo que se puede ahorrar con un plan de pensiones también viene determinada, por un lado, por la edad a la que se comience a invertir. Y, por otra parte, por la política de inversión del producto en el que se mantenga el ahorro en cada momento. Una persona que empiece a los 25 años a hacer aportaciones de 120 euros al mes a un plan que le ofrezca una rentabilidad del 3,21% habrá acumulado un ahorro de 179.405,90 euros cuando se jubile, a los 65 años.
Una persona que empiece a los 25 años a hacer aportaciones de 120 euros al mes a un plan que le ofrezca una rentabilidad del 3,21% habrá acumulado un ahorro de 179.405,90 euros cuando se jubile, a los 65 años
¿Qué comisiones hay que soportar?
Las comisiones tienen un impacto muy importante sobre la rentabilidad final de un plan de pensiones, por lo que conviene analizar su cuantía antes de elegir producto. Una diferencia de sólo un 1% en las comisiones del plan puede añadir o restar varios miles de euros a la pensión del cliente a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si el partícipe ahorra en su plan durante 30 años esta diferencia puede superar los 138.000 euros, según un informe realizado por Analistas Financieros Internacionales.
En esta época del año, ofrecer un regalo o una bonificación figuran entre las estrategias comerciales más utilizadas por las gestoras de fondos de pensiones para atraer partícipes. A simple vista, los obsequios son atractivos (televisores planos, DVD´s portátiles, equipos de música…), pero el ahorrador no debe dejarse seducir sin más por ellos. En ocasiones, el regalo acaba pagándose con creces con las comisiones asociadas a los planes que la entidad obliga a pagar. De hecho, según un informe de analistas financieros internacionales para ING Direct, más de la mitad de los partícipes de planes de pensiones soportan comisiones máximas. En el mercado, las comisiones totales de los planes oscilan entre el 0,80 y el 2,5%.
Javier de Antonio, director general de productos de inversión de ING Direct, “las comisiones son un factor clave a la hora de elegir un plan de pensiones. A pesar de ello, los españoles aún no estamos concienciados de que un plan con altas comisiones supone menos dinero para nuestra jubilación”.
Por lo tanto, además de elegir el plan adecuado a su perfil y de hacer los cálculos fiscales correspondientes es muy recomendable analizar las comisiones que aplica el plan. La oferta es muy amplia así que, entre dos planes que realizan inversiones similares, es recomendable elegir el que menos gastos asociados tenga.