La capacitación, la dedicación al trabajo, así como la experiencia y la creatividad del personal son algunos de los activos más importantes para las empresas. Como respuesta a estos valores aportados por los trabajadores algunas compañías, además del salario fijo, ofrecen a sus trabajadores, normalmente a los altos directivos, retribuciones en especie como puede ser el coche de empresa u otros incentivos.
Un instrumento que suelen utilizar las empresas que cotizan en bolsa para motivar a sus trabajadores son las denominadas stock options, que pueden definirse como opciones de compra de acciones. Esta modalidad proviene de EE.UU. y consiste en posibilitar la incorporación como accionista pero con unas condiciones especiales a los directores, gerentes o empleados con el objetivo fundamental de que el beneficiario permanezca en la compañía un largo plazo y a su vez agregue valor a la empresa.
Se trata de una estrategia que utilizan principalmente las grandes multinacionales, aunque también ofrece importantes ventajas para las PYMES que tienen ambiciones de crecimiento. Aunque este sistema estaba pensado inicialmente sólo para los directivos se está ampliando a todos los empleados, ya que se logra aumentar su compromiso con la compañía.
La empresa cuando lanza un plan de stock options lo suele hacer basándose en una emisión de nuevas acciones a través de un aumento de capital que realiza la compañía. El plan consiste básicamente en ofrecer a los empleados un número limitado de acciones a un precio fijo, el cual permanecerá constante durante un periodo de tiempo que suele ir de 3 a 5 años. Una vez finalizado este tiempo el titular tiene derecho a comprar el número de acciones que concretó en su día al precio fijado de antemano.
Así, dependiendo de cómo evolucione el valor de las acciones de la empresa en la bolsa durante el tiempo establecido el trabajador optará por ejercer o no su derecho de compra. Esto es, si al cabo de los 3 o 5 años ha subido el valor en bolsa de esas acciones, es decir, el precio en este momento es superior al que se fijo inicialmente, el empleado adquirirá las acciones al precio inicial y posteriormente las venderá en el mercado por un importe superior obteniendo de esta forma un beneficio.
Por el contrario, si el valor de la acción después del tiempo marcado es inferior al valor fijo concertado anteriormente, el empleado no ejercerá su derecho a compra, ya que en este caso perdería dinero. Por tanto, las únicas ventajas para el trabajador son poder obtener una plusvalía al cabo de unos años si el precio de la acción ha aumentado, que en el caso de los directivos puede llegar a ser una cantidad bastante elevada, y que estos instrumentos gozan de una buena fiscalidad.
Sin embargo, para las empresas las stock options ofrecen más ventajas, ya que mediante este sistema pueden mejorar las condiciones retributivas del personal sin mermar la liquidez de la compañía puesto que no le supone ningún desembolso económico. Estas ofertas son en parte un salario y en parte una inversión realizada por el empleado. De hecho, estos planes se empezaron a utilizar con mayor frecuencia con la aparición de Internet debido a que se creaban empresas en la Red que no disponían de un gran presupuesto para sueldos y tenían que ofrecer forzosamente otro tipo de complementos salariales.
A parte de esta principal ventaja, la empresa gracias a esta estrategia fomenta la productividad y una gestión eficiente: cuanto mejor sean estas mayor será el valor de las acciones. Igualmente evita la toma de decisiones por parte de los directivos basadas en expectativas a corto plazo y garantiza la coincidencia de intereses entre gestores y accionistas.
No obstante, también existen opiniones contrarias a este sistema. En este sentido se critica que este método es asimétrico y que colabora a aumentar las desigualdades salariales, puesto que normalmente los empleados sólo pueden adquirir cientos de stock options mientras que los directivos adquieren cientos de miles.