El uso de la tarjeta se ha extendido de tal modo que muchos ciudadanos, de ser posible, la emplearían hasta para pagar el periódico o un café. Los datos corroboran esta aseveración: En España, en 2004 el aumento de pagos realizados con tarjeta sobre el año anterior fue del 17,06%, mientras que en 2005 fue del 14,32%, y en 2006, del 10,70%. No cabe duda de que pagar con tarjeta resulta muy sencillo, y mucho más cómodo. Pero también es cierto que utilizando este modo de pago se suele gastar más (no se controla de manera «visual» el dinero que se va gastando). A ello hay que sumar los gastos que toda tarjeta lleva añadidos en forma de cuotas y comisiones, entre las que destaca el pago de una cuota anual.
La cuota anual, o comisión anual de emisión, es el gasto que supone la solicitud y posterior concesión de la tarjeta de crédito (hay que tener en cuenta que las tarjetas tienen un período de validez limitado, por lo que cuando éste finaliza el banco puede volver a cobrar esta comisión). La entidad debería informar a los usuarios sobre las comisiones que tiene la tarjeta, porque el titular tiene derecho a conocerlas. Algunas entidades ofrecen la posibilidad de negociar las comisiones de emisión y renovación a cambio de contratar ciertos productos con la sucursal, o de domiciliar la nómina. Así, por ejemplo, si se contrata un seguro de vida con un banco, o un producto de inversión, el titular de la tarjeta está en buena posición para negociar las comisiones de la misma, así como las de las nuevas tarjetas que se puedan solicitar.
La cuota anual de emisión se puede negociar con la entidad bancaria a cambio de contratar productos o domiciliar la nómina
La cuota anual se paga independientemente del uso que se dé a la tarjeta. Se trata de un gasto, generalmente fijo, que paga el titular a la entidad emisora, y en muy raras ocasiones es un porcentaje del gasto que se haya realizado. Las tarjetas cobran, además, otras comisiones, por ejemplo cuando se saca dinero de un cajero o se realiza con ellas una transferencia. Por ello es importante rebajar al máximo los gastos en comisiones y, además de negociar su cantidad, procurar contratar tarjetas sin cuota anual, una posibilidad cada vez mayor, ya que son muchas las entidades que deciden no cobrarla, como una parte más de su estrategia comercial.
Tarjetas con cuota gratis
Entre las tarjetas que cuentan con cuota anual gratis se encuentra la Nueva Visa Barclaycard, con 59 días de crédito sin intereses, que exige unos ingresos anuales mínimos de 25.000 euros. Permite además un pago flexible de las compras, desde el 3% de la cantidad adeudada, con un interés del 9,9% a partir de los 500 euros. La Barclaycard Oro, por su parte, ofrece cuota gratuita el primer año, y condiciona la gratuidad a partir del segundo año al gasto de al menos 2.500 euros anuales. De lo contrario, la cuota que se cobra es de 53 euros anuales. Los ingresos mínimos para poder contratarla son de 10.000 euros al año.
La Visa Latino también ofrece una cuota gratuita, pero condicionada a que desde el segundo año se realice un gasto mínimo de 1.800 euros. Si no se llega a esa cantidad, se deberá abonar la cantidad de 25 euros anuales. El límite de crédito es de 6.000 euros, y cuenta con un pago flexible de un mínimo del 3% del importe adeudado. Los ingresos mínimos para solicitarla son 7.500 euros al año. Entre las entidades que también ofrecen tarjetas con cuotas gratuitas se encuentran ING Direct y City Bank, que ofrecen una amplia variedad de tarjetas con cuotas anuales gratuitas. Entre ellas, está la Classic, la Oro, la Classic Plus y la Twin, dentro de una promoción que la entidad sacó adelante durante 2007. En cambio, esta entidad sí cobra cuotas anuales por la AA Oro (80 euros) y la AA Classic (35 euros).
Algunas entidades emiten tarjetas sin cuotas anuales si la tarjeta se contrata a través de Internet, ya que supone una reducción de costes para la entidad
MBNA emite tarjetas sin cuotas anuales si se contratan por Internet, una oferta incluida dentro de las muchas que cada vez más entidades aplican si se contratan productos a través de la red, una forma de actuación que le permite reducir costes. Es el caso de las tarjetas Avant Card Puntos, y Avant Card Familia y Hogar. Para todas las tarjetas MBNA, es necesario contar con unos ingresos brutos de al menos 15.000 euros al año. Mastercard tambien propone la gratuidad de la cuota anual y ofrece la tarjeta España Bandera, que además no cobra intereses en los gastos de 56 días. La misma entidad ofrece España Mediterránea y España Toro, con las mismas condiciones, y con la que también se pueden conseguir descuentos en algunos hoteles.
La clásica American Express ofrece también una tarjeta en la que no se cobra cuota anual durante el primer año, además de tener los primeros 30 días exentos de intereses, sin límite de gastos. American Express ofrece asimismo las tarjetas Spanair y Spanair Gold (ambas sin cuota anual durante el primer año de contrato), que ofrecen puntos de Spanair en proporción al gasto realizado con la tarjeta.
¿Débito o crédito?
La tarjeta de débito es la más utilizada por los españoles en los cajeros o a la hora de realizar compras, pero sus comisiones han subido un 22% en dos años. En 2007, poseer una de esta tarjetas costaba 13,71 euros, mientras que en 2005 se mantenía en 11,21 euros. El Banco de España señaló recientemente en su portal web que los servicios bancarios que más se han encarecido en España son, precisamente, el uso de la tarjeta de débito y las transferencias. La conclusión podría ser que las entidades financieras quieren incentivar la utilización de la tarjeta de crédito, ya que bancos y cajas no han subido los costes por retirar dinero de un cajero con una tarjeta de crédito a lo largo de 2007, tanto de entidades de la misma red como de otras distintas.
A la hora de elegir una de estas tarjetas es importante tener en cuenta una serie de factores, según señala la asociación America´s Credit Unions. En primer lugar, conviene saber si la tarjeta cuenta, además de con cuota anual gratuita, con períodos de gracia. Éstos son unos días añadidos sobre el tiempo estipulado en que todavía no se cobran intereses sobre los gastos, en caso de retrasarse en los pagos. Conviene informarse en el banco, ya que este período de gracia se ha recortado en muchas entidades.
La costumbre de pagar a plazos en lugar de esperar a haber ahorrado lo suficiente para comprar lo que se desea es moneda común, tal y como señala Óscar López, jefe de productos de préstamos de una entidad bancaria. Por ello es una tendencia en auge el aplazamiento de los pagos que se acumulan en las tarjetas de crédito, mediante el uso de las tarjetas ‘revolving’, que permiten el cobro aplazado. Este tipo de tarjeta cobra una cuota fija cada mes y, en la práctica, funcionan como un préstamo, por lo que no hay que perder de vista a cuánto ascienden sus intereses.
Respecto a esta cuestión, según datos del BBVA, el número de tarjetas que piden el aplazamiento en el pago aumentó el 30% en 2007, y la facturación media de cada tarjeta ha alcanzado los 1.600 euros. Aun así, en España se recurre mucho menos al pago aplazado (funcionan así el 0,4% del total de las tarjetas) que en el resto de Europa, donde la media es del 5,6% del total.