Los trabajadores autónomos son uno de los segmentos de la población que más utiliza la tarjeta de crédito. Es habitual que un trabajador autónomo la emplee para realizar sus pagos en lugar de llevar el dinero en metálico; con frecuencia, además, realiza desembolsos de elevadas sumas de dinero; otras veces debe realizar pagos antes de recibir un ingreso… Para estos profesionales gastar a crédito es una gran ventaja, y su tarjeta ideal es la que siempre dispone del máximo fondo posible. El mercado, consciente de las necesidades de adelantar el pago de muchos pedidos y otros gastos por parte de los trabajadores por cuenta propia, ha incluido entre sus múltiples productos financieros las tarjetas diseñadas en exclusiva para los autónomos. Se caracterizan sobre todo porque no tienen establecido un límite de gasto y por los seguros gratuitos de accidente incluidos. No obstante, antes de solicitar una de estas tarjetas es importante conocer cuál se adecúa a cada situación particular, y conocer sus condiciones, ventajas e inconvenientes.
Para un banco, un cliente que utiliza mucho la tarjeta de crédito es un buen cliente porque siempre proporcionará beneficios a la entidad con la que haya contratado la tarjeta. Por regla general, si se utiliza mucho, se tiene un volumen de gasto muy elevado pero compensado por un nivel de ingresos similar o superior a éste. Los trabajadores autónomos responden a este perfil y, efectivamente, son un sector que «tira de tarjeta» con facilidad. Por ello, como «buenos» clientes, bancos y cajas lanzan productos específicos destinados a resolver sus particulares necesidades.
En el mercado hay una amplia y variada oferta de tarjetas de crédito para autónomos, entre las que destaca la American Express Business, destinada a pymes y profesionales particulares. El contrato no tiene un límite de gasto preestablecido, no se pagan cuotas el primer año ni intereses dentro de los plazos que prevé la tarjeta. Además, para contratarla no es necesario cambiar de banco y regala 1.000 puntos gratis Spanair para realizar vuelos, con un seguro contra el overbooking, que puede resultar de gran utilidad para quienes, por cuestiones laborales, no pueden permitirse quedarse en tierra.
Para contratarlas no hace falta cambiar de banco y suelen incluir regalos adicionales
La Visa MBNA también está destinada a personas con gran capacidad de gasto, y por supuesto de ingresos. Tampoco se pagan cuotas, y los gastos se pagan cada 56 días, ventajas a las que hay que añadir las favorables condiciones de protección en caso de robo o uso fraudulento: Si se avisa en un período de 24 horas, el titular no tendrá ninguna responsabilidad en esos gastos. La tarjeta cuenta además con un seguro gratuito de accidentes de viaje de hasta 100.000 euros.
Otra tarjeta interesante para las necesidades de un autónomo es la «Barclayscard Azul». Su límite de crédito se sitúa en 6.000 euros, una cantidad considerable que suele ser suficiente para cubrir todos los gastos hasta el cargo en cuenta y la renovación del crédito de la tarjeta. Permite pagar la cantidad adeudada hasta en 59 días, casi dos meses. A pesar de que puede asustar saber que se va acumulando deuda en la tarjeta de crédito, como un autónomo «sufre» con frecuencia los pagos a dos y tres meses, esta variedad puede resultar muy útil. Si sabe que el gasto actual no tendrá que pagarlo hasta dentro de dos meses, podrá calcular que cuando toque hacer frente al dinero acumulado en la tarjeta de crédito, ya habrá cobrado alguna de las cantidades que le adeudan. La tarjeta volverá a estar liberada, y contará de nuevo con todo el crédito, en cuanto se venza ese período y el banco cobre.
Para mujeres
Más específica aún es la tarjeta para mujeres autónomas, como la AvantCard Woman, de MBNA, cuyo contrato incluye descuentos en peluquerías (3%), en zapaterías (2%), y en droguerías (1%). Los pagos se pueden realizar sin intereses hasta en 56 días, y cuenta con un seguro de accidentes en viajes de hasta 100.000 euros. Al igual que otras tarjetas, no es necesario cambiar de banco para poder utilizarla y permite transferir dinero de la tarjeta a la cuenta corriente.
Algunas tarjetas permiten transferir dinero de la tarjeta a la cuenta y tener efectivo para poder hacer frente a pagos domiciliados
Esta última opción -la transferencia de dinero- es más importante de lo que pueda parecer a primera vista. Cuando se cuenta con una tarjeta de crédito con un límite, puede darse la paradoja de que exista un riesgo de endeudarse en la tarjeta pero no tener dinero «líquido» en la cuenta corriente que permita hacer frente a los pagos que vienen domiciliados, o para contar con algo de «cash». Este tipo de tarjetas permiten pasar a la cuenta corriente el dinero que no se va a necesitar en la tarjeta de crédito. La deuda pasará, de este modo, a la tarjeta. Aunque en realidad se pague lo mismo, resulta una conveniencia financiera que a buen seguro sacará de un apuro a más de un trabajador autónomo.
También existen tarjetas como la AvantCard Familia y Hogar, que ofrece descuentos en tiendas de bricolaje, ferreterías y tiendas de muebles, o la tarjeta Green -de American Express-, sin límite de crédito preestablecido, y cuyo importe dependerá de lo que se negocie con American Express. Esta tarjeta, así como la Gold, incluyen el compromiso de que, en caso de pérdida, la tarjeta se reemplazará sin ningún coste en cualquier lugar del mundo.
Los bancos necesitan clientes que, aunque tengan muchos gastos, cuenten también con muchos ingresos. Para ese tipo de clientes, tanto si se trata de pequeñas y medianas empresas (pymes) como autónomos únicos, existe la póliza de crédito. Las entidades bancarias saben que prestar dinero es un buen negocio, y sólo deben asegurarse de que el cliente acabe pagando lo que debe más los intereses. Muchas empresas y autónomos con problemas económicos ha experimentado que estos se resolverán con el tiempo, en cuanto cobren lo que se les adeuda. Mientras tanto, como deben continuar haciendo gastos, la póliza de crédito funciona como un seguro de pago que les permite contar con dinero suficiente para afrontar esos gastos.
Una de las ventajas de la póliza de crédito es que sólo cobra los intereses sobre el dinero que se haya gastado realmente, no sobre el total del crédito de que se pueda disponer. En concreto, ése total es un límite al que no hay necesidad de llegar, pero al que se podrá llegar si conviene hacerlo, lo que implica una seguridad de poder afrontar los gastos sin problemas. En todo caso, antes de contratar una póliza de crédito, hay que tener en cuenta que conlleva una comisión por apertura, calcular bien los intereses que se van a cobrar por el dinero prestado, y no olvidar que, si se pasa del plazo o de la cantidad que tenemos contratada, la comisiones y los intereses que aplica el banco suelen ser muy altos.