Rumores sobre la Bolsa

Los analistas alertan sobre los rumores interesados que propagan personas o empresas que quieren 'calentar' un determinado valor
Por José Ignacio Recio 23 de julio de 2007

Siempre que los mercados esperan un acontecimiento como muy probable, aunque incierto en el tiempo -la venta de una gran empresa, la creación de una OPA, el cambio de titularidad de una multinacional- los pequeños ahorradores suelen operar ‘con el pie cambiado’, es decir, compran con la noticia cuando la cotización ya está por la nubes, sin rentabilizar su inversión, hasta el punto de que se arriesgan a perder parte de la inversión realizada. Un hecho que se resume con una frase: comprar con el rumor, vender con la noticia. Una práctica tan común como peligrosa, sobre todo para los pequeños accionistas. Los expertos advierten de que la aparición de estos rumores es normal en un mercado bursátil tan pequeño como el español, en el que determinados actores que forman parte de él pretenden ‘calentar’ un valor en un momento determinado. También se da el caso de que son los propios inversionistas quienes tratan de impulsar estos valores a través de los muchos foros de Bolsa que se publican en Internet. Desde la Asociación Española de Accionistas Minoritarios en Empresas Cotizadas en Bolsa (AEMEC) proponen un control de la información y de los rumores mediante la creación de plataformas de accionistas que defiendan e informen a sus titulares, puesto que consideran inviable hacerlo de manera individual.

A través de la Red no sólo se puede invertir y mover el dinero cómodamente desde casa, sino que ahora también las especulaciones bursátiles, antes reservadas para grandes inversores, están prácticamente al alcance de todos. «Con sólo presionar algunas teclas para acceder a ciertos lugares de especulación bursátil, se pueden revisar esos ‘rumores’ y tomarlos en cuenta o no en el momento de invertir», afirma Roberto Moro, analista en Bolsa. El experto considera que en estos casos el perjudicado siempre es el pequeño y mediano inversor porque es el que se queda fuera del proceso. «Cuando se entera del rumor ya es demasiado tarde para que el titular de las acciones se posicione sobre qué hacer con un valor. Son las personas o entidades que mueven grandes cantidades de dinero las que se benefician de esta estrategia, ya que a través de una simple llamada pueden confirmar su veracidad, como ocurre con determinados ‘hedge-funds’ o fondos de capital riesgo», explica. Un ejemplo de esta estrategia es lo que ocurrió con Telepizza: determinados foros llevaban tiempo ‘calentando’ el valor sobre una posible OPA, de manera que momentos antes de llevarse a cabo estas acciones registraron un espectacular aumento en su volumen. «Esto significa que las empresas o personas que estaban interesados en la operación (los hermanos Ballvé, a través de la sociedad Carval) habían tomado posiciones, mientras que el pequeño inversor se había quedado fuera y solamente los que dieron crédito al rumor se pudieron aprovechar de la operación».

«En muchos casos los rumores pueden estar influidos por actores interesados que publican información valiosa de una empresa para hacerla subir o bajar en la Bolsa»

Por su parte, la opinión de los accionistas minoritarios, representada por José Bolás, presidente de Asociación Española de Accionistas Minoritarios en Empresas Cotizadas en Bolsa (AEMEC), es que la mayoría de los rumores que circulan son interesados y responden a determinados intereses y que en ningún caso benefician al pequeño ahorrador. Hay algunas empresas que llevan años bajos los rumores de una posible compra que sólo sirve para que los grandes brookers deshagan sus posiciones en los cambios bruscos en la cotización del valor, mientras que el accionista minoritario puede quedar atrapado en precios superiores al que cotiza la acción. Sobre todo hay que tener mucho cuidado con estos rumores en valores de pequeña capitalización porque responden a intereses poco claros. A su entender una posible solución a este problema pasaría por «crear plataformas de accionistas que defiendan e informen a sus titulares, ya que en solitario no hay nada que hacer».

A través de la Red estos rumores se difunden en foros con una rapidez similar o mayor a la que se pueden comprar o vender valores on-line. Por eso, los rumores bursátiles pueden tener aún mayor efecto, especialmente los relacionados con los futuros beneficios por acción de una compañía, una ratio muy importante en la cotización de una empresa. Algunos sitios web, como Megabolsa.com por ejemplo, se han especializado en recoger este tipo de rumores sobre empresas, incluyendo sus operaciones y futuros beneficios que, por su naturaleza, no suelen ser publicados por medios de comunicación, ya que no pueden comprobarse. Otro de los ejemplos es Bolsamania.com, donde el usuario también puede dejar su ‘previsión’ sobre algún dato fundamental de una empresa, como los beneficios que va a presentar en breve o si va a realizar alguna operación corporativa. Esta clase de servicios tienen una parte gratuita, aunque otros como el denominado ‘Premium’ son de pago y requieren suscripción.

A través de los foros por Internet se difunden rumores que pueden inducir al pequeño inversionista a que su elección no sea la más acertada

«En muchos casos los rumores pueden estar influidos por actores interesados que publican información valiosa de una empresa para hacerla subir o bajar en la Bolsa, especialmente de pequeños y medianos valores», advierte Roberto Moro. No en vano la creación de expectativas buenas o malas sobre una empresa siempre ha movido las cotizaciones bursátiles a corto plazo, aunque algunas no procedan de datos comprobados, sino de rumores de internautas que publican una información como probable o emiten su opinión sobre valores en estas páginas web.

Movimientos corporativos

«La subida o caída de precio de forma desproporcionada y el brusco aumento de la contratación de un valor suelen ser indicios de que alguien tiene información privilegiada y que, además, se está aprovechando de ella para enriquecerse», admite José Bolás, presidente de AEMEC. Ahora bien, considera que debe diferenciarse de lo que es un movimiento corporativo (una OPA, por ejemplo), que en este caso sí la considera beneficiosa para el pequeño ahorrador, ya que supone una revalorización de la inversión, aunque para ello haya que comprar las acciones antes, nunca en el mismo momento de la operación bursátil, porque probablemente se desaproveche el recorrido alcista que pueda tener el valor. Bolás entiende que estas operaciones son buenas para el accionista minoritario siempre que haya transparencia, ya que en ocasiones se mantiene un acuerdo subyacente entre las partes, teniendo pactado el precio.

«No hay que confundir información privilegiada con la agilidad del mercado, ya que en momentos de OPA el dinero es muy sensible a estos movimientos»

Por su parte, desde Atlas Capital expresan que no hay que confundir información privilegiada con la agilidad del mercado, ya que en momentos de OPA el dinero es muy sensible a estos movimientos, y suele haber volúmenes de contratación muy abultados que hacen que los agentes que operan en la bolsa tomen posiciones rápidamente, sin que existan casos de información privilegiada. Simplemente toman posiciones en los valores objeto de estas operaciones con posibilidad de revalorizarse. En este caso, el pequeño inversor no debe temer nada negativo siempre que esté asesorado en la gestión de su cartera por profesionales que le puedan ofrecer productos muy seguros y rentables, aunque nunca debe hacerlo por su cuenta, ya que puede poner en riesgo su capital simplemente por no ‘entrar’ en el momento oportuno.

¿Cómo deben actuar los pequeños accionistas ante los rumores?
  • Hacer caso omiso a los rumores, en especial cuando proceden de fuentes poco contrastadas o acreditadas.
  • Ponerse en manos de un experto que esté al tanto de los movimientos corporativos. Es la persona adecuada para que nos aconseje, ni familiares ni amigos, sino expertos en la materia. Si no conoce a nadie, puede acudir a las entidades financieras, ya que todas cuentan con un servicio de asesoría de inversiones.
  • Es importante seguir las informaciones que se publican sobre un determinado valor, pero no se puede actuar de acuerdo todo lo que se publica en los foros en Internet. En ocasiones, estas intervenciones pueden deberse a otros intereses y no a beneficiar al pequeño inversor.
  • Operar en el mercado (comprar o vender), en dependencia del plazo que el inversor haya elegido, no es lo mismo que operar a corto que a largo plazo, por eso los pequeños inversores, principalmente, deben estudiar muy bien cada paso.

Disponer de información privilegiada

El mercado de valores se está adelantando durante las últimas sesiones al anuncio de algunas OPAS u otro tipo de operaciones empresariales. Valores como Bankinter, Endesa, Fadesa, Gas Natural, Metrovacesa, Repsol o Sacyr-Vallerhermoso han registrado durante los últimos ejercicios revalorizaciones de hasta dos dígitos en los días previos, lo que potencia la opinión de que hay inversores que disponen de información privilegiada. Un reciente estudio de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) admite que existe anticipación en algunas de estas operaciones, y que se concentran en las dos sesiones previas al anuncio. Las asociaciones de accionistas reconocen por su parte que “las irregularidades, aunque son fáciles de detectar, también son difíciles de perseguir y casi imposibles de probar”.

En muchos de los casos, la subida de la cotización y la contratación de grandes volúmenes de acciones han precedido con frecuencia al anuncio o presentación de ofertas públicas de adquisición. “Una de las armas que tienen los supervisores para combatirla, además de la posterior sanción en el difícil caso de que se pueda demostrar, es suspender la cotización al primer indicio hasta que esa información pueda ser difundida y llegue a todos los rincones del mercado”, afirman los analistas consultados. Para evitar posibles ‘adulteraciones de la información’ que puedan alterar el precio de los valores, la CNMV estudia un nuevo método de control que ponga fin a la información privilegiada, un sistema basado en reducir de dos a un solo día la detección de comportamientos anormales de un valor en los momentos previos al anuncio de los movimientos corporativos.

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