La mayoría de los españoles (94 %) tienen una cuenta corriente, según recoge el Banco Mundial en su base de datos sobre la inclusión financiera en el mundo. Esto quiere decir que hay millones de cuentas en nuestro país. Pero, aunque están pensadas para lo mismo (realizar pagos y custodiar el dinero del cliente), no todas las cuentas cuestan lo mismo: mientras que muchos españoles no pagan nada por su cuenta corriente, otros se dejan cada año decenas de euros por su mantenimiento. Desde el 31 de octubre saber cuánto abonamos cada año por nuestra cuenta corriente es mucho más fácil y, por lo tanto, cómo ahorrar con ella. En las siguientes líneas lo contamos.
La normativa da libertad a los bancos para aplicar comisiones
Partimos de la base de que una cuenta corriente cuesta lo que el banco quiera cobrar por ella. La regulación actual da carta blanca a las entidades para que apliquen las comisiones que consideren oportunas, siempre que se cobren por servicios prestados (no pueden hacerlo por servicios que no se hayan solicitado o aceptado). El Banco de España aclara que «las tarifas o precios de las comisiones bancarias son libres» y que el regulador «no autoriza ni consiente, no puede denegar ni limitar el importe de las comisiones».
Esta normativa tan laxa solo fija topes en casos muy concretos, como en la comisión por amortización anticipada de los créditos al consumo o de las hipotecas. Por tanto, provoca que mientras algunos bancos ofrecen cuentas corrientes por completo gratuitas, otros cobren 18 euros al mes por el mantenimiento o 36 euros anuales por una tarjeta de débito.
Saber cuánto pagamos es ahora más fácil
Desde el pasado 31 de octubre de 2018 saber cuánto pagamos cada año por nuestra cuenta corriente es mucho más fácil. Ya no hará falta revisar el extracto a conciencia y hacer uso de la calculadora para saber cuánto se ha llevado la entidad cada año. Ahora, los bancos están obligados a facilitar a los clientes un documento llamado Estado de Comisiones, gracias a una nueva directiva europea. Será un documento anual y gratuito con las comisiones que ha abonado el cliente.
¿Cuánto podrías ahorrar al año?
Pongamos como ejemplo un usuario medio que abre una cuenta corriente en una entidad tipo, cuyos precios son la media de las tarifas de los tres principales bancos de España. Además de la cuenta, también contrata una tarjeta de débito y otra de crédito. Ahora supongamos que cada mes realiza 12 movimientos: cuatro son retiradas de efectivo en cajeros; otros cuatro, compras con tarjeta; dos suponen pagos de recibos; y otros dos, transferencias de unos 50 euros cada una.
Es probable que muchas personas realicen con frecuencia una operativa similar y que su factura anual se reduzca a cero, pero nuestro consumidor imaginario no corre la misma suerte. Empecemos con los cálculos. Mantenimiento de la cuenta: 108 euros al año. Administración: 61 céntimos por apunte, es decir, 7,32 euros al mes (87,8 euros al año). Transferencias: 7,16 euros al mes o, lo que es lo mismo, 85,92 euros al año. Tarjeta de débito: 30,6 euros al año. Tarjeta de crédito: 44 euros anuales. Total: 357,22 euros al año.
La mayoría de las entidades aplican tarifas especiales en sus cuentas más populares y estas cambian en función de la vinculación del cliente y de su capacidad de negociación. Además, algunas cobran tarifas planas, por lo que en una sola comisión engloban el precio de los principales servicios.
¿Cómo dejar de pagar comisiones?
Reducir la factura a cero euros, si hacemos una operativa «normal», no debería ser difícil. Si queremos seguir siendo clientes del mismo banco, el primer paso sería negociar con la entidad la exención de comisiones (tendremos mayor capacidad de negociación cuanto más vinculados estemos) o solicitar el cambio a una cuenta gratuita.
La mayoría de las entidades tienen cuentas sin comisiones, al menos para los clientes con nómina. Por lo que si ese es nuestro caso, no debería resultarnos complicado dar de baja la cuenta anterior y solicitar la apertura de una nueva.
Pero si preferimos cambiar de banco, entonces el abanico de posibilidades es aún mayor. La mayoría de las entidades ofrecen cuentas que incluyen tarjetas y transferencias gratis. Pero quienes no tengan nómina o que no quieran depender de ella para no pagar comisiones también tienen opciones a su alcance. La banca online ha sido la principal promotora de este tipo de cuentas, gratuitas y abiertas a todo el mundo.
Son cuentas sin comisiones y sin vinculación que permiten domiciliar haberes y recibos, realizar transferencias gratis y vincular tarjetas sin cuotas anuales. Lo básico para gestionar las finanzas personales del día a día sin pagar ni un euro.
La tecnología al servicio de las finanzas
Durante los últimos años ha nacido un nuevo tipo de banca, que lleva la tecnología en su ADN: la banca fintech, que ya cuenta con miles de clientes en España, ha seguido la estela de la que funciona por Internet, pero adaptándose a los tiempo actuales.
Los nuevos challenger banks (entidades fintech con licencia bancaria) y los neobancos (aún no la tienen) que han nacido en Europa no solo brindan cuentas corrientes y tarjetas (sobre todo de prepago o de débito) sin cuotas, sino que, además, incorporan servicios extra muy útiles en un mundo cada vez más globalizado:
- Retiradas en euros en cientos de cajeros gratis, independientemente de quién sea el propietario y del lugar donde se encuentren.
- Pagos con tarjeta en otras divisas sin coste.
- Transferencias internacionales con el tipo de cambio real y con comisiones mucho más bajas que en la banca tradicional.
- Gestores de gastos para etiquetar todos los movimientos y tener un mayor control sobre las finanzas personales.
- Operaciones con criptomonedas.
Este tipo de entidades son totalmente virtuales, sobre todo móviles, y ofrecen distintos tipos de planes en función de las necesidades de los clientes, desde gratuitos hasta otros con un coste de unos 10 o 15 euros mensuales que brindan ventajas extra como seguros, tarjetas metálicas, etc.