Imagen: Marjon
Para estudiantes, para jubilados, para profesionales, para jóvenes… El mercado bancario nacional tiene una extensa oferta de tarjetas dirigidas a casi toda clase de clientes. Pero la destinada a los pequeños de la casa, la dirigida a los ahorradores de entre 0 y 15 años está «en pañales»; tan sólo un pequeño número de entidades financieras ha visto aún la importancia y negocio de convertirse en la hucha de los niños. De momento, solamente Caja Cantabria, Caja Granada e Ibercaja se han decantado por incluirlas entre su oferta de tarjetas, un producto totalmente gratuito aunque debe ir asociado a otros de la entidad emisora.
Cultura del ahorro
Educar al niño en la administración de su dinero y conseguir que valore el ahorro son los objetivos que, según indican varias cajas de ahorro, han movido a éstas a diseñar tarjetas destinadas específicamente a niños de entre 0 y 15 años. Hacer protagonistas a los niños -como señalan estas entidades- es uno de los métodos pedagógicos más acertados de fomentar desde sus primeros años la cultura del ahorro y familiarizarles con un medio de pago que tiene visos de convertirse en el más usual; de hecho ya se utiliza incluso para abonar las compras más nimias.
Convertir en protagonistas a los niños es un eficaz método pedagógico para fomentar en ellos la cultura del ahorro
El acercamiento del mundo bancario a los más pequeños es la principal aportación y originalidad de este producto financiero, ya que los beneficios materiales que ofrecen las tarjetas para niños hasta 15 años son prácticamente nulos. Como no podía ser de otra forma, son totalmente gratuitas, pero conviene no perder de vista que su creación responde a estrategias comerciales por parte de los bancos y cajas de ahorro, que las comercializan para fidelizar al futuro cliente; de este modo, algunas de estas tarjetas deben estar asociadas a alguna cuenta o tarjeta de la misma entidad. Sea un requisito imprescindible o no, contratarla dependerá de los padres o tutores, en quienes reside la responsabilidad de decidir si este medio de pago puede aportar algún valor a la educación de sus hijos. Puesto que el aspecto educativo y pedagógico es el motor de esta iniciativa, según indican las cajas de ahorro que las comercializan, algunas tarjetas contemplan una cláusula que permite la posibilidad de que los padres o tutores legales de los menores de edad las restrinjan.
Una oferta reducida
La oferta es aún bastante exigua. En estos momentos se limita a unas pocas cajas de ahorro que han tratado de poner su acento para hacer de su tarjeta infantil un producto atractivo que se diferencie del resto:
Caja Cantabria ofrece tarjetas infantiles a su clientes a través de la denominada «Tarjeta 0-15». Totalmente gratuita, está asociada a la «Cuenta 0-15» que también comercializa esta caja de ahorros, y que lógicamente está diseñada para los más pequeños de la casa, «tanto estéticamente como en lo referido a los servicios que ofrece», como aclaran desde la entidad montañesa.
Otra modalidad que se puede escoger es la «Targeta», que es la nueva propuesta que realiza para los más pequeños Caja de Granada. Consiste en la contratación de una tarjeta de débito «Euro 6000 Maestro», también gratuita, disponible para titulares de la «Libreta Doble G», aunque en este caso sus destinatarios son adolescentes de entre 13 y 17 años. Con ella se pueden consultar los movimientos y saldo de la cuenta, ingresar y sacar dinero en cajeros automáticos y realizar compras en diversos comercios. Es especialmente reseñable que la operativa de esta tarjeta puede ser restringida por los padres o representantes legales del menor. Conlleva un seguro de fraude por si la tarjeta sufre un uso indebido por parte de terceras personas, y un seguro de accidente que cubre los viajes en transporte público o las compras que hayan pagado los jóvenes con ella.
Ibercaja ha optado por su parte por desvincularse de la fidelización a otros productos bancarios, para lo cual ha lanzado la «Tarjeta Tu Dinero», que al igual que las anteriores es gratuita y está dirigida principalmente a los clientes más jóvenes que busquen su primera tarjeta. Para su contratación no es necesario que vaya asociada a una cuenta, de forma de que cualquier persona (padres, abuelos, tíos, amigos u otros familiares) con otra tarjeta pueden recargarla, y tan sólo necesitan conocer el número de tarjeta que figura impreso en la misma. También permite establecer una orden permanente de transferencia desde una cuenta de la entidad emisora. Aunque el fundamento de esta tarjeta se basa en que no está asociada a otras cuentas, hay que aclarar que para ser titular de la misma se exige un requisito indispensable: pertenecer al «Club Joven Ibercaja», otra forma de fidelización por parte de la entidad, aunque ser miembro del club supone la obtención de una serie de pequeñas ventajas.
Algunas tarjetas permiten que padres o tutores legales controlen y restrinjan su operativa
En definitiva, la oferta es reducida, y las prestaciones son muy limitadas, por lo que este producto más que un medio de pago es un juego educativo para acercar el mundo económico a los más pequeños de la casa. Una vez llegada la edad límite de 15 años su vigencia caduca, y es necesario contratar otros tipos de tarjeta específicos para la franja de edad comprendida entre los 15 y 25 años aproximadamente. En este caso, sí incluyen una serie de servicios y prestaciones que pueden convertirse en útiles herramientas para los adolescentes: créditos, financiación de estudios, productos de ahorro, etc.